jueves, 24 de febrero de 2011

LA GUERRA FRIA Y SUS SECUELAS EN REPÙBLICA DOMINICANA.

Para la dècada de 1970 se acrecentò en el paìs los reflujos de la guerra fria. Este concepto de ``Guerra Fria`` tuvo su acepciòn en el sentido que, entre la Uniòn de Repùblicas Socialìstas Sovièticas y los Estados Unidos de Norteamèrica no existìa un encuentro campal, es decir, de campo de batalla, donde soldados de ambos lados se ametrallasen inmisericordemente. Esto es, claro està, despuès de los acontecimientos de la segunda guerra mundial, de caràcter hegemònico imperialista, y la guerra de Viet-Nam con los Estados Unidos, de corte idealìsta. Despuès de ello, los E.E.U.U. optaron por una guerra de acciòn furtiva, con la estrategia de bajar lìneas a sus embajadas en el mundo para que, en contubernio con militares y policìas de nuestros cuarteles, indivìduos sin principios patriòticos, mercuriales y otros tantos epìtetos negativos, romper de golpe y porrazo, y de forma selectiva, con el liderazgo màs importante de Amèrica Latina y su entorno, contando con la eliminaciòn fìsica de luminarias o indivìduos capaces de influenciar con sus ideas. Porque la guerra fria fue ideològica, de un lado, y de predominio imperialista, de otro. Por tal razòn, dieron muerte a los que el pentàgono tenìa contados como los màs inteligentes.  Amìn Abel Hasbùn, por ejemplo, de quien ya se conoce haberse graduado como ingeniero Summa Cun Laude, en la Universidad Autònoma de Santo Domingo.
La proliferaciòn de discotecas oscuras en el paìs, cuyo objetivo no era precisamente hacer el amor y pasar desapercibido, cosa esta que tambièn fue posible, sino màs bien el consumo de drogas menores que, ligadas al alcohol y una mùsica forànea, conseguìan hacer adictos preocupados, màs que en la patria, en porciones de efectivo poder alucinògeno, como respuestas, quizàs, a las imputaciones de ``lavado de cerebro`` que se les atribuìa a los comunistas y sus doctrinas tambièn compulsivas. Esto tiene sentido, si nos damos cuenta, que precisamente los pueblos dominicanos considerados bastiones revolucionarios del paìs, posterior y paulatinamente se fueron transformando en importantes carteles de drogas, como son San Francisco de Macorìs, Barahona, La Romana, Capotillo y Gualey, en Santo Domingo, entre otros.
La guerra fria se acrecentaba. No solo acabàbamos de salir de una revoluciòn que buscaba la restituciòn del gobierno constitucional del profesor Juan Bosch Gaviño, sino tambièn que los remanentes de la dictadura de Trujillo estaban muy frescos y, podrìa decirse, encarnados en el joven gobierno. De la fiebre de libertad y del triunfo de la revoluciòn cubana, no escapàbamos ni siquiera los adolescentes. El Movimiento Popular Dominicano (MPD), fundado en la clandestinidad en 1956, tuvo su màximo explendor a finales de las dècadas de los sesenta y el inicio de los setenta. Las diferencias sustentadas entre esta organizaciòn y el Partido Comunista de la Repùblica Dominicana (PACOREDO), contribuyeron al fortalecimiento de la anarquìa y el desorden nacionales. Eran partidos marxistas-leninìstas que sostuvieron diferencias, aunque no de fondo, sino de forma. Al MPD ingresaron elementos de baja estofa. Su lema de ``Lìnea Dura``, alevosa, armada, no revolucionaria, màs bien agresiva y belicosa, fue el atractivo para muchos ladrones y atracadores disfrazados de comunistas, y, por supuesto, el caldo de cultivo para la eliminaciòn fìsica de muchos mansos entre los cimarrones.
La muerte en Barahona de un hijo del dirigente reformista Berroa Astacio, cuando se divertìa en el cabaret ``Mi Cunita Bar``, antìguo ``Rivadav ia``, era disputada por la clandestinidad ``revolucionaria``. Porque, lean esto: era un buen estatus hacer bajas, sentirse perseguido o hacer creer que le perseguìan, como haber estado preso un tiempo por razones ``polìticas...``. Asimismo, la muerte de Fabio Rosario Fernàndez Matos, alias ``Narciso el Pechù``, en Gualey, Santo Domingo, atribuìda a la ``Banda Colorà``, vino de manos de otroras miembros del MPD que, disgustados, se enrolaron en esa corte paramilitar tan perversa y abominable.
En esos tiempos mi madre salìa desesperada en mi bùsqueda, sin brùjula ni norte, cuando los grupos subversivos hacìan detonar estruendosas bombas en el pueblo, en los tiempos en que un sargento de apellido Sànchez, a quien apodaban ``Ràfaga``, fusilò a cuatro inocentes en ``El Estero``, por las costas de Barahona. Esos grupos subversivos, son los mismos que se metieron en los campos y envenenaron las mentes a los agricultores, labriegos y diligentes padres de familias. Podrìa decirse que fue el principio del fin de un eficiente laboralismo rural que ya hoy no existe. La teoria demagògica de que la tierra es para quienes la trabajan, lo que hizo fue llevar la indisposiciòn y el malestar al hombre del campo. Debemos reconocer tambièn, que la falta de una polìtica concienzuda de los regìmenes clàsicos de la democracia, han desvanecido el interès del campesino hacia la siembra. Desde proveer de caros insumos la producciòn, hasta el descuido en sentido general a la protecciòn del cosechero para que no se pierda su esfuerzo, debido a las caras importaciones y al proselitìsmo constante que no permite que la gente del gobierno mire hacia el campo. Ambos mètodos polìticos, tanto el comunismo como el de la democracia clàsica corrupta, contribuyeron a la primacìa del sujeto ``dominican-york``, transculturizado y soez, la antesala de una delincuencia urbana que cada dìa crece y se perfecciona.
Balaguer, coyunturalmente, aprovechaba las rivalidades existentes entre esos grupos de la izquierda dominicana. Se puede decir que contribuìa a su enfrentamiento y aportaba, por què no, con la fuerza militar para contrarrestar las ansias de poder de grupos dormidos, pero como el leòn, que despertaron enardecidos cuando otros, que no fueron ellos, ajusticiaron, si cabe el tèrmino, al dictador Rafael Trujillo.
Cuando Balaguer habla de ``fuerzas incontrolables``, es mal interpretado e incomprendido. Todavìa hoy la mayorìa no lo comprende. Quizàs le faltò responsabilidad al no arriesgar ``la faja`` del gobierno y señalar pùblicamente, que los que enfrentaban al comunismo, que era el punto a tratar de la agenda mundial de la època, eran los norteamericanos, radicados en su embajada en el paìs, con oficinas en los organismos de ``inteligencia militar``, Mientras Balaguer inauguraba obras de infraestructura y trabajaba afanosamente para restaurar la economìa desbastada por el gobierno del triunvirato y la revoluciòn de abril de 1965, algunos guardias dominicanos, la minorìa podrìa decirse, clases y oficiales, coqueteaban y buscaban rangos con las lìneas que bajaba el pentàgono a travès de su embajada. Porque hay que admitir que Balaguer, a diferencia de Bosch, sì cuestionaba el poder polìtico. Le gustaba estar arriba aunque sea ``reguindao``. Dentro de esa tesitura murieron otros como Gregorio Garcia Castro (Goyito), Orlando Martìnez H., desaparecieron figuras notables como el doctor Guido Gil, Henry Segarra Santos, Màximo Anibal Rosi, entre muchos otros, muertos y desaparecidos que expondremos al final de este escrito, muchos de los cuales no fueron victimas  de la guerra fria ni necesariamente por òrdenes expresas de Balaguer, incluyendo entre las vìctimas a muchos militares y policìas.
Juan Bosch decìa, emulando a Josè Martì, ``en polìtica hay cosas que se ven y hay cosas que no se ven``. Mientras morìan y desaparecìan los notables, existìa un clan que medraba asociado a la delincuencia comùn. Elementos con frustraciones personales y sin ninguna ideologìa, mataban guardias y policìas. La llamada ``Lìnea Dura``, tuvo en su agenda eliminar los veteranos de los institutos castrenses. Para ellos, esos veteranos de la Era de Trujillo, automàticamente, tendrìan que ser calieses del règimen que representaba Joaquìn Balaguer Ricardo.
¿Què se consiguiò finalmente con la guerra fria?
a) El desmoronamiento de la Uniòn de Repùblicas Socialìstas Sovièticas (URSS), cuando se encaminaron hacia la democracia, protagonizado por un personaje que aun se mantiene en el enigma: Mijaìl Gourvachov, quien màs bien pudo servir de agente encubierto de los Estados Unidos.

b) Cambiar el comunismo por el narcotràfico, pues el gran consumo, previsto de antemanos, ha servido para el lucro de sectores poderosos, pues su ilegalidad contribuye al riego y èste al encarecimiento, como en los tiempos de la llamada ``Ley Seca`` en Milàn.

c) El combate hipòcrita de autoridades locales y los propios EE.UU., en una lucha supuesta, para hacer dinero con los decomisos y para crear expedientes que matan reputaciones.

d) Fomentar personeros hàbiles en el negocio sangriento de la droga, para luego eliminarlos fìsicamente cuando ya no tienen razòn de seguir medrando, porque podrìan salpicar sectores entronizados, influencias de Estado, incluyendo balanzas de pagos de naciones importantes.

e) Que las embajadas norteamericanas hoy, procuran la extradiciòn de muchos de esos personeros, los que no han sido asesinados, claro està, con la orden antisoberana de que no los juzguen en sus paìses, para desde allà formar los expedientes necesarios para dirigir la polìtica capitalista vigente.

f) Para los EE.UU la droga no es buena ni es mala. Depende què contenga el expediente de un extraditado. Dicho expediente les sirve para tronchar carreras polìticas o para narigonear al gobernante de turno.

g) La droga, como producto avieso de la guerra fria, ha conspirado con nuestra Patria. Le ha dado un duro golpe a su cabeza inteligente para que no se levante jamàs. Es la inversiòn de nuestros valores y costumbres, el adiòs a la seguridad ciudadana.

h) A una democracia irreal, cuya maldad y falta de institucionalidad, mantienen  en vigencia los nombres de Trujillo y Balaguer, ya que, simplemente, no hemos podido superarlos cuando tuvimos la oportunidad de hacerlo.

MUERTOS Y DESAPARECIDOS DE LA GUERRA FRIA: (Visto en el ``Album de la Muerte``). Apòcrifo.

A

Abel Hasbùn, Amìn.
Abud, Silvio.
Acosta, Porfirio.
Abreu Amorò, Ricardo.
Alcàntara Valdèz, Bernardino.
Almonte De Jesùs, Francisco.
Arias, Pablo de Jesùs (Militar).
Arias, Deseado Antonio.
Abreu, Rafael.
Abud, Josè Antonio.
Alcàntara Batista, Pedro.
Aristy Ricart, Agustìn (Pachì).
Agramonte, Francisco Javier.
Aquino Rodrìguez, Francisco.
Aponte, Bienvenido.
Abad Lora, Silverio.
Antìgua Norberto, Josè.
Agramonte Senciòn, Vìctor Javier.
Albrinco Valdèz, Ramòn Dario.
Almonte, Pedro.
Almonte, Radhamès.
Arias Frias, Ignacio L.
Alvarez, Jesùs Marìa (Boyoyo).
Armengot, Francisco.
Arias, Josè Antonio.
Almonte, Pedro Marcelino.
Arias, Nelson.
Araujo Miranda, Miguel Antonio.
Amador Martinò, Josè Antonio (Chicho).
Alba Hernàndez, Santo.
Alonso, Pablo.
Alcàntara Cuevas, Josè Francisco.
Abreu y Abreu, Juan Antonio.
Andujar, Ricardo.
Amador, Domingo.
Alcàntara Magallanes, Danilo.
Alejo Lora, Jesùs.
Arias, Josè D.
Alejo, Sigfrido Radhamès.
Alejo, Manuel Leòn.
Aquino, Luis Tomàs (Militar).

B

Batista Ramìrez, Josè de la Cruz.
Benjamìn, Cèsar.
Balette, Manuel Joaquìn.
Bidò, Marino.
Bisonò Mera, Juan (Teniente P.N.).
Burgos Reynoso, Hugo Ramòn.
Burgos, Benedicto.
Bueno, Clementina Dolores.
Berroa, Juan (Militar).
Benedicto Cabrera, Josè Antonio.
Beato Sànchez, Luis.
Bencosme, Jesùs Marìa.
Briceño, Ramòn Enrique.
Bend Franco, Jorge.
Bàez Velàsquez, Carlos E. (Militar).
Benitez Manzanillo, Pedro.
Berroa, Francisca.
Batista, Plinio Antonio.
Batista, Domingo A.
Burdiez, Apolinar.
Brea, Radhamès.
Bautista Gòmez, Gerardo.
Brito, Andrès Antonio.
Batista, Sixto Luis.
Batista Garcia, Antonio.
Blanco, Laureano.
Blanco, Dionisio.
Bruni, Rafael.
Batista, Porfirio.
Beato, Emilio Abigaìl.
Batista Escotto, Emiliano.
Boujoly, Max.

