Soñé que el plazo perenne que sumergió en la espera nuestro amor, aterrizó sin alas con los cantos de sirenas; era ciudad de puerto y olas marinas de un mar siniestro que se alejaban diciendo que tu promesa fue quimera, y paso noches enteras aguardando su regreso, mientras te escondes en sus caracoles junto a tus ojos de soles y labios que se deshojan al recuerdo de los besos; ¡pronto amor!, ¡escápate de esos sueños!, es que debemos ser dueños de luceros y de estrellas, y de jazmines que en suelo se besan con azucenas...
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