Y se emprende nueva vez el camino, se inicia, y nos lleva peregrinos entre calles empedradas, subidas quejumbrosas, con abismos , bajadas tormentosas; de otra, nos enseña tu mirada, lejana, ya pasada, ojos de soles que nos muestran augustas calles, diversas flores entre rosas, rojas, sin montes amenazantes con el olor a prado mojado y a sándalo que cortado inunda nuestra morada.
Se siente la agonía dejada por la ilusión de diciembre, estrellas de oriente se han apagado, y a Belén hemos cabalgado, aún, en un burro ya cansado; mas, he quedado enamorado de emociones que se fueron, aunque en los sueños volvieron a oxigenar mi vivir; bostezo de pereza, ausencias y quimeras que nos rebozan la copa, inocente mariposa, año de pilas cargadas, a ultranza, consumadas, que nos ofrecen nuevamente la esperanza...
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