C

Carrasco, Antonio.
Chalas, Antonio.
Castillo, Josè F.
Cabral, Obdulio.
Carvajal, Juan.
Carrasco, Antonio.
Castillo, Rubèn Dario (Militar).
Castillo, Cèsar C.
Camilo, Josè (Haitiano).
Contreras, Josè Marìa.
Castillo, Cèsar Augusto.
Chalas, Luis.
Castillo Taveras, Gilberto Antonio (Militar).
Camilo Ovalles, Rafael.
Cuesta Ortega, Francisco.
Cruz Vargas, Marcos de Jesùs.
Castro Arias, Juan.
Cruz Colòn, Francisco Antonio.
Cuello Serra, Doctor.
Cedeño, Ramòn.
Castillo, Almanzòr.
Corporàn Guerrero, Pedro.
Colòn, Francisco Antonio.
Cruz, Ezequiel.
Cabrera Castillo, Angel.
Cuello Serra, Edmundo (Militar).
Corporàn Ramìrez, Josè.
Cipriàn Subervì, Pedro (Papo).
Cuello, Francisco.
Castro Lòpez, Agustìn.
Castro Berroa, Miguel.
Castillo, Bienvenido.
Corona, Ramòn de Jesùs.
Castro Ortìz, Juan.
Corporàn, Manuel.
Cabrera, Daniel.
Cruz, Vìctor Manuel.
Cuevas, Daniel.
Castillo, Narciso.
Casado De Jesùs, Manuel E.
Checo, Vìctor Fernando.
Ceròn Polanco, Ulises A. (Perteneciente al Grupo ``Los Palmeros``, muerto en una cueva por la ave. Las Amèricas, cuando junto a Amaury Germàn Aristy y otros, hicieron guerra de guerrilla contra el gobierno de Balaguer, en una lucha desigual con las FF.AA.).
Cruz Mata, Anìbal.
Cedeño, Teodoro.
Candelario Mateo, Rafael.
Cruz, Josè Ramòn.
Candelario Fèliz, Rafael.
Caballero Castillo, Francisco.
Caraballo, Julio Cèsar.
Canela Cabral, Ernesto.
Sànchez, Gregorio.
Calzada Valera, Bienvenido.
Cabrera, Tomàs.
Casado Villar, Manfredo, y
Casado Villar, Milcìades (Guerrilleros considerados remanentes de la guerrilla del coronel Francisco A. Caamaño Deñò. Fueron ejecutados, pese a negociaciones al ser entregados por el doctor Pablo Rafael Casimiro Castro, alto dirigente del Partido Revolucionario Dominicano).
Calìn, Virgilio.
Calderòn, Ramòn (El Tigre).
Cabral, Màximo Andrès, Ing.
Calderòn, Damiàn.
Cuevas, Adriano.
Castillo, Fèlix Damiàn.
Castro Mejìa, Maritza.
Cabral De la Cruz, Marcos.
Lockuard, Maximino.
Canelo, Rafael.
Custodio Garcia, Rafael E.
Chavez, Manuel Enrique.
Cabrera, Juan.
Cedeño, Gloria M. (Profesora).
Comprès, Ramòn Santiago.
Caballero, Josè Lourdes.

D

Dominguez, Ana Odilia.
Dìaz, Rafael Agustìn.
Despradel Arias, Guido.
De la Rosa, Camilo.
De la Rosa T., Marcos (Militar).
De la Maza, Rolando.
Dagoberto Ramìrez, Jesùs M.
Duràn Dominguez, Pedro.
Dilonè, Wilfredo.
De la Rosa Tejeda, Marcos.
Doroteo, Narciso.
De Jesùs Garcès, Fabio.
De los Santos, Martìn.
De Peña, Luis (Parris).
Dìaz, Diògenes (Militar).
Dìaz, Arcadio.
De Leòn, Josè Francisco.
De la Cruz, Francisco.
De los Santos Herrera, Isidoro.
De Jesùs Rosario, Grecia.
De la Cruz Quesada, Ramòn Antonio.
De Jesùs Vargas, Josè.
Del Rosario, Pablo.
Dìaz, Willian.
Dìaz, Cèsar Augusto (Polibio).
De la Cruz Santos, Luciano.
De los Santos, Fernando A.
De la Cruz Torres, Juan.
Dìaz Gonzàlez, Isidro (Militar).
Dìaz, Augusto.
De los Santos E., Rosa Emilia.
De la Rosa, Rafael Antonio.
De Jesùs, Nilson.
De la Cruz, Bienvenido.
De la Rosa, Mirtha.
Dìaz Pèrez, Leonardo.
De la Rosa, Hèctor Rafael.
Dìaz Santiago, Sagrario Ercira (Muerta por fuerzas policiales que penetraron a la UASD, tras resultar herida en la cabeza en una imprudente y convencional balacera, cuando los estudiantes se movilizaban en reclamo de medio millòn de presupuesto para esa entidad de altos estudios).
Difò, Nèlsida.
Dìaz Mejìa, Eladio.
De Jesùs Toribio, Heriberto.
Dìaz, Plinio.
Dìaz Vizcaìno, Hèctor Emilio.
Disla Cruz, Mateo.
Dìaz, Andrès Francisco.
Dìaz Vargas, Plinio Ignacio.
De la Cruz Mateo, Germàn.
De la Cruz Ortìz, Juan.
De los Santos, Fèlix (Marino).
De la Cruz Sànchez, Luis Nelson.
De la Rosa, Camilo.
Duval, Vìctor.

E

Evertz Castillo, Abel.
Estrella, Cuco.
Encarnaciòn, Diògenes.
Encarnaciòn, Alejandro.
Encarnaciòn, Hermògenes.
Encarnaciòn, Dionisio.
Encarnaciòn De Aza, Leongino.
Estrella Almonte, Zoilo Napoleòn.
Elìas Peña, Rafael.
Espinal, Esteban.
Espinal, Eladio de Jesùs.

F

Franco, Vinicio Antonio.
Fernàndez, Hilario Maria.
Fernàndez, Francisco Dario (Militar).
Fortuna, Miguel Angel.
Fèlix, Guarionex.
Fèlix, Andrès.
Fèliz Quesada, Miguel A.
Fèliz, Juan Josè.
Fèliz Carrasco, Santiago.
Francisco Estrella, Luis Maria.
Folch del Valle, Rafael.
Fernàndez, Juan Francisco.
Francisco, Rafael.
Francisco, Jesùs Maria.
Frìas, Josè Justo.
Frìas Garcìa, Josè Antonio.
Figuereo, Enrique.
Fernàndez, Francisco T.
Fèlix, Francisco J.
Figuereo, Manuel Antonio.
Fajardo, Juan Bautista.
Frederick, Enmanuel.
Fermìn Bencosme, Roberto.
Figueroa, Roberto (Chapò).
Fèliz, Juan Pablo (Pelayo).
Fèlix Lafontaine, Cristobal (El Mocho)

G

Gil Dìaz, Guido, doctor.
Gòmez, Miguel Angel.
Gonzàlez, Carlos.
Guzmàn Amoròs, Rafael.
Garcìa G., Miguel Angel.
Gòmez, Bolivar Antonio.
Garcìa, Simòn Bolivar.
Guerrero Taveras, Tancredo Antonio.
Gòmez C., Rafael Bienvenido.
Gonell Solano, Gustavo E., doctor.
Gòmez, Josè Milcìades.
Garcès Carrasco, Fabio de Jesùs.
Guzmàn, Juan Antonio.
Gonell, Andrès, doctor.
Gòmez Puello, Rafael Bienvenido.
Gatòn Tejeda, Rafael.
Garcìa, Radhamès.
Garcìa Gòmez, Miguel Angel.
Gòmez, Luis M.
Germàn Peña, Rafael Mercedes.
Grullòn, Yanira.
Gòmez, Hilairel.
Gibbs Vàsquez, Esteban Bonifacio.
Gonzàlez, Alfredo.
Gonzàlez, Pedro.
Gonzàlez Morales, Andrès.
Guaba Felipe, Gustavo.
Gonzàlez, Antonio.
Gutierrez, Geovanny Manuel.
Guzmàn, Nicolàs.
Guzmàn, Julio Rafael.
Gòmez, Eleodoro Ramòn.
Gòmez , Maximiliano ``El Moreno`` (Encontrado muerto con signos de envenenamiento, semi desnudo, en una mesanine de un apartamento en Brucelas, donde residìa Mirian Pinedo, la viuda de Otto Morales. Su muerte aùn es un enigma, como la de Mirian, quien fue asesinada brutalmente, descuartizada supuestamente por retaliaciòn. No hay una versiòn que pudiere considerarse oficial al respecto).
Gonzàlez G., Ramòn E.
Garcìa Corporàn, Luis.
Gonzàlez, Rafael Antonio (Negro).
Garcìa, Tomàs.
Gonzàlez Pèrez, Antonio (Nonòn).
Gonzàlez, Santo Francisco.
Güichardo, Carlos J.
Garcìa, Càndido.
Garcìa, Hèctor.
Gonzàlez, Juan.
Gòmez, Fèlix A.
Garcìa, Hermògenes.
Gonzàlez, Fabio Antonio.
Gonzàlez, Vicente (Bombillo).
Goris, Fèlix Anibal.
Gonzàlez, Guillermo.
Grullòn Ureña, Antonio.
Garcìa Castro, Gregorio (Goyito). (No necesita presentaciòn. Eminente periodista, inteligente, decente, que no merecìa ser muerto por elementos indeseables que cumplìan con una misiòn polìtica no comprendida  por ellos mismos).
Germàn Aristy, Amaury  (Lìder del grupo ``Los Palmeros``, que se entrenò en Cuba junto al coronel Caamaño Deñò y que, al desesperarse, tomò la delantera en una aventura que le costò la vida junto a sus compañeros, en una batalla desigual con las fuerzas armadas, en una cueva de la av. Las Amèricas, en Santo Domingo.
Garcìa, Radhamès.
Garcìa, Lorenso Antonio.
Garcìa, Juan de Dios.

H

Hirujo, Julio Guarionex (Salomòn).
Hernàndez, Santiago Manuel.
Hernàndez, Josè Luis.
Hernàndez, Josè Francisco.
Hernàndez, Luis E.
Hernandez Vargas, Homero. (Importante lìder de la izquierda dominicana).
Hernàndez, Rafael (Del grupo de ``Los Palmeros``.
Heredia, Agustìn.
Herrera Castillo, Vidal.
Hinojosa, Manuel.
Herrera, Luis.
Henrìquez, Jacobo Agustìn.
Hussi, Josè M. (El Hippie).
Hernàndez, Luis Bernardo.
Heredia,Cèsar (Cirineo).
Henrìquez, Roberto.

I

Infante, Nicasio.
Inoa, Diògenes.
Inoa Estevez, Tomàs.

J

Jimènez, Willian Nicolàs.
Jimènez, Hiciano.
Jimènez, Eddy.
Jimènez, Nùmitor Elpidio (Tito Monte).
Jimènez, Ruddy.
Jimènez, Fèlix.
Jimènez Santana, Eduardo.
Jimènez Soriano, Onorio.
Justino Mallol, Josè Simeòn.
Javier, Emeterio.
Javier Balbuena, Francisco.
Josè, Ramòn.

J

Kim, Josè.

L

Liz, Josè Octavio.
Lajara, Juan Bautista.
Leta, Fausto.
Luis, Glocua (Haitiano).
Lòpez, Arquìmedes.
Lora Torres, Claudio (Militar).
Luciano, Juana.
Liriano, Jesus.
Lantìgua, Rolando.
Lantìgua, Hèctor Càndido.
Lantìgua, Amado Maria (Militar).
Larancuent, Amado.
Lama, Salomòn.
Lora, Rodolfo Manuel.
Ledesma Gonzàlez, Jorge.
Lora, Rafael.
Lara, Hiboni.
Lugo, Josè del Carmen.
Ledesma, Pablo.
Lagrange, Josè Leonor.
Lamouth, Carlos Luis.
Ledesma, Ramòn.
Montilla Medina, Rafael.
Leal Prandy, Bienvenido ``La Chuta`` (De grupo de Amaury Germàn Aristy, guerrillero, muerto en combate desigual con las fuerzas armadas, en una cueva de la Av. Las Amèricas).
Lòpez Lluberes, Chepitòn.
Lorenzo, Leovigildo.
Liberato Rodrìguez, Pablo.
Lugo, Wenceslao (Lalao).

LL

Lluberes, Ernesto.

