Por tercera ocasión he coincidido con promociones de decenas de conscriptos policiales haitian@s, en la estación del Metro del Centro de los Héroes; sí, hombres y mujeres, formad@s en nuestra Academia Policial 2 de Marzo, de Hatillo, San Cristobal.
Hay que tomarlo con pinzas, si vemos como se divide la opinión pública a través de intelectuales dominicanos y la clase periodística que nos informa. Recordar a Pío Baroja, cuando establece que ha visitado múltiples clubes de alta categoría y estancias palaciegas, notando con extrañeza que quienes portan el frac con más elegancia y soltura son los criados.
¡Cuidado!, que est@s reclutas no son criad@s ni analfabetas superad@s de este lado de amargo sudor. ¡Sí son haitian@s!, pues quien suscribe, en su niñez, l@s conoció muy de cerca en los bateyes en la época de la industria azucarera; conoció su acento y dicción, jugó con ellos a las canicas con semillas del mate, y, más adelante, l@s constrastó con l@s que vienen direct@s aquí a estudiar en nuestras universidades, pues son propios de otra clase, de otra educación y linaje, desde los tiempos de Dessaline y Petión, que establecieron y aún persiste, una clase dominante, y la otra furtiva y necesitada que llega a nuestro territorio colada por las partes porosas de la frontera en procura de comer.
Es@s haitian@s, a l@s que les queda muy bien el atuendo policial, tienen mejores condiciones intelectuales y culturales que nuestros policías; institución ya poco demandada por nuestros jóvenes; es el asidero institucional de unos perfiles foráneos.
Fui y soy un opositor, en cierto sentido, de la ley 168-13, porque asesina literalmente desde 1929 a seres humanos nacidos y criados de nuestro lado y que no deben pagar las consecuencias malvadas de un Estado desorganizado e irresponsable. Pero conozco quién es moren@ dominican@ y quién es moren@ haitian@.
Ya los tenemos incluso en nuestras Fuerzas Armadas; hay grados de oficiales en ell@s, medianos y superiores.
¡Cuidado con los compromisos políticos!, señores que manejan el Estado, empresarios, oligarcas, etcétera, que hay deudas que no se pagan nunca, ni todas las órdenes se cumplen, decía mi padre, sobre todo, si las de sentido humano dirigidas a esa masa urgida, les quitan el pan y la medicina a la nuestra, y si las de la parte institucional, los que usan sables y bastones gendarmes, son los que tendrían la capacidad de imponer un orden que es competencia propia y nos haga repetir la historia...
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