No te duermas ahora acongojada en el rincón de tus años, si es que en la memoria daño, esos, mis gratos recuerdos; no pasará la vida, los besos tiernos, como rebaños que caminan, corren, entre malezas de colores y prados que perfumados, me devuelven los amores.
¡La recuerdo!, con ansias, con su risa de cascada, como en los cuentos de hadas, cuando sonreía la sabana con su lindo caminar, a ultranza, entre flora y fauna, rosas rojas y cabríos, que engendran como alabanzas;
Mujer rupestre con la usanza del pañuelo, estás pintada en las piedras, llevas tu gracia de hembra, agreste eres, con olor a primavera; te conviertes hoy, postrera, en la musa de mis sueños...
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