M

Medina, Victorino.
Morla, Pedro.
Mota, Camilo Marino.
Mercedes Mota, Danilo.
Martìnez, Juan C.
Martìnez, Francisco A.
Medina Caamaño, Antonio.
Moreta Rodrìguez, Francisco.
Mazara, Orlando.
Martìnez, Ian Julet (Haitiano).
Medina, Salvador.
Martìnez, Plàcido.
Malling, Agustìn.
Martìnez, Rafael Antonio.
Morla Guzmàn, Pedro.
Mosquea Gonzàlez, Marina.
Mejìa Surinah, Rafael Salvador.
Muñoz, Juan Evangelista.
Mejìa, Alejandro.
Mejìa, Meridio.
Monegro, Socio.
Martìnez, Alejo.
Mejìa Altagracia.
Morales Marte, Agustìn.
Martìnez De la Cruz, Nancy.
Mercedes Dìaz, Miguel.
Minaya, Secundino.
Martìnez, Virgilio.
Minier Fullson, Josè.
Martìnez Rivera, Andrès Julio (Bebelo).
Martìnez Tatis, Arcadio.
Mejìa Pichirilo, Ramòn Emilio (Comandante, entrenado en Cuba).
Medina y Medina, Antonio.
Mora, Francisco Antonio.
Minaya, Segundo.
Minaya, Ramòn.
Martìnez, Eddy.
Morrobel, Hèctor Antonio.
Mercedes, Salvador Antonio.
Morel Taveras, Càndido.
Mendoza Santos, Carlos.
Morel, Ramòn Primitivo.
Mejìa, Rogelio.
Martìnez, Virgilio.
Mota, Manuel de Js.
Mercedes, Mauricio.
Matos, Josè R.
Moreno, Euclides.
Morel, Nicolàs.
Monteagudo, Mario A.
Mèndez, Sergio.
Mena Lòpez, Wilson Rafael.
Minaya, Manuel Osiris.
Mercedes Garcìa, Miguel A.
Mateo Arias, Ramòn.
Melo, Ramòn.
Martìnez H., Orlando.
Martìnez, Luis Osvaldo.
Mojica, Juan Leòn.
Montero, Melìn.
Mañòn, Nicolàs.
Martìnez H., Edmundo.
Mendoza, Juan Alberto.
Montàn, Ramòn Modesto.
Montàn, Roberto Mauricio.
Morales, Otto.
Martìnez, Ramòn Antonio.
Monegro, Josè Dolores.
Maduro, Danilo.
Mieses, Williams.
Martìnez, Sergio.
Moreno, Jacinto.
Martìnez, Willian Rafael.
Mercedes, Gregorio.
Madera Valera, Alcides.
Martìnez De la Cruz, Rafael.
Mateo Ramìrez, Ernesto.
Marte, Antonio.
Monegro Olivares, Lorenzo.
Mieses, Willian.
Martìnez Corporàn, Orlando.
Medina, Ernesto.
Mercedes Castillo, Esmeraldo.


N


Nùñez, Hilario.
Nivar Vàsquez, Roberto.
Nùñez Mercado, Eladio.
Nùñez, Fèlix Maria (Militar).
Nicolàs, Carlos.
Nùñez Lora, Leonardo Rafael.
Nùñez Castro, Cèsar Antonio.
Nùñez, Cristobal.
Nin, Jorge de Jesùs (Fue muerto ``acidentalmente`` por su compañero de organizaciòn Juan Pablo Fèliz (Pelayo), cuando Nin se encontraba acostado en casa de su madre Gloria Nin. Fèliz se presentò allì y, sentado en la cama, le pidiò a Nin que le preste su pistola Colt 45 para ``hacer un trabajo``. Cuando Nin le responde preguntàndole a Fèliz por su arma, èste le responde que siempre quiso tener esa 45, ahora màs que èl se enterò que Nin se iba de la organizaciòn (MPD), digustado. Entonces Nin halò la pistola que estaba debajo de èl, se la pasò a Fèliz, estaba manipulada con el seguro puesto, se dejò caer en la cama con el mismo ìmpetu y le dijo, ``està bien... ¡ùsala...!. La madre lo escuchò todo desde la cocina de la casa, incluyendo el disparo mortal en una de sus cejas.
Nin combatiò en la guerra de abril de 1965. Era un guerrillero urbano muy temido y se le señala como autor de varias muertes de veteranos de las fuerzas armadas y la policìa. Era analfabeta, violento y decìa ser dueño de todas las armas del MPD en Barahona, armas que quizo recuperar, creando conflictos y desavenencias con sus camaradas. Cobrò notoriedad, cuando estando preso en el palacio de la P.N., se las ingeniò para decirle a la prensa que habia visto allì a Henry Segarra Santos, desaparecido. 


O


Oguì, Juliàn (Haitiano).
Ovalles, Rafael Camilo.
Olivero, Hèctor Bienvenido (Militar).
Ortega, Diògenes.
Ozorio, Sotero.


P


Pichirilo Mejìa, Ramòn Emilio (Radicado en Cuba y de amplia participaciòn en la guerra de abril de 1965. Muerto en 1966).
Puello, Enrique.
Pelàez Susaña, Federico Guillermo (De Barahona, hijo de mi profesor don Virgilio Pelàez, honorable maestro. Su hijo fue asesinado al ser confundido con un hermano que militaba en la izquierda dominicana).
Paredes, Bienvenido.
Polanco, Cirilo.
Pèrez Lizardo, Nelson.
Peralta, Ramòn Hipòlito.
Pèrez, Bernardo.
Pèrez, Josè Antonio.
Polanco, Tomasina.
Percival, Charles.
Peña Rossò, Cèsar Napoleòn.
Peña, Fèlix Clodomiro (Gòndola).
Peguero, Vidal.
Perdomo, Roberto Basilio, doctor.
Peña, Hugo Eusebio.
Pèrez Sànchez, Hugo Rafael.
Pèrez Mèndez, Domingo.
Peynado Velàsquez, Frank.
Peralta Peña, Alfredo.
Pèrez Pereyra, Elido Alberto.
Paredes, Rafael.
Paredes, Juan Celestino.
Pichardo, Salvador.
Peralta, Juan M.
Pascasio, Santo.
Peguero, Francisco.
Peña, Emilio Antonio.
Peña, Luis Alberto.
Peña, Miguel Antonio (Militar).
Peña, Francisco Antonio.
Peña, Màximo (Negro).
Pèrez Valoy, Ramòn Aristides.
Pineda, Fernando Arturo.
Pichardo, Josè David.
Pèrez, Angel Maria.
Paniagua, Roberto.
Peña De la Rosa, Eladio Antonio, profesor (Muerto en un incidente de estudiantes del liceo Juan Pablo Duarte, con la policìa).
Pèrez Guerrero, Màximo.
Pèrez, Ramòn Antonio.
Pelàez, Alejandro Amilcar (De Barahona. Su muerte no tuvo nada que ver con la guerra frìa. A Amilcar Pelàez lo matò Vìctor Màtos por asuntos personales, cuando se encontraban en sus funciones en una de las fincas del ingenio Barahona).
Pimentel, Josè Antonio.
Peña, Alfonso (Muerto junto a un hijo de cinco años).
Polanco, Ramòn Antonio.
Paulino Gonzàlez, Luis Josè.
Peguero, Josè Francisco.
Padilla, Josè.
Puello, Josè (El Papa).
Paulino, Lucas.
Peña, Cèsar Augusto (Negro).
Pascual, Norberto.
Polanco, Jorge.
Paulino, Daniel.
Polanco Beato, Josè Antonio.
Paulino, Nicolàs.
Pichardo, Ramòn Manuel.
Polanco, Teòfilo (Chichì).
Peguero, Brìgido.
Peña Rodrìguez, Bertilio.
Paredes Vallejo, Patricia.
Paniagua, Fernando.
Pascual, Severino.
Parahoy L., Juliàn Augusto.
Paulino, Renè.
Puello, Pedro Antonio.
Pèrez Delgado, Ascanio.
Pèrez Guillèn, Rafael.
Perdomo, Domingo.
Peña, Rafael Antonio.
Pèrez Medrano, Josè Ramòn.
Pelàez Tejada, Radhamès.
Perdomo Pèrez, Virgilio E.
Paulino, Andrès (Vale Toño).
Pimentel, Rafael A.
Peña Cornielle, Genaro.
Paulino Dìaz, Carmela.
Payano, Cecilio.


Q


Quiñones, Domingo Arturo.


R


Reyes, Josè Enrique.
Reyes, Efraìn.
Rosa, Humberto Marino.
Rodrìguez Campusano, Modesto.
Ruiz, Carlos Ismael.
Ramìrez Mèndez, Josè Colòn.
Rosario, Arsenio.
Rodrìguez, Onofre de Jesùs.
Rodrìguez, Sergio.
Rivas, Alejandro.
Roig, Andrès.
Rosa, Josè A.
Rivas, Julio Rafael.
Rodrìguez, Ramòn Antonio.
Rodrìguez, Francisco R.
Flores, Ramòn.
Rodrìguez, Abraham.
Rosario Alberto, Arsenio.
Reynoso, Manuel.
Ramos Peguero, Andrès.
Reynoso, Juan Francisco.
Reynoso, Jorge Rafael.
Rojas Pèrez, Josè Ramòn.
Reyes Estrella, Antonio.
Ramìrez Paula, Eustaquio.
Reyes Santana, Miguel (Mico).
Rosario Mendoza, Benjamìn.
Rosario, Angel Mario.
Rosa, Josè Rafael.
Rodrìguez, Bolivar.
Rosa, Humberto Mario.
Rivera Andujar, Julio C.
Ramìrez Taylor, Carlos.
Recroi, Plantìn (Haitiano).
Ramos, Miguel.
Rodrìguez, Serafìn.
Rodrìguez, Santiago.
Rodrìguez, Ivàn.
Rivera, Manuel.
Rosario Nùñez, Ruperto.
Rosario, Grecia de Jesùs.
Reyes Reynoso, Luis.
Rosario, Domingo Nelson.
Reynoso, Miguel Antonio.
Rodrìguez, Cèsar Rafael.
Rossi, Manuel Ubardo.
Restituyo Rosario, Pedro.
Rivera, Angel (Anibal).
Rojas, Justino Antonio.
Reyes, Pedro (Ismael).
Reyes, Domingo.
Ramìrez Martinez, Màximo.
Rojas Frias, William.
Rodrìguez Paula, Santiago.
Rodrìguez, Cèsar Augusto.
Rodrìguez, Isidro Antonio.
Rodrìguez Espinal, Josè Dolores.
Rivera Cruz, Gustavo Julio.
Rosario, Pedro Antonio.
Rubirosa Fermìn, Guillermo (Fue un ex miembro del 14 de Junio que pasò luego a la ``Linea Dura`` del MPD, prostituyèndose como persona, al ser un notable atracador con una organizaciòn paramilitar poderosa que hizo atracos a mano armada y en bancos comerciales. Tenìa toda una plèyade de lugartenientes que le acompañaban en sus fechorìas. Fue traicionado por una amiga, quien lo entregò a la policìa con condiciones que èsta no cumpliò, siendo ejecutado en el acto.


S


Salas, Lorenzo.
Sosa, Pedro Narciso.
Stocker, Simòn Tomàs (Militar).
Santana Luperòn, Belarminio.
Santana, Lauro.
Sosa, Anastacio.
Soto, Josè Altagracia (Haitiano).
Saldaña, Reyes.
Soto, Osiris.
Soto, Bolivar Amable.
Sosa, Josè Abraham.
Santana, Elio.
Santana, Josè Armando.
Suero, Patria.
Suero, Flavio.
Sànchez Villanueva, Agustìn.
Saint-Hilari Gòmez, Arcadio.
Suero, Ramòn Augusto.
Santana, Rubèn.
Segarra Santos, Henry (Desaparecido).
Sierra, Pascual.
Santos Galvàn, Angel Maria.
Santana, Crescencio.
Santana, Alejandro.
Santana, Màximo Antonio.
Suero, Julio Cèsar.
Santana Vilorio, Amado.
Santana Vilorio, Serafìn.
Silvestre Cruz, Pedro Rafael.
Santos Lòpez, Carlos.
Severo Hijo, Tomàs.
Soto Hidalgo, Hèctor Bienvenido.
Sierra Marte, Leonardo de los Santos.
Santana, Florentino.
Sandoval, Rubèn Dario.
Sosa Martìnez, Freddy.
Suero, Joaquìn (Chino).
Sànchez Santos, Darìo Antonio.
Soriano, Florinda (Mamà Tingò. Su muerte nada tuvo que ver con la polìtica ni nada que afectara los intereses del presidente Balaguer. ``Mamà Tingò`` ocupaba los predios agrìcolas de un empresario llamado Santiago Dìaz (Chaguito), quien mandò a su capataz a desalojar a la dama, quien se impuso con vehemencia frente al patàn que, sin misericordia la matò. Este indivìduo estuvo preso durante un tiempo y luego hizo vida normal por muchos años en Villa Mella, sin ser molestado, hasta su muerte).
Santana Zorrilla, Luis Emilio.
Santana, Eladio.
Severino, Fernando.
Sarita, Carlos Juan.
Solano Rodrìguez, Ramòn.
Suero, Alfredo de Jesùs.
Sobà, Josè Miguel.
Soriano, Emeterio.
Santana, Samuel.


T


Tirado, Arcadio.
Toledo, Amancio.
Trinidad, Manuel.
Tejeda, Emeregildo.
Taveras, Francisco Marìa.
Tirado Calcaño, Pedro.
Tavarez, Dolores Maria.
Torres, Taveras, Tomàs.
Taveras, Josè Ovidio.
Tejeda, Mario.
Tiburcio Sepùlveda, Elpidio.
Tolentino, Ramòn.
Tolentino Cedeño, Pedro.
Tavarez, Erick R.
Torres Rodrìguez, Fernando.
Then, Manuel Ramòn.
Tolentino, Josè (El Che).
Taveras, Genaro Antonio.


U


Ureña, Alberto (Cucù).
Urraca, Gabriel.
Ubiera M., Luis Armando.


