La vida no me ha premiado con riquezas. Tampoco las perseguí. El hombre de alma antepone muchas veces su condición de ser a la de tener. Aunque quizás por carecer de ellas, he visto largo el camino en un ágil discurrir.Muchas veces la opulencia y la vida fácil no crean más vivencias que el envilecimiento. ¿De cuántas infamias se compone a veces un éxito o una fortuna...?. Más, no es del ligero la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aún de los sabios el pan, ni de los elocuentes el favor, ni de los prudentes la riqueza, sino que ocasión y tiempo acontece a todo. (Eclesiastès, capítulo 9 versículo 11).
Hago acopio del poeta de Madrid, don Pedro Calderòn de la Barca, de su comedia ``La Vida es un Sueño``: ``Sueña el rico en su riqueza/ que màs cuidado le ofrece/ sueña el pobre que padece/ su miseria y su pobreza/ sueña el que a medrar empieza/ sueña el que afana y pretende/ sueña el que agravia y ofende/ y en el mundo, en conclusiòn/ todos sueñan lo que son/ aunque ninguno lo entiende/ Yo sueño que estoy aquì/ de estas prisiones cargado/ y soñé que en otro estado/ màs lisonjero me vi/ ¿Què es la vida? Un frenesì/ ¿Què es la vida?/ Una ilusiòn/ una sombra/ una ficciòn/ y el mayor bien es pequeño/ que toda la vida es sueño/ y los sueños, sueños son``. Aùn asì, sueño con seguridad para mis hijos, son ellos, los que a su edad, todavìa podrìan ser vìctimas de tantos desaciertos. Ya no espero dinero. Màximo Gòmez dijo, que conocìa una virtud dentro de su estirpe que para èl constituye la mayor de las riquezas: saber ser pobre.
Sueño si, con una vejez digna, en mi campo, soñar que monto en mi caballo o en el burro de ``Chepito``, pisando las hojas secas debajo de los frondosos flamboyanes del camino, pasear por los rieles y montar en la cigüeña, ir a la escuela de ``La Bombita``, con mi cuaderno estrujado, que llenaba de arrugas artificiales la imagen de Trujillo en su portada, pasar por los blanquizales, hacia la escuelita arrinconada en el monte y descubierta al ruido de la campana, cruzar las fincas cañeras de ``Mena`` a los bateyes, pasar por ``La Lista`` y ``Santa Elena``, sentir en mi boca el sabor a caña de Palo Alto y de los trapiches de los Nin que llegaron a ``La Angostura`` y se esfumaron en el tiempo, allende, de ``Guayacán `` y ``Candelòn``, avistando a la negra Sailat, desnuda en un regolòn...
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