domingo, 22 de mayo de 2016

DOBLAN LAS CAMPANAS EN DOMINGO...

Difícilmente llovía ese día, la iglesia Cristo Rey, de la parte alta del pueblo, iba siendo ocupada en la medida en que la resonancia de las campanas llegaba hasta los confines del monte, allá, donde mi maestra Josefita Matos Nin departía con devoción y amor el pan de la enseñanza; los parroquianos de todos los estratos se confundían entre el ritual católico, se persignaban, denotando noblezas de valores intrínsecos, quizás o sin quizás de la ignorancia impuesta por el dogma; y asì doblaban las campanas románticas de la iglesia Santa Cruz de Barahona, adornadas de la idiosincrasia provinciana de damas recatadas, jóvenes morenas y blancas que emulaban a Marìa, con mantillas y paños en la cabeza, ojos que miraban tímidos, encantos femeninos primaverales, y, en su repicar, eran estorbadas las campanas por las improntas obreras, el yeso, la sal, el ayuntamiento, el puerto; era otro el sonido, como el que se sentía ya al discurrir de la noche, en aquella madrugada perseguidora del lunes; la serenata, la romería y la resaca de la murga que escandalizaba y reìa...

jueves, 12 de mayo de 2016

¡EN LA VÌSPERA DEL NACIMIENTO DE MI HIJA SHELLY GÒMEZ, DIOS ME LA BENDIGA SIEMPRE!!!!.

En la víspera nace la musa que inspira la gracia de tu llegada, linda, rosada, y, en la antesala, divisé tu rostro apegado al pecho de tu madre y eras como una estrella enclaustrada escapada de un firmamento lluvioso, caudaloso, cuando tras la señal de la enfermera autorizando mi entrada, tu hermanita Ana Tereza ya entusiasta me halaba: ¡´´ven papi, huye, ya nació la niña, ven´´!, y tu madre, con media sonrisa aturdida por el parto, me miró, y te susurró: ¡llegó tu papi y tu hermanita´´!, mientras ajena, chupando ese néctar maravilloso, comenzaste con tu inocencia a darnos tu linda risa y razón para vivir...

domingo, 8 de mayo de 2016

SOL DE DOMINGO...

Sol candente de domingo, amarillo, resplandeciente, recargado por la lluvia; me recuerda tu mirada, calles en cierne y trillos; tienen tus ojos un brillo y no es el sol de primavera ni la lluvia que no es tormenta, es el trigal de tus trenzas, allá, en el trasiego furtivo; sí, en esas escorrentías, allí te sentí muy mía junto a las aguas, los truenos, y este sol que es como sueño, entre despierta, dormida...