V


Vàsquez Brazobàn, Benjamìn.
Villa Cambero, Francisco.
Veras, Rafael Ovidio.
Vàsquez Rodrìguez, Ramòn Eugenio.
Vargas, Luis Alfonso (Varguita).
Ventura H., Miguel Ramòn.
Vàsquez, Belarminio.
Veras Nùñez, Juan.
Veras, Isaac Antonio.
Veras, Luz Celeste, de
Valderas, Mario.
Valdèz, Josè Miguel.
Vargas, Rafael (Limonal).
Valdèz, Samuel.
Valerio, Ramòn Antonio.
Valentìn, Higinio.
Villar, Josè Altagracia, del
Victoria, Màximo Jesùs.
Valdèz, Rosa Emilia.
Villanueva, Juan Pablo.
Vicioso, Alejandro E.
Vàsquez Rosario, Apolinar.
Vargas, John.
Veras, Vìctor Manuel.
Vargas, Josè Rafael.
Vizcaìno Reyes, Josè Manuel.
Vàsquez, Luis Hèctor.
Vizcaìno, Màximo.
Vargas Lòpez, Felipe.


W


White, Alberto.


X


Y


Yens, Sergio.
Yepez, Fausto Rafael.


Z


Zarzuela, Elpidio.
Zorrilla, Emilio.
Zorrilla, Juan.


















jueves, 17 de febrero de 2011

SI DE FUSILAMIENTOS SE TRATA. Mi Opinion en la Prensa: Ultima Hora, 21 de febrero de 1992.

A raìz del fusilamiento del general Ochoa, en Cuba, junto a otros cinco oficiales, en virtud de que el tribunal de la revoluciòn los habìa condenado a muerte, confesos culpables de traficar con drogas, poniendo la moral de la soberanìa de ese paìs en juego, fueron muchos los intelectuales que deploraron la suerte de ese alto oficial que, en ocasiones, era hombre de confianza de Fidel Castro, catalogando de radical el procedimiento de justicia ante un delito al que ya estaba acostumbrandose amèrica latina. Es sorprendente a veces, como historiadores, polìticos profesionales y eruditos en sentido general, revisten de ideas platònicas, sueños, si se quiere, lo que es propio de los sistemas polìticos y sus gobiernos. A veces lo hacen con un sentido filosòfico, plasmados de conceptos profundos y cargados de humanismos.
Ver esos fusilamientos en Cuba desde el punto de vista humano, serìa perdonar los millones de crìmenes que se han producido desde los confines de la historia mundial, producto de la desorganizaciòn y ausencia de direcciòn y mando en las sociedades. Serìa echar de lado las leyes, las doctrinas y principios que, al conformar el Estado, institucionalizan las naciones. Serìa, en fin, negar a Jesùs como autoridad, cuando por hipòcritas y dañinos, decide arrojar a los fariseos del templo.
Ahora, que Fidel Castro antes de ser gobierno fue apresado y acusado de terrorista en varias oportunidades, lo sabemos. Pero el error de Fulgencio Batista fue no haber fusilado a Fidel Castro. De fusilarlo, se hubiera librado, no solo de la derrota, sino que Cuba no estarìa cuestionando hoy, quizàs, el retorno del capitalismo como consecuencia del desmoronamiento econòmico polìtico de la URSS.
El mundo ya no sabe donde va. Nadie sabe cual es la polìtica acertada ni cual es el sistema perfecto. Todo ha resultado ser mentira. El capitalismo, y el socialismo como fase superior del capitalismo, han pasado a ser joyas de la mitologìa. Lo que prima en las sociedades es el gobierno que cada pueblo busca y se merece. Màs, lo que debe regir en ellas, es el criterio de direcciòn y autoridad de sus gobernantes.

De fusilar a Castro se hubiera librado el pueblo dominicano de tantas muertes, como las que produjo el frente guerrillero de Constanza, Maimòn y Estero Hondo, y la intentona de Cayo Confite. De fusilarlo, Ròmulo Betancourd en Venezuela, no hubiese sido vìctima de un atentado al que escapò milagrosamente, por su interès de ayudar econòmica y operativamente al comando de los barbudos con fines de tumbar a Trujillo, provocando la ira de ese leòn rugiente.
Hoy, Fidel es quien fusila. Le tocò a èl ejercer el poder y, a sus 33 años de gobierno, no quiere incurrir en errores humanistas.
a) ¿Cuàntas negociaciones e intentos de ellas han tenido las guerrillas salvadoreñas y el gobierno de esa naciòn...?
b) ¿Y Colombia, còmo està...?
El asunto no es fusilar sino a quien se fusila. Por no fusilar son miles y miles los niños inocentes que han  caìdo abatidos, violados y desaparecidos, decenas de nuevos cementerios han surgido del crimen del narcotràfico, nuestros pueblos van perdiendo sus costumbres, su folklor, las madres se desgarran el alma ante sus hijos inmolados por el uso de estupefacientes, la aberraciòn del crimen como subcultura, asesinos que descuartizan causando horror y pena, las violaciones, las sodomìas en cada esquina, etc., no se vislumbra como parar. Todo, todo luce cuesta abajo, por no querer fusilar...

miércoles, 16 de febrero de 2011

PRESIDIR ES UNA COSA... GOBERNAR ES OTRA. Mis Escritos en la Prensa. La Noticia, 11 de octubre de 1991.

Recuerdo con agrado la expresiòn de un cibaeño cuando un periodista le pidiò su opiniòn respecto al estado de desorden polìtico y social que comenzò a imperar en el paìs despuès de las elecciones de 1962: ``es que despuès que mataron a Trujillo aquì hay muchos presidentes, pero no hay un gobernante``. Adujo el ciudadano. Aplaudimos desde luego tal concepto porque emanò de un hombre humilde, posiblemente iletrado, màs, lo que dijo, tiene mucho sentido.
Ahora, ¿què no pudo abarcar la capacidad de este cibaeño?. Que en la era de Trujillo el orden social no era espontàneo sino impuesto y la polìtica no se ejercìa de manera libèrrima, era unipartidista y todo acto de desafecto al règimen era aplastado por el poder. Que Trujillo sì gobernò, aunque en cierto sentido, con debilidad de fondo, ya que le dio poder al Estado, pero no lo dotò de autoridad. Difìcil de entender para los que no han estudiado que, el Estado es una instituciòn y la autoridad es su forma de expresiòn, estè representado o no. Existe el poder del Estado y el poder en el Estado. El primero es simplemente la fuerza fìsica, los recursos con que cuenta quien lo representa para incidir sobre personas o cosas, o para crear o destruir estructuras. El ùltimo lo constituye las leyes, normas y procedimientos de su constituciòn o carta magna, la fortaleza de sus instituciones, debido a la excelente instrumentaciòn de su composiciòn jurìdica acorde con la cultura, la historia y el nivel de conciencia social de la naciòn que se trate. La autoridad del Estado se fortalece ademàs, por la moral y valor intrìnseco del hombre que gobierna.

Para muchos gobernados, las dictaduras son las menos impregnadas de este valor. Pero cabe destacar que en la mayorìa de las mal llamadas democracias, no se fortalece al Estado ni con la definiciòn de autoridad màs arriba describa, ni con el concepto que tiene el Estado, como la principal instituciòn que establece y rige las acciones polìticas, econòmicas y sociales de un paìs.
Dentro de lo que se entiende por democracia, se acostumbra a denominar al presidente como estadista, quizàs en el mejor punto de vista, por ser representante del Estado. Pues para muchos, el Estado en los regìmenes de fuerza no existe como instrumento jurìdico. Tambièn lo llaman civilista, aunque en el fondo no tenga calidad para ello, quizàs por su atuendo civil, que es muy determinante para el burgo juzgar, constituye un sìmbolo psicològico para definir a un mandatario. Pues hay militares en el mando, siempre con su indumentaria encima, que son mucho màs civilistas, si entendemos que el civilista es el que aplica el civismo y las buenas costumbres. Quizàs tambièn, porque para muchos la democracia surge de elecciones, como parte de los atributos que le confiere el Estado en su aspecto jurìdico al ser regido por una constituciòn, mientras que, una dictadura, aunque algunas veces investida de manera legal, como fue el caso de Trujillo, siempre luce defacta. Estado Jurìdico versus Estado Persona.

Las muertes en las dictaduras son crìmenes y asesinatos del dictador. En las democracias son muertes de Estado o reos ipsofactos de conspiraciòn, o casos aislados. En las dictaduras, los presidentes son, como su nombre lo indica, dictadores en todo el sentido de la palabra: dèspotas, sàtrapas, megalòmanos, tiranos casi siempre, no importa que emprendan el camino del desarrollo y el progreso.
En consecuencia, aquì el Estado luce inexistente para aquellos que consideran que su razòn de ser es de ìndole eminentemente jurìdica. Para mi, es polìtica. El Estado existe y siempre ha existido, desde los tiempos màs remotos de la humanidad donde afloraban niveles de jerarquìas, como las tribus y los cacicazgos indìgenas en tiempos de las conquistas. Lo que sucede es que, en este caso, el Estado, màs que representado se està ejerciendo predominante y jeràrquicamente en manos del que gobierna, evitando con ello, el peligro de la anarquìa que impera en las democracias, cuando jurìdicamente se establecen tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Para nosotros, en ambos regìmenes, es decir, dictadura y democracia, podrìa existir el bien llamado gobernante si se trabaja con el critero de la autoridad que es la que vierte el verdadero poder, aquel que llama a la disciplina, al orden, a la libertad, pero, sobre todo, a la concientizaciòn ciudadana.

Nos identificamos entonces con Màximo Gòmez, el preferido nuestro, cuando en una de sus lùcidas memorias manifiesta lo siguiente: ``El que gobierna y manda debe tener mucho cuidado para no cometer ningùn acto de debilidad que menoscabe en sus manos la cantidad de poder que se le ha confiado. Tampoco debe ejecutar actos arbitrarios, pero, en ùltimo caso... es preferible un jefe arbitrario a uno dèbil, falto de caràcter. Los males que puede producir el primero haràn daño a su persona, pero los trastornos ocasionados por el segundo seràn siempre desastrosos, porque afectaràn al cuerpo social. A la sombra de una autoridad dèbil solo medran los osados, los atrevidos y se ven desatendidos los virtuosos, los de espiritu manso... toda fuerza constituye salud, es la vida, toda debilidad viene a ser anemia que conduce a la muerte...``.
En ese tenor, nuestro paìs urge, no de un presidente, sino de un gobernante.

LA DEIDAD DE BALAGUER... Y LOS FUNCIONARIOS CICATEROS. Mis escritos en la Prensa: La Noticia 18 de diciembre de 1991.

No dudo del caràcter predestinado de un hombre al que admiro tanto, Joaquìn Balaguer, nacido en el humilde poblado de Villa Bisonò, Navarrete, amparado bajo una casita de madera techada de zinc, y posteriormente convertido en el polìtico màs suntuoso, el màs distinguido, no cabe dudas y, sin quizàs, respetado por Trujillo, por su condiciòn sobria y comedida, en fin, un hombre universal de condiciones imperecederas. Pero, resulta paradògico que Trujillo, siendo hombre de pocas letras, puso en su entorno a las màs connotadas personalidades intelectuales de la època, contando a Balaguer y, aunque muchos de ellos siendo eruditos, se guiaron por los caprichos del dictador, no menos ciertos es que èste tuvo a su alrededor muchìsimos hombres pràcticos y diligentes que resolvìan problemas sin muchas consultas que no sea el apego a las leyes y a lo que debe ser. La realidad polìtica de los que rodearon a Balaguer es cruel, pues detràs de un Neròn siempre hay un Bruto, cuyo apellido no es simple coincidencia, si con la teoria de hombre mediocre que describe el escritor Josè Ingenieros: eficiente, aunque indeciso, sujeto siempre a la deteminaciòn de su jefe. Recordamos, que si Julio Cèsar hubise autorizado a Marco Junio Bruto en su conspiraciòn contra Pompeyo, a lo mejor no hibiese sido tan eficiente en su acciòn que culminò con la muerte de èste, la que fue repudiada por el emperador, quien, a pesar de perdonar su hombre de confianza, no evitò que el ejèrcito repudiara tal acometida y Bruto terminò suicidàndose. Porque las decisiones de Estado, sì deben ser consultadas al gobernante, sobre todo, si el funcionario està identificado con su lìder y no tiene interès de trascender. Ahora bien, las decisiones de ley, las que se ajustan a lo que debe ser, conforme a la ètica y las buenas costumbres, por què no ejecutarlas... si funcionario se deriva de que funciona. En muchos aspectos Trujillo tampoco fue la excepciòn. Fueron muchos los casos, que con prominentes funcionarios al su alrededor, ninguna obra fue ensayada ni ejecutada sin el afinamiento inicial o final de las manos del`` ùltimo de los Cèsares``. Pero, ¿què pasa con nuestra democracia que se pinta como la panacea del Estado?, ¿Dònde està la alternabilidad, los criterios, la libertad de palabras y creencias, la libertad de discernir con respeto y lògica?.
No me olvidarè jamàs, cuando un antiguo director de CORDE renunciò, porque despuès de haber realizado alrededor de quince visitas al Palacio Nacional procurando abastecerse de autoridad para tomar ciertas decisiones, no fue recibido por el Presidente de la Repùblica. Tuvimos tambièn el caso de la renuncia de un reconocido intelectual dominicano, preparado, quien no tuvo el respaldo econòmico de su gobierno para sacar de crisis la secretarìa de educaciòn, pero quien tampoco fue creativo ni hizo el esfuerzo correspondiente, utilizando su capacidad por nosotros conocida, enseñando a labrar con los bueyes que tenemos.
¿Què pasa con la salud?. Parece que importa màs el aspecto administrativo y sus veleidades, que someter ante el Ejecutivo, de manera pùblica y decidida, las alternativas, las medidas econòmicas, austeras, necesarias para equipar a los hospitales y surtirlos de medicinas, eso sì, estableciendo responsabilidades sobre ellos, limpiarlos y desarrabalizarlos, estirpando de raìz la mediocridad y la politiquerìa barata de su gremio. Los mèdicos deben recordar cada dìa a Hipòcrates, pensar que sus derechos comienzan donde teminan sus deberes, aunque los deberes no terminan nunca. Hay profesiones o carreras que son sacerdocios y la del mèdico es una de ellas, como la del militar, el policìa, entre otras. El empleo como tal tiene otra categorìa y caracterìstica en las sociedades.
¿Què pasa con la seguridad ciudadana, cuando en las Fuerzas Armadas y en la Policìa Nacinal estàn juntos mansos y cimarrones?, ¿Què hacen en las calles los reconocidos narcotraficantes y los reconocidos delincuentes...?.
Cosa como estas, señores, se mantienen de rigor en el discurrir del perìodo constitucional 1990-1994. ¿Què serà del pròximo perìodo con la formal apertura de un movimiento polìtico denominado ``Lo que diga Balaguer...``?.
Esa es la pregunta oportuna. Dicho movimiento es la incapacidad hecha pùblica, es el manifiesto del futuro acèfalo de un partido polìtico, es la creciente balaguerista, aùn màs, es la negaciòn de que funcionar es la atribuciòn al funcionario, es la desesperanza del gobernado, es la utopìa de la democracia real por la que abogamos... sì, sinceramente, creo en la deidad de Balaguer... y los funcionarios cicateros.

