viernes, 27 de noviembre de 2015