¡Oh maldita civilización que me ocultas los viejos campanarios de mi pueblo...!, interpreto al poeta santiaguès Tomàs Morel y me remonto a la nota manuscrita, que estrujada, recibía de aquella joven colegiala, allá, en mi casa provinciana.
¡Dañino!, letal el estilo con que el ser humano, autodestructor por naturaleza, maneja las redes; convierte en literales las flores y elevan como mariposas motorizadas y a remoto las mujeres; nadie sabe si l@ quieren, se torna el mundo virtual; más que amor es un jugar que va dejando secuelas; hogares rotos, infidelidades, noches en vela, técnica aviesa, tod@s pierden la cabeza, y quien menos corre, vuela...
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