martes, 15 de febrero de 2011

¡QUE DICTADOR...!: Mis Opiniones en la Prensa. El Nacional 31 de octubre de 1991.

Comentaba a un amigo y colega, que si algunas organizaciones antitrujillistas u otras que han aflorado en los ùltimos dìas con el tìtulo de neoliberales conocieran mi apreciaciòn de la polìtica, me enjuiciarìan dràsticamente y la ignominia pùblica no se harìa esperar.
Para mi, tanto la democracia como la dictadura van de las manos, son dos caras de una misma moneda, una moneda que està en manos de la sociedad y de las clases que conforman un pueblo. Es precisamente ese pueblo que, al lanzar esa moneda en el curso de su actuaciòn pùblica, la hace detener en una de sus caras.
Tenemos el concepto, de que lo econòmico es la base de lo polìtico y con ello no estamos planteando el determinismo marxista. Soy un hombre empìrico, las teorias contribuyen al atraso, el prejuicio y al sectarismo.

Si vemos como la URSS cambia su polìtica con el aplauso de los EE.UU., nos damos cuenta, que la democracia real que rezaba el socialismo mundial como antesala del comunismo era una farsa, que solo existen dos caras, que podrìan ser serias o no serlo: la dictadura y la democracia, amparadas del capitalismo o de la socializaciòn de los recursos en manos del Estado, pero dependiendo del momento coyuntural de la historia. Rusia, abandona sus principios polìticos porque se quedò sin recursos, pues hizo gala de ideales ortodoxos de revoluciòn, pero no acatò a cabalidad el principio marxista de que la economìa sustentaba la pràctica de la polìtica, como el motor de la historia, en la medida en que su producto constituye finalmente la transformaciòn de la sociedad o unidad de ella, en sus estudios y fases. No porque la democracia sea buena ni afortunada. Esto traerà la guerra o la redenciòn en paìses que, como Cuba, pretenden mantener en alto los principios de la revoluciòn, so pena de mantenerse por la fuerza, no por la espontaneidad de su pueblo, ya que podrìan mantenerle el embargo y su antìgua aliada, la URSS, no poder subsidiarlos.
La democracia ondea airosa en Venezuela con los recursos opulentos del petròleo, puesto a disposiciòn del Estado por un dictador, Juan Vicente Gòmez, cuando fomentò la explotaciòn del hidrocarburo mediante la protecciòn a los inversionistas y expropiando a los terratenientes los terrenos minados.

Hacer la dictadura es màs fàcil que hacer la democracia, porque la primera impone la disciplina y el orden sociales, mientras que la segunda constituye un proceso de concientizaciòn social. En el caso de la dictadura, no queremos significar que, al existir disciplina y orden social, haya institucionalidad en el Estado, esto es màs profundo, mucho menos si no se trata de una dictadura seria, pero, es preciso reconocer que, la disciplina y el orden en los gobernados es la base de la seguridad social que està tan ausente en estas democracias clàsicas.
Si se aplica con buena fe, una dictadura serìa lo esencial en este momento coyuntural de nuestra historia. Pero si reflexionamos sobre nuestra realidad econòmica, polìtica y sobre todo social, y nos avocamos a una urgente concientizaciòn, dejar de lado las apetencias personales, el contrabando en sentido general, principalmente de drogas, de niños, la trata de blancas, el crimen del narcotràfico, el mercado de la justicia como poder del Estado, el tràfico de influencia legislativo y, en fin, la corrupciòn administrativa en sentido general, entonces dejemos lo de dictadura... sigamos ensayando.
Nuestro paìs està mal, màs que econòmicamente, hay una ausencia total de valores que permiten la inseguridad social. ¡ Que triste incertidumbre cuando por obligaciòn tengo que salir a las calles o mis hijos tienen que asistir al colegio, cuando la delincuencia campea por sus fueros vestida de policìa y èsta ùltima colmada de delincuencia!.
¡Que grande es señores!, saber que oficiales jovenes de nuestros institutos castrenses buscan asidero econòmico en el narcotràfico, porque no hay un Estado que moral y econòmicamente los represente en su investidura y, les inyecte, tanto el sentimiento patriòtico como el sustento econòmico vital y natural.

Para reflexionar, debemos definir la democracia real como ``aquella que surge de la mano rìgida del nacionalismo y la conciencia social``, y, asì, quitarle a la democracia clàsica corrupta los atributos que una dictadura seria no confiere:
a) El trabajo no impuesto.
b) El multipartidismo.
c) La proliferaciòn de sindicatos.
d) El constante proselitismo.
e) La mano de obra forànea.
f)  El escape de nuestra divisa orgànica.
g) La importaciòn excesiva.
h) La tala de àrboles de parte de poderosos.
i)  La no obligaciòn de cultivar la tierra.
j)  El cambio de nuestro folklore.
k) La arrabalizaciòn de las instituciones.
l)  La transculturaciòn.

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lunes, 14 de febrero de 2011

EL MONSTRUO DE AGUAS CLARAS.

Su habitad son los montes,
aunque vive en la ciudad,
de unos ojos acuciosos,
azules, pero viscosos
y de gran profundidad.

Donde pisa deja huellas,
se confunde en la maleza,
impetuoso brinca y muerde,
no hay piedad para su presa.

Su cabeza es una concha,
su piel desteñida y blanca,
se baña de sangre humana
no importa color o raza;
si està durmiendo no ronca.

Se parece al tiburòn,
despierto mientras tù duermes,
hambriento como el leòn,
con desigual andanadas,
pues lleva unas garras caras
que traspasa continentes...

Su sed no tiene fronteras,
no importa suizo o haitiano,
lo conquista y no es en vano
cuando lo hinca de rodillas
y le advierte, de apostilla,
que es soldado americano...

BARAHONA, MI PUEBLO AZUL.

Sueño con mi pueblo azul
Santa Cruz de Barahona,
cuya simiente remonta
con un Duque de sus mares,
recibido en atabales
de lucha y de libertad,
gritando su realidad
desde sus montes y lomas.

Sueño con mi pueblo azul
dormido desde temprano,
centenarios sus bohìos
y sus ajuares de guano.

Mi alma camina en pena
por esas calles en cierne,
siento la ausencia del padre,
los mios,
y aquella novia perenne.

Sus casitas y barbacoas
se resisten a morir,
siento en mi sueño sufrir
las luchas de Guarocuya,
las canoas, las cachùas
y al màrtir de Cayacoa.

Parecen dormir sus sueños
en ya lejanos horcones,
desechan los frios balcones
y aquellos nichos de losas,
Falè Màtos, Apolinar,
Candelario De la Rosa.

Guarocuya el ``Enriquillo``
a marcharse se resiste,
por eso en mi pueblo viste
galerias desvencijadas,
instituciones marcadas
por la inclemencia del tiempo,
iglesia y ayuntamiento
doblan campanas heladas.

Al caminar por tus calles
no quisiera despertar,
en procura de encontrar
la novia que ya no existe,
¡oh pueblo triste...!
¿còmo ahora te moriste
con los cantos de sirena
cuando en noches, luna llena,
ese amor lo compartiste...?

Aquì en la postrimerìa,
recìbeme allà en tu seno,
haz para mi de estos sueños
un modo de libertad,
encuentra mi amor perdido
por toda la eternidad...

sábado, 12 de febrero de 2011

TRUJILLO EN LA HISTORIA. SU MUERTE. SECUENCIA HISTÓRICA: (3 de 3).

En el gobierno de Carlos Morales Languasco, resultò ser vicepresidente Ramòn Càceres Vàsquez (Mon). En menos de un año, el paìs viviò tres gobiernos y varias revoluciones. Al hablar Morales del apoyo al ex presidente Jimènez, se produjo el natural rompimiento que crea nuevas divisiones.

En diciembre de 1905 fracasa un autogolpe del presidente Morales, que lo libraría de fuerzas horacistas contrarias y asume la presidencia el general ``Mon`` Càceres, dicho sea de paso, primo hermano de Horacio. Mon pacificó el paìs y su gobierno de seis años fue de relativo progreso y orden social. Construyó carreteras y puentes e inaugurò el ferrocarril de Moca-Santiago, entre otras cosas, hasta caer asesinado en el malecón de la capital, próximo a Güibia, por un grupo conjurado encabezado por el general Luis Tejera, hijo del canciller e historiador don Emiliano Tejera. Luis Tejera sentìa celos  del jefe de la guardia de Mon, el joven general Alfredo Victoria, quien utilizò sus fuerzas para vengar la muerte de su presidente. Luis Tejera fue masacrado en la fortaleza Ozama, tras ser perseguido y capturado al cruzar el rìo Haina. Cuando a su triste padre lo llevaron para que presenciara el cadáver de su hijo, exclamò: ``Bien muerto, pero mal matado...``.

A Mon Càceres le sucede el senador Eladio Victoria, tìo de Alfredo, quien tenìa, este ùltimo la sartèn por el mango y por razones de edad, eligiò a su pariente para que ejerza la primera magistratura, hasta 1912, que caen  los ``Quiquises``, tèrmino utilizado en alusión a ``Quiquì``, apodo del senador Eladio Victoria. Con la influencia de los Estados Unidos, escogen en noviembre de ese año al Monseñor Adolfo Alejandro Nouel, presidente de la Repùblica, quien se estableciò en Barahona y renunciò en marzo de 1913, porque no soportaba la presiòn polìtica y las andanadas del jimenista Desiderio Àrias, quien venciò a Horacio en la llamada ``Guerra del Ferrocarril``, siendo delegado del senador Josè Bordas Valdèz, elegido presidente el 14 de abril de 1913.

Cae Bordas Valdèz el 27 de agosto de 1914, renunciando de su cargo por no poder sofocar las revoluciones, dando paso a Ramòn Bàez Machado, hijo de Buenaventura Bàez, quien ocupó la presidencia de la repùblica en cinco ocasiones, en la Primera Repùblica, cuando alternaba su liderazgo con el caudillo Pedro Santana y Familia. En la administración de Bàez Machado, nuevamente intervinieron los Estados Unidos para celebrar elecciones libres, resultando elegido por segunda vez Juan Isidro Jimènez Pereyra, el 25 de octubre de 1914, hasta su renuncia el 7 de mayo de 1916, por las constantes presiones de una invasión crònicamente anunciada, dando paso al aludido doctor Francisco Henrìquez y Carvajal.

El gobierno militar de los EE.UU. cerrò el congreso, combatió a los patriotas bautizados como ``Gavilleros``, y crearon un orden social y polìtico a base de sangre, fuego y tortura. La firma del plan Hughes-Peynado, para la desocupación militar norteamericana que se produjo el 12 de julio de 1924, crearon las condiciones para unas elecciones entre la Alianza Nacional Progresista, con Horacio Vàsquez como candidato a la presidencia y Federico Velàsquez y Hernàndez  a la vicepresidencia, frente a la Coaliciòn Patriòtica de Ciudadanos, con el general Francisco Josè Peynado como candidato. Ese mismo acuerdo estipulaba un gobierno provisional cuyo presidente serìa electo por los principales lìderes de los partidos polìticos y por el arzobispo de Santo Domingo, resultando escogido el comerciante Juan Bautista Vicini Burgos.

