Caminaba a tientas por viejas y estrechas calles sintiendo la media luz que producían los flamboyanes florecidos; muchas flores, para después ver colgar decenas de vainas como problemas tiene la vida. Se siente ascender los peldaños de los escalones del duro roble de su casa bateyana, y a veces entre los confines de aquella ´´Villa Estela´´, de su pueblo azul, cuando los muros de tierra aún no daban paso a la relumbrante avenida con luces de mercurio, y caminaba, visitando ranchos de tejamanil o de tablas de palmas perennes, patios húmedos de pobreza, de florecitas tímidas que lo saludaban arrinconadas de los palos que cercaban el entorno; abrazando viejas con olor a cuaba y plancha caliente de carbón; caminaba, hasta que las bocinas de la pseudo civilización le recordaron que soñaba, y, no obstante, camina, camina...
No hay comentarios:
Publicar un comentario