Sueño con mi pueblo azul
Santa Cruz de Barahona,
cuya simiente remonta
con un Duque de sus mares,
recibido en atabales
de lucha y de libertad,
gritando su realidad
desde sus montes y lomas.
Sueño con mi pueblo azul
dormido desde temprano,
centenarios sus bohìos
y sus ajuares de guano.
Mi alma camina en pena
por esas calles en cierne,
siento la ausencia del padre,
los mios,
y aquella novia perenne.
Sus casitas y barbacoas
se resisten a morir,
siento en mi sueño sufrir
las luchas de Guarocuya,
las canoas, las cachùas
y al màrtir de Cayacoa.
Parecen dormir sus sueños
en ya lejanos horcones,
desechan los frios balcones
y aquellos nichos de losas,
Falè Màtos, Apolinar,
Candelario De la Rosa.
Guarocuya el ``Enriquillo``
a marcharse se resiste,
por eso en mi pueblo viste
galerias desvencijadas,
instituciones marcadas
por la inclemencia del tiempo,
iglesia y ayuntamiento
doblan campanas heladas.
Al caminar por tus calles
no quisiera despertar,
en procura de encontrar
la novia que ya no existe,
¡oh pueblo triste...!
¿còmo ahora te moriste
con los cantos de sirena
cuando en noches, luna llena,
ese amor lo compartiste...?
Aquì en la postrimerìa,
recìbeme allà en tu seno,
haz para mi de estos sueños
un modo de libertad,
encuentra mi amor perdido
por toda la eternidad...
Santa Cruz de Barahona,
cuya simiente remonta
con un Duque de sus mares,
recibido en atabales
de lucha y de libertad,
gritando su realidad
desde sus montes y lomas.
Sueño con mi pueblo azul
dormido desde temprano,
centenarios sus bohìos
y sus ajuares de guano.
Mi alma camina en pena
por esas calles en cierne,
siento la ausencia del padre,
los mios,
y aquella novia perenne.
Sus casitas y barbacoas
se resisten a morir,
siento en mi sueño sufrir
las luchas de Guarocuya,
las canoas, las cachùas
y al màrtir de Cayacoa.
Parecen dormir sus sueños
en ya lejanos horcones,
desechan los frios balcones
y aquellos nichos de losas,
Falè Màtos, Apolinar,
Candelario De la Rosa.
Guarocuya el ``Enriquillo``
a marcharse se resiste,
por eso en mi pueblo viste
galerias desvencijadas,
instituciones marcadas
por la inclemencia del tiempo,
iglesia y ayuntamiento
doblan campanas heladas.
Al caminar por tus calles
no quisiera despertar,
en procura de encontrar
la novia que ya no existe,
¡oh pueblo triste...!
¿còmo ahora te moriste
con los cantos de sirena
cuando en noches, luna llena,
ese amor lo compartiste...?
Aquì en la postrimerìa,
recìbeme allà en tu seno,
haz para mi de estos sueños
un modo de libertad,
encuentra mi amor perdido
por toda la eternidad...
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