Vàsquez ganò limpiamente las elecciones y, despuès de cuatro años de gobierno, con Trujillo a la cabeza de los cuerpos militares, comete el error de prolongar su mandato a seis años, lo que produjo cansancio en un pueblo poco acostumbrado a la rutina de un gobernante que, por demàs, estaba viejo y enfermo. El 23 de febrero de 1930, estalla un movimiento cìvico capitaneado por Rafael Estrella Ureña, desde Santiago, Desiderio Àrias y Elìas Brache, con el apoyo militar de la capital del general Trujillo. Asaltaron la fortaleza San Luis, cuya guarnición no puso resistencia y emprendieron la marcha hacia Santo Domingo, produciéndose el golpe de Estado. Trujillo se salió con la suya, pues después de proclamado Estrella Ureña como presidente, condicionó unas elecciones a su manera que le dieron el poder el 16 de agosto de ese mismo año, sin resistencia, aprovechando el enturbiado clima y pescando en mar revuelto.

El 30 de mayo de 1961, lloraron a Trujillo todos los estratos sociales dominicanos que expondremos a continuación: los que no lo conocìan como persona, sino al través de sus obras y, los que por razones obvias, vivos aùn, recordaban aquella otrora època en que la montonera no dejaba avanzar el país. Lo lloraron los dominicanos conscientes de que el tirano tenìa las manos manchadas de la sangre de los esposos Martìnez Reyna, de los Bencosme, Cipriano, Sergio y Donato, Desiderio Àrias, un general anarquìsta, de los que desembarcaron por Luperòn y luego, los que vinieron por Constanza, Maimòn y Estero Hondo, de las hermanas Mirabal y de la sangre de miles de nacionales y extranjeros que le adversaron. Pero el dominicano que lloraba, se lamentaba porque en materia de crímenes y asesinatos, tanto sus predecesores como sus ajusticiadores, no fueron la excepción. Trujillo combatiò y enfrentò a sus enemigos, era implacable como tal, radical con lo malo y con lo bueno. El hombre común, aquel que no cuestiona el poder ni conspira, no tuvo problemas con la Era.

Lloraban, pues se sentìa desde ya, que el objetivo logrado por Trujillo, como fueron la institucionalidad y el respeto, la seguridad ciudadana, el poder del Estado, el valor de la moneda y nuestra independencia econòmica que nos hizo libres y soberanos, comenzaba a marchitarse como la flor abruptamente cortada y tirada al suelo bajo las inclemencias del tiempo. Trujillo tenìa su estrella, era hombre de luz propia, pero... ¿Por què no admitirlo?. La adversiòn ganada fue producto de su fuerza intrìnseca y recio caràcter. Manejar un paìs como el que hemos descrito no es administrar una bodega. Siendo hombre de pocos estudios, su olfato polìtico y don de gobernante, lo impulsaron a codearse con los mejores ciudadanos. Conformò su gobierno con las mejores clases y familias del paìs, con verdaderos intelectuales y hombres probos que crearon institucionalidad y respeto, especialmente los que conformaron su sèquito civil. Aunque tuvo servidores de todas las calañas, eso es normal, porque ``hasta los palos del monte tienen su separaciòn, unos sirven para leña y otros para hacer carbòn...``. Para Trujillo, el protocolo era fundamental. El protocolo en el Estado define las distancias entre el gobernante y los gobernados, por lo tanto, el respeto y el orden no se hicieron esperar. Trujillo ha sido el ùnico gobernante en este paìs que se preocupò porque sus guardias en la fronteras conocieran de la geografìa nacional, pensando celosamente en la nacionalidad, pues tambièn buscaba asiduamente la orientaciòn de los grandes historiògrafos de la època, como Pedro Maria Archambourt, por ejemplo, para llevar la consecuciòn de la historia. Pienso además como Cullen Hightower: ``La disciplina sin libertad es tiranìa. La libertad sin disciplina es caos...``.

Desde que fue nombrado Teniente de la Guardia Nacional Dominicana, ya habìa dado señales de lo que serìa su destino. Unas malas y otras buenas. Los gringos reconocieron su capacidad sin par, vocaciòn, don de mando, que les permitìa a ellos confiar en que la naciòn dominicana se enderezarìa a la hora de su desocupaciòn. Supieron tambièn que fue màs ùtil el primer año de gobierno de este hombre, advenedizo si se quiere, que los ocho años de su tortuosa intervenciòn. Para ellos Trujillo era lo ideal, hasta que se atreviò a pagarles la deuda externa, pues asì ya no les convenìa en su afàn de querer ser los gendarmes, los protagonistas del mundo. Este latino no debería hacerles sombra, como en efecto les hizo, tendrían entonces que colaborar con los ``amigos`` del jefe que tramaron su muerte, porque quienes mataron a Trujillo fueron sus amigos y hombres de su entorno, que se favorecieron e hicieron negocios a nombre del règimen.

Esos dominicanos lloraban cincuenta años que se aproximaban y que ya pasaron, arrastrando y llevándose por delante nuestras empresas, las siembras, el azúcar, el peso y su valor, el orden, la seguridad, soberanía, garantía y confianza, cuando desfalcaron, se robaron todo lo que pensaban que era de Trujillo, a sabiendas que no, que todo pasó automáticamente al  Estado de manera prevista.
Mientras turbas enardecidas tumban las estatuas del monstruo en los parques, apedreaban y escupían a los policías desarmados y mataban a cadenazos a los supuestos calieses de la Era, otros seguían llorando y rezando, y, como señal de luto, los hombres usaban cintillos negros en las camisas y las mujeres en sus faldas.

Lloraron, por último, los que creían en las premoniciones y alcanzaban a ver que se aproximaba un fenómeno llamado ``democracia`` que gravitaría durante los próximos cincuenta años, trayendo consigo los asaltos a mano armada, la impunidad desde las esferas judiciales y policiales, donde están ligados mansos y cimarrones, con màs cimarrones que mansos, el crimen del narcotràfico, la drogadicciòn, las pasiones desbordadas del bajo mundo, los ritos satánicos, las profanaciones de tumbas como negocio, el latrocinio desde los niveles màs altos del Estado, las violaciones sexuales a niños y niñas, la deforestaciòn, la secada de los rìos y arroyos y un largo etcétera. Segùn los demócratas que nos gastamos, ese sistema tiene algo aùn mejor, y es que, por lo menos, ellos se permiten hablar y expresar cuantas sandeces se quiera decir por radio, televisiòn y otros medios de prensa, con improperios y palabras soeces, ya que tambièn se puede irrespetar a las autoridades, incluyendo al presidente de la repùblica.

Soy dueño de un carácter libre y a veces rebelde. Pienso que no podría vivir bajo los rigores de una dictadura, por lo que me duele admitir, que el 30 de mayo de 1961 no llorè a Trujillo, lo estoy llorando hoy.

TRUJILLO EN LA HISTORIA. SU MUERTE. SECUENCIA HISTÓRICA: (2 de 3)

Corría el mes de mayo de 1961. Su discurrir era normal para el hombre del campo que solo esperaba la redondez de la luna para iniciar la siembra. Las canciones jíbaras de Puerto Rico y Guajiras de Cuba les daban la bienvenida a las frescas mañanas de las campiñas de mi pueblo. Las disfrutaba, pues me impusieron como castigo acudir de noche a la escuela, ya que ``Macho``, el maestro de ``La Bombita``, me alcanzó a ver cuando enrollé mi cuaderno, el cual tenia a Trujillo en su portada, y le pegué un ``sopla moscas`` a un pobre haitiano que dormitaba en un pupitre. Después de la sanción impuesta, recibí entonces una aleccionadora pela en presencia del susodicho maestro al calificarlo de ``boca de burro`` por atreverse a contarle a mi padre lo sucedido. Admito la intolerancia y rebeldía que me caracterizaba en esa etapa inicial de mi vida. Y admito también, que las medidas correctivas de mis progenitores alinearon mi carácter. Algo que no ocurre hoy con las nuevas generaciones, cuyas malquerencias son celebradas por los padres.

La escuela tenia dos puertas en su frente, una para entrar y otra para salir. En la noche tuve que compartir con haitianos y dominicanos adultos que recibían lecciones de alfabetización. El maestro tarda en llegar, lo que me alegraba sobremanera, pero se presentó pàlido y con voz entrecortada: ``Váyanse tranquilos a sus casas que mataron a Trujillo...``. La prisa se hizo presente cuando la puerta de salida no abría, se condenó, quizás por el desespero y la muchedumbre que se aglomeró en la puerta de entrada, unos por salir y otros por entrar, como el caso de mi madre que fue a recogerme muy preocupada. Debido a mi edad, me dio lo mismo la noticia y me entretuve mirando los desesperados alumnos, hombres y mujeres, tratando de penetrar por tan angosta puerta como avena espesa por colador. Eran las ocho pasado el meridiano y las casas cerraron sus puertas. Pensé entonces que a la oración de esa noche le faltaría un pedazo, cuando después del ``Padre nuestro que estás en el cielo``, mi madre le pedía a Dios por la salud de ``Papà Trujillo``, mientras observábamos la escultura en bronce del ``benefactor`` adaptada en el centro de un elegante espejo redondo que adornaba la sala.

Comenzaron a sentirse los sollozos bajitos de los vecinos y de nuestra madre también, pues mi padre no había llegado y era impredecible lo que pudiere acontecer. Eran lloros sinceros de un pueblo que supo querer a su gobernante, ya que Trujillo tenia enemigos personales, no nacionales, éstos surgieron luego, cuando el burgo dominicano, que era la mayoría, comenzó a constituirse como clase pensante. Pero el ciudadano simple sabía que Trujillo fue el resultado de una sociedad anarquizada y convulsionada que se negaba a levantarse de sus cenizas. Debemos hacer una secuencia histórica, no tan corta, pero resumen en fin:

Despuès de nuestra independencia de los haitianos en 1844 y la restauración de la misma en 1863, debido a la Anexión a España, nuestro paìs se quedò patinando como naciòn que pretendìa la institucionalidad, pues sin ánimo a juzgar la actuaciòn del general Pedro Santana Familia, de anexarnos a España, despuès de ser el machete ejecutor que les sirviò a los trinitarios para librarnos de los haitianos, como gobernante, en cambio, no rindiò los frutos del soldado de ``Hincha``. Serà la historia quien tendrà que absolverlo en su justa dimensiòn, pues hay que reconocerle que su intenciòn en el fondo no fue mala, si tomamos en cuenta que Haitì, antigua colonia francesa, contaba con este protectorado y, por ende, había mejorado notablemente su logística militar, y la cansada espada de Santana y la de los dominicanos que celosamente le acompañaron en el libramiento de sus batallas, se estaban quedando rezagadas frente al poder francès. Pero, el resultado, insistimos, es que, el Santana gobernante, terminò deprimiéndose hasta morir, retirado en ``El Prado``, su hacienda, dejando el paìs en manos de los nuevos adalides que terminaron por darnos nuestra segunda independencia. Pero tambièn los aprestos del general Buenaventura Bàez y Mèndez, por anexarnos a los Estados Unidos, utilizando para tal propòsito a Matìas Ramòn Mella y Castillo, en una misiòn de índole diplomática que por suerte fue desestimada, por el momento, de parte de esa poderosa naciòn. Asimismo, màs adelante, no se detuvieron las intenciones de Ulises Hereaux, de arrendar la bahía de Samanà, todavía hoy, fruta apetecible para los gringos.

Muerto Pedro Santana, las luchas encarnizadas de los rojos y los azules, Buenaventura Bàez y Gregorio Luperòn, crearon liderazgos con personeros sedientos de sangre y de poder. La eficiente carrera del general Luperòn, considerado la primera espada de la restauración de la república, no le garantizaron una buena aptitud para el ejercicio del poder, permitiendo que su brazo derecho y principal lugarteniente, general Ulises Hereaux Lebert, se alzara con el mismo, despuès de una tremenda labor como ministro de guerra y marina y principal ejecutor del decreto de ``San Fernando``, emitido por el presidente de turno, Monseñor Fernando Arturo de Meriño. Si bien es cierto que Hereaux pacificò la repùblica, a sangre y fuego, no menos cierto es que no pudo encaminar el paìs hacia un proceso de independencia econòmica y valor de la moneda, pues el ferrocarril del cibao, obra estupenda de su gobierno, bien intencionada quizàs, sirviò de mercado y negocio a los que tenían poder político.

A la muerte de Hereaux el 26 de julio de 1899 de manos de Ramòn Càceres Vàsquez, Horacio Vàsquez Lajara y Jacobito De Lara, en la postrimerìa de la segunda repùblica, le sucede un estado de barbarie que agudizó la situaciòn econòmica de una moneda inexistente, que tenia solo como aval los impuestos producidos por las aduanas. Al mismo tiempo, y en virtud de la Convención Norteamericana de 1905 y luego ratificada en 1907, las recaudaciones de aduanas estaban comprometidas con esa naciòn debido a los empréstitos contraídos por las malas administraciones. Vinieron entonces las luchas intestinas en los campos del cibao y la lìnea noroeste, asì como en el sur, que hombres reconocidos por su valor luchaban como fieras por el poder polìtico, cuando los liderazgos se definieron entonces entre Horacio Vàsquez, lìder de los ``Coludos`` y Juan Isidro Jimènez Pereyra, de los ``Bolos``.

Las constantes sucesiones en el poder de esos lìderes con sus respectivos golpes de Estado al estilo de la època, no permitieron que, despuès del ùltimo gobierno de Jimènez en 1915, quien renunciò debido a las presiones de los Estados Unidos, el 7 de mayo de 1916, un eminente ciudadano como el doctor Francisco Henrìquez y Carvajal, pudiera detener la implacable intervenciòn de esos extranjeros. Con una proclama lanzada desde el acorazado ``Olimpia``, anclado frente a la ciudad de Santo Domingo, el capitàn de navìo H.S. Knapp, declara a la Repùblica Dominicana en estado de ocupaciòn militar, consolidándose asì la època màs nefasta de nuestra historia.

Los que sucedieron a Ulises Hereaux y antecedieron al intelectual Carvajal, fueron: Wenceslao Figuereo, alias ``Manolao``, quien por su condiciòn de vicepresidente de la repùblica le correspondía sustituir al finado hombre. Es seguido por los gobiernos de Juan Isidro Jimènez, Presidente y Horacio Vàsquez, Vicepresidente, 1900. Horacio, quien tumba a Jimènez en 1902, ayudado por los remanentes lilisìstas, a quienes el pueblo llamaba ``los huérfanos `` por la muerte de su lìder, coyuntural y paradògicamente ayudaron a uno de los matadores de Hereaux (Lilìs) a tomar el poder. Pero, esos mismos huèrfanos, depusieron a Horacio un 23 de marzo de 1903, cuando prisioneros de la fortaleza ozama, muchos de los cuales eran colaboradores del asesinado dictador y otros simpatizantes de Juan Isidro Jimènez, se amotinaron y escaparon del recinto carcelario. Mediante un intrépido golpe de Estado que contò con la complicidad de oficiales del recinto, los prisioneros se apoderaron de la fortaleza e iniciaron una insurrección armada contra el gobierno de Horacio Vàsquez. Reseña la prensa de la època. Entre los prisioneros se encontraba el general Remigio Zayas (Cabo Millo), Perico Pepìn y Leopoldo Espaillat, alias ``Polìn``. El general Remigio Zayas, iniciò el golpe haciendo prisionero al comandante del recinto Manuel de Js. Castillo, alias ``Lico``. Tropas azuanas avanzaron contra la capital para consolidar el golpe.

Alejandro Woss y Gil y Eugenio Deschamps, este ùltimo erudito y orador de primer orden, fueron elegidos presidente y vicepresidente de la repùblica, respectivamente. Pero, el 24 de octubre, estallò una revoluciòn acaudillada por el antiguo presbítero Carlos Morales Languasco, convertido en general jimenista o ``bolo``, quien fue secundado por los generales Desiderio Arias y Andrès Navarro. Morales se habìa fugado de la càrcel de Puerto Plata, vestido de marino y se embarcò a las islas turcas, retornando cuando Horacio Vàsquez fue derrotado en virtud de la crisis econòmica y polìtica, instaurándose el gobierno de Woss y Gil. Los dos partidos, ``bolos`` y ``coludos``, se unen en derrocar a èste, acusado de promover las ideas lilisìstas, temièndose una dictadura como la de Hereaux. El pretexto de Morales Languasco para lanzarse a la lucha, fue el incumplimiento de Woos y Gil a las promesas de que gobernaría con Jimènez, a quien nombrò Agente Financiero en Europa.. Los unionistas ``Bolos`` y ``Coludos`` iniciaron su revoluciòn en Puerto Plata, pudiendo vencer la resistencia del gobierno en los combates que se trabaron durante todo el mes de noviembre. Unos cuatro mil jimenìstas y horacistas sitiaron la ciudad, mientras tropas extranjeras de varias naciones se encontraban en nuestro suelo ``protegiendo sus embajadas y legaciones``. Buques norteamericanos, alemanes y holandeses desembarcaron tropas para proteger sus intereses...

TRUJILLO EN LA HISTORIA. SU MUERTE. SECUENCIA HISTÓRICA: (1 de 3).

¿ Qué interés podrían tener los historiadores, políticos e intelectuales dominicanos de excluir de los textos escolares el nombre de Rafael Leonidas Trujillo Molina, que no sea la retaliaciòn, el rencor y el odio que provocó su oprobiosa dictadura...?. Pero, existió Nerón, que quemó a Roma, y los Césares con sus secuelas de maldad y locura en naciones de ultra mar que hoy son altamente civilizadas, quizás, precisamente porque no se soslayó la historia. Existió Adolf Hitler, un líder indiscutible, pero esquizofrènico, loco de amarrar y sanguinario sin par, como Stalin y Musolini, implacables, como Napoleón Bonaparte. Conquistadores terribles que decapitaban sociedades o tribus completas en su afán de dominación mundana, aunque en nombre de la Iglesia Católica, la Inquisición, usando historietas como la de la Virgen de las Mercedes, bendiciendo los españoles cuando asesinaban los nativos. Dictadores como Juan Vicente Gòmez Chacòn, venezolano, ``El Jombre de la Mulera...``, ``El Caudillo de los Andes...``, nacido en el condado de Tàchira, que se distinguió por las torturas de los grilletes, por matar con la cárcel tormentosa, con la cárcel de terror, cuya tumba hoy es visitada por centenares de turistas, motivados por la curiosidad y el enigma. Y es que los pueblos que no escriben su historia, imparcial, real, con lo malo y con lo bueno, con sus sombras y sus luces, están proclives a repetir precisamente la negatividad de sus hechos. No soy trujillistas. Pero los intelectuales dominicanos saben, que esbozar la historia de Trujillo implicaría no solo hablar de sus sombras, sino también de sus luces. Hasta ahora, los que han escrito son reconocidos enemigos del tirano que sufrieron los rigores de su sangrienta tiranía. Parcializados en sentido general. Otros neutrales, han escrito la historia señalando luces y sombras, pero con un estilo propio de complacencia y de cuidado, para no herir susceptibilidades.

A Trujillo hay que analizarlo desde el punto de vista científico, no humano. Ver el personaje, no la persona. Ver la coyuntura política, económica y social de la época en que tuvo su asunción al poder. Es cierto que era asesino, egoísta, simulador, chismoso, entre otros tantos epítetos, como el de ladrón... por ejemplo. Pero hay que añadir que nunca empeñó el carácter legal e institucional del Estado dominicano. Que las haciendas que administraba, como ``suyas``, con mucha adhesión por el ganado y los caballos de paso fino, al fin y al cabo sirvieron de beneficio al Estado. Que, hasta donde sabemos, nunca hizo arreglos para que, a su muerte, las decenas de empresas con que contaba el país, incluyendo la Industria Nacional Azucarera, quedase a nombre de su familia. Todo lo contrario. Ni siquiera en el aspecto político, que era por donde debía comenzar si quería atesorar los recursos del Estado para su familia, tuvo la intención de monarquizarlo, pues en varias ocasiones se manifestó de manera casi pública que, para gobernar, Ranfis, su hijo, no tenia el más mínimo talento. Pues, quizás, al concentrar en sus manos, con poder onnìmodo todo el devenir económico del país y, con honradas excepciones, no dar participación a los expertos económicos de la época, sino mas bien, ordenar, señalar las reglas de juego, contribuyó al fortalecimiento de las instituciones financieras, de la moneda, de la exportación y otros beneficios propios del trabajo y de la producción en buena lid.

Les recomiendo una lectura imparcial: ``Trujillo, Cara y Cruz de su Dictadura``, por Gerardo Gallegos, un escritor cubano, que nos describe la situación inhóspita de una sociedad que, como República Dominicana, antes de 1930, es decir, antes de Trujillo, sufría los rigores de la anarquía política, social y económica. Era una nación, se podría decir, como el Haití de hoy, de un Estado incierto, sin rumbo fijo, sin meta a determinado propósito de organización

¿Por qué no hacer un museo...?. Tanto el museo como sincerar la historia, contribuye a que por fin se rompa el mito. Que la juventud no opine movidos por un espectro, por desconocimiento, pues no hay cosa más atrevida que la ignorancia. Pongamos las cartas sobre la mesa y despejemos los enigmas, ya que con ellos, de manera involuntaria, seguimos engrandeciendo y dando fama inmortal a alguien que, para muchos, es indeseable. Hagamos un museo completo: una sala con episodios de torturas y con la foto del sargento Josè Messòn, un moreno barahonero que participó en la llamada ``Conspiración de los Sargentos``, dirigida desde Cuba. Otras fotos como las de las hermanas Mirabal, pero también otra, donde Trujillo aparece retratado con Herdel Hull, firmando el tratado que nos liberaba de la deuda externa, y otras tantas acciones que, aunque lo vanagloriaban, también engrandecían al país, como fue la nacionalización de la mayoría de nuestras empresas, el pago religiosamente de las multinacionales y empresas extranjeras en sus obligaciones con nuestro Estado, la conservación de los recursos naturales, la fortaleza del Estado en cuanto al sistema de construcción sin vicios, la higiene, la sanidad, la salubridad en los campos, la producción, las diez tareas, la dominicanidad, la cultura, el arte, la comunicación, el paso de avance hacia la civilización...etc., en un país donde antes de 1930, los países extranjeros lo reconocían en el mapa mundo como Haití.

viernes, 11 de febrero de 2011

REMINISCENCIAS PROVINCIANAS: ``Renegada`` Vidal. Mis Recuerdos (5).

La amaba tanto que aun siento su fragancia. Lustros y décadas han pasado, la noche que conocí a la Vidal. No era bonita, sino sensual. Parece su apellido se remonta al de la diva histórica que engalanó nuestro pueblo, Barahona, cuna de Marìa África Gracia Vidal (Marìa Montés). Tenia similitud en sus gestos y ademanes femeninos con un ímpetu enloquecedor. Al verla, fue amor a primera vista. Recuerdo esas manos blancas que adornaban una sortija dorada. Era una época muy diferente. Esperé mucho tiempo para darle el primer beso. Su madre, una noble maestra de pueblo, me sorprendió con epítetos duros que marcaron por siempre un amor que se hizo prohibido. De ahì en adelante, crecieron las ansias del beso. De baja estatura y unos pies de reina que, a sus dieciséis años, cargaban un cuerpazo de mujer. De hablar resonante y chillón, como las barahoneras, su risa, era un canto de sirena y sus labios una rosa recién abierta por un rayo de sol. Se estaba ausentando la primavera. Una brisa temprana anunciaba una cuaresma intempestiva. En el sur la cuaresma siempre es prematura. La brisa contrasta con la siesta acostumbrada, cuando se escucha un gallo cortejando la gallina y las ciguas carpinteras se sientan en los cocoteros. Se siente la brisa triste, pero fuerte, entre las palmeras de mi patio, en mi casa pueblerina. El beso no se hace esperar y se desborda la pasión de dos primerizos enamorados. Sus labios de rosa comienzan a emanar un sublime veneno que pasò de mi sangre al corazòn. ``Te amo Renegada``, le suspiraba, mientras ella con timidez correspondía. ¡``Què dirìa ``Ninarania...``!. Se refería a su madre. ``No se, pero no importa...``. Ella misma se contesta, mientras se encendía la pasiòn y el amor brotaba con respeto, las caricias eran tiernas, dulces, sin lascivia ni malicia, eran del alma, era el amor perfecto que esperaba tranquilo y resignado su consumación.

``Dos cosas yo haré contigo, que tù conmigo no harás: serte fiel hasta la muerte y no olvidarte jamás...``, escribieron sus bellas manos en un informal papel. Eran papeles tiernos que se suscitaban a cualquier hora del día mediante improvisados correos. A veces llegaban con la musa inspiradora en persona, quien abandonaba la clase para refugiarse en mis brazos y vivir dos horas de libertad y felicidad. Aunque ataviada de crema y un tanto exhausta, la bella colegiala me brindaba su tempranera fragancia que aùn no borra mi insistente olfato. ``Pueblo chiquito, infierno grande...``. A pesar de un amor contra los odios, las clases, los apellidos, mi traslado a la capital, la distancia implacable, las incidencias, las circunstancias, dieron lugar a un amor de lejos... Era un amor platónico, el amor de los pueblos, el amor de la edad, aquel que fue mi consuelo durante los días aciagos de la muerte de mi padre. Quedò sellado en el alma una especie de siniestro y de encanto. La  herida profunda que dejaba esa pèrdida y la panacea sedante que la cicatrizaba, el amor de Renegada, con su amor en la utopía, quizás en el plano que aspiran quedarse los amores. En el plano del primer amor. Representa ese primer amor, la base de nuestras posteriores aventuras, el goce y el sueño de lo imaginario e irreal, pues lo sublime y real no se repite.

REBECA:


A Rebeca imploro en mis sueños,
hasta en otras galaxias la veo
con el mismo perfume de hembra,
con sus labios llenos de deseo.

A tientas me tocas mi reina
y el recuerdo se llena de ti,
dónde estàn esos besos mi hada
cuando tù suspirabas por mi...?

El tiempo ha pasado Rebeca,
pero nunca ha podido borrar
aquellas caricias aviesas
de un latir exquisito y mortal...

¿ Dónde guardas tu mirada
de ternura y tentación...?,
dónde escondiste esos besos
que salìan del corazón...?

Si al despertar de improviso
o durmiendo asì me quedo,
ten muy presente Rebeca
que a ti todavía te quiero...

REMINISCENCIAS PROVINCIANAS: Barahona, Mi Pueblo Azul (4).

Corría la década de los años sesenta. Nuestros padres, nos inscribieron en el Colegio Evangélico Barney N. Morgan, centro preferido por las mejores familias barahoneras de entonces, ya que la educaciòn pùblica comenzaba a entrar en una etapa álgida respecto a sus enseñanzas, pues la guerra fría contribuyó con el desorden institucional del país, por lo menos, en lo que académico se refiere. No era un buen estudiante y anduve todos los centros de estudios de mi pueblo, exceptuando el Colegio Divina Pastora, pues estaba destinado solo para damas. Pero, los hombres no se frustran si no quieren. El hombre se moldea, unas veces para mal y otras para bien. Dijo Schiller, que el hombre se hace grande o pequeño según su voluntad.

Era rebelde. Y mi comportamiento me costó la transferencia de ese colegio a una escuelita de recuperación que dirigía la profesora Josefita Màtos Nin, una rígida mujer pariente de mi madre. Ella usaba de ``madrina`` una rama seca de ``palo de chivo``, la que nos aplomaba de improviso ante la mas mínima travesura. La escuelita està ubicada en la parte màs alta de la ciudad, donde termina la calle Jaime Mota y los ranchitos se contaban con los dedos de una mano. Era una desvencijada casita de tablas de palma con techo de zinc viejo y tostado por el sol. Tenìa poco màs de una docena de pupitres para dos o tres estudiantes, segùn la necesidad. En su parte norte tenìa una estrecha habitaciòn donde dormìa Macorìs, un anciano de ascendencia haitiana, un tanto polìglota, ya centenario, quien afirmaba haber sido parte del séquito lilisiano y caminaba con mucho orgullo haciendo ruidos con sus medias botas, a las que colocaba tachuelas. Se ponìa un sombrero de henequén de alas anchas, de los denominados ``pava``. Este anciano no tenìa familia y anestesiaba su pasado, quizás tortuoso, visitando asiduamente la iglesia catòlica. En su afán de no torcerse debido a su edad, inclinaba demasiado su cabeza y torso hacia atràs, lo que le obliga inconscientemente a doblar sus rodillas al caminar: ``Yo no me tuerzo no...``, aducía.

El cambio radical de un colegio de clase media a esta humilde escuelita no me supo a nada. Me sentía ser, como en realidad soy ahora, de silla y aparejo. Recuerdo su campana debajo de una mata de tamarindos, la que luego fue cambiada por un tubo de hierro macizo al que golpèabamos con furia cuando se avisaba el recreo o terminaba la clase. Cada niño, teníamos el afán de correr y tocar esa improvisada campana. Era un lugar para pobres, donde el olor a ``marifinga`` hecha flatulencias envenenaba el ambiente. Las necesidades màs perentorias tenían que realizarse en el montecito que circundaba el local. La ``marifinga`` era la denominación del alimento que los norteamericanos donaron en la revolución de abril de 1965 y que los dominicanos sin orgullo fueron capaces de aceptar. Ellos, los gringos, acostumbran a ``ayudar`` con la correa en las manos.

Pasaron veinticinco años cuando me invadiò la nostalgia. Fue al entrar a mi pueblo. Decidì dejar el carro y entrar a pies por los ``blanquizales``, donde encontrè un callejòn o camino con montes a los lados y las huellas aùn sin borrar de una niñez soñadora, que corrìa por allì junto con las espinas y las hojas carnívoras, sin sentir las dobleces de las piedras de puntas que calientes por el sol maltrataban mis plantas descalzas. El camino parecía interminable cuando quizás por lo urgido espantaba los cerdos cimarrones que buscaban la fruta de anón, mamón y el mango verde desperdiciados en el suelo. Parecìa un túnel en laberinto, cuando despuès de la ansiada y ùltima curva avisté un panorama diferente, aunque con una estampa conocida. Allì estaba aquella anciana, como mi madre, recostada de uno de los rincones de su nueva escuela, el gobierno habìa tomado en cuenta aquel lejano lugar, donde el recuerdo nos enseña que la vida transcurre y nada mas... Estaba sentada en una silla de guano, recostada, con su vara de ``palo de chivo`` en la mano derecha, mientras el bullicio de los niños pobres, uniformados de crema, entonaban con el olor a tiza, a lápiz, a los cuadernos llenos y estrujados, al piso desinfectado por la trementina y el eucalipto del prado, y el batazo a la pelota que me retornaba a aquel recreo. Al identificarme, sus ojos se nublaron y nuestros cuerpos se unieron en un abrazo que parecìa de madre e hijo. Ella, con su pelo totalmente nevado, detuvo por un instante el recreo, precisamente en el momento en que, curiosos, ya nos tenìan rodeados con ojos inquisidores. ``Mis hijos, este es un ``licenciado`` que estudiò aquì, en esta escuela, igual que ustedes...``, mientras su emociòn y la nuestra no tuvieron lìmites.

A mi pueblo, Barahona, lo recuerdo y lo distingo cuando conservo y pongo de manifiesto los nombres de algunos héroes legendarios y los maestros inhiestos que tuve la honra de conocer. Desde los generales Candelario De la Rosa, Rafael Màtos Cuevas (Falè), Carlos Alberto Mota, Josè Dolores Màtos, gobernador para 1894, Alejandro Deñò, para 1903, Braudilio Fèliz, restauradores e independentistas como Juan Segundo Fèliz, Ángel Fèliz, hasta Jaime Mota y Luis E. Delmonte, distinguidos hombres pùblicos que aportaron con la identidad institucional barahonense. De las contiendas de los ``Bolos`` y ``Coludos`` se conoce al general Josè Dolores Fèliz, alias ``Lolò Cabuya``, tronco de respetable familia en Cabral, algunos de los cuales siguieron sus pasos en los cuarteles, siendo altos oficiales. Hombre de mùltiples generaciones, pues fue su padre el aguerrido coronel ``Cabuya``, quien cabalgó con generales del tupe de Pedro Florentino. Cuentan que el general ``Lolò Cabuya``, al llegar a edad longeva, pudo compartir con generales de la època reciente, a quienes les reprochaba su comodidad en oficinas con aire acondicionado. ``Generales sin batallas...``, aducìa el dilatado hombre de armas.

De nuestro tiempo, recuerdo a don Virgilio Pelàez, maestro, educador, un tanto paternalista. Era el padre de Publio, de mi amigo Silvio y de Guillermo Pelàez Susaña, este ùltimo vìctima de los desaciertos de la guerra frìa. Asimismo, a la maestras Pirula Ramìrez, Petronila Suero, Milagros Melo, Argentina Panela, Dominga Chanlate, Margarita Tezano (Bella dama a la que hacìa mi novia en la imaginación pueril), Noemì Saldaña, Natividad Fèliz, y profesores como Cayacoa Chanlate, Alejandro Melo Andùjar, Orelbis Fèliz, Mirtilio Fèliz Cuevas, Domìnico Nin, entre otros. Ellos son la digna representaciòn del maestro respetuoso de la època.

A la memoria llega el célebre Matìas Ramìrez Suero (Matiìta), nieto de Luis Felipe Suero, quien fuera este ultimo, el primer hombre con ese apellido que llega a ese pueblo, de las primeras familias, trabajando, abriendo trincheras camino al viejo puerto, en burros, cuando la exportaciòn de madera era la principal vía del progreso. Matìas, era historiador, autodidacta, poeta, ``plebe`` y romàntico. Falleciò recientemente, ya centenario. Recordar nuestros personajes de la calle, forma parte de la sal de la vida en las costumbres regionalistas. Desde ``Diablo Viejo`` y ``Chichà Pescao Podrìo``, pescadores, hasta ``Muìto``, ``Tiburòn Andrès`` y ``Lelo, Billete Pelao``, lo que por poco me cuesta la vida junto con un amigo por mofarnos de ellos, en una dominguera mañana poseída del candente sol sureño.

Habìa transcurrido la revoluciòn de abril de 1965. Despuès de la asunción al poder de Joaquìn Balaguer, en 1966, el huracàn ``Inès`` hizo estragos en Barahona. Recuerdo el pleito que sostuve con un vecino, el agricultor Artemio Ramìrez, quien tenìa un negocio de venta de plàtanos en una casa de madera techada de palmas, la que, por la inclemencia del tiempo, se inclinaba hacia delante y era sujetada por dos horcones. Sucediò que en un juego callejero de pelota, debido a un mal lanzamiento, la bola golpeò al buen hombre, quien airado, revolviò botarla, resultando infructuosa su bùsqueda. Mi indignaciòn no se hizo esperar y le manifestè lo alegre que me sentìa de que ese ciclòn llegara para que termine de una vez y por todas con el``ranchito ese``. Cosas de muchachos. Pero, cuando los primeros reflejos se hicieron sentir, nuestra casa, que para ese entonces era de las mejores del sector, comenzò a despedazarse: ``¡Ay Virgen de la Aitagracia...!``, reaccionò mi padre con un acento cibaeño casi olvidado, ``¡Huyan...!``, ``¡Vàyanse donde Lalai...!``, se referìa a doña Laura Santana, esposa de don Sixto Ferreras, padres de mi apreciado amigo el licenciado Sixto Emilio, quienes nos abrieron sus puertas preocupados en un momento tan aciago.

Desde las hendijas de ese refugio observábamos como la furia del fenòmeno seguìa golpeando nuestra casa y como el rancho de Artemio se mantenìa imponente cuán mansiòn de los Collins. En horas de la tarde el peligro pasa. Mi padre està urgido en reparar e improvisa una habitaciòn para que pasemos la noche como damnificados, mientras el fenòmeno azotaba y sembraba muertes en Juancho, Oviedo y Pedernales. Cuando sacamos la cabeza y vamos caminando, no solo escuchè la voz jocosa de Artemio que me voceaba: ``Estamos a su orden Papito...``, dàndome una lecciòn, sino que, ya en la intimidad del hogar, fue que pude darme cuenta que corrì a la casa ajena en calzoncillos ``mangas largas``, pues asì era que se usaban. A Artemio le tomè mucho aprecio, en la medida en que los años me maduraban como persona. Hombre de mil historias jocosas dentro de su entorno social. Salvo el dìa que, por razones obvias, me botó la pelota, nunca estaba de mal humor, hasta el momento que le vi llorando con amargura la muerte de su esposa Yiya Cuevas, hija de don Crescencio Cuevas. Ella era morena, un tanto pasada de libras, como el prototipo de la mujer de nuestros pueblos, entregadas a parir y criar los hijos. Recuerdo sus ojos, eran grandes y soñolientos, algo tímida al sonreír, lo que acentuaba agradable con una pequeña orificaciòn en su boca. Yiya muriò cuando un mèdico del pueblo, el cual se dedicaba màs al conuco y a beber tragos que a ejercer la medicina de manera responsable, olvidò una gasa en el viente de la dama. Yiya cerrò sus ojos inmediatamente la liberaron de eso que llamaron ``cuerpo extraño`en una posterior operaciòn en una reconocida clìnica de Santo Domingo, donde tuvieron que llevarla de emergencia. Cuando se anunciò su deceso todo era silencio, hasta que, despuès de mucho esperar los tràmites reglamentarios del traslado del cuerpo, llegò la ambulancia al rancho. La vì llegar, incluso antes de que la sacaran del fúnebre y ominoso vehículo, delgada y dormida como una niña, parecía resignada, mientras Artemio se desgarraba de dolor y sus sollozos eran gritos que consternaron mi alma y el de toda la vecindad.

BARAHONA, MI PUEBLO AZUL:


Sueño con mi pueblo azul,
Santa Cruz de Barahona,
cuya simiente remonta
con un Duque de sus mares,
recibido en atabales
de lucha y de libertad,
gritando su realidad
desde sus montes y lomas.

Sueño con mi pueblo azul
dormido desde temprano,
centenarios sus bohìos
y sus ajuares de guano.

Mi alma camina en pena
por esas calles en cierne,
siento la ausencia del padre,
los míos,
y aquella novia perenne.

Sus casitas y barbacoas
se resisten a morir,
siento en mi sueño sufrir
las luchas de Guarocuya,
las canoas, las cachùas
y al mártir de Cayacoa.

Parecen dormir sus sueños
en ya lejanos horcones,
desechan los fríos balcones
y aquellos nichos de losas,
Falè Màtos, Apolinar,
Candelario De la Rosa.

Guarocuya, el ``Enriquillo``
a marcharse se resiste,
por eso en mi pueblo viste
galerías desvencijadas,
instituciones marcadas
por la inclemencia del tiempo,
Iglesia y ayuntamiento
doblan campanas heladas.

Al caminar por tus calles
no quisiera despertar,
en empeño de encontrar
la novia que ya no existe,
¡Oh pueblo triste...!
¿ Cómo ahora te moriste
con los cantos de sirena
cuando en noches, luna llena,
ese amor lo compartiste...?

Aquí en la postrimerìa,
recìbeme allá en tu seno,
 haz para mi de estos sueños
un modo de libertad,
encuentra mi amor perdido
por toda la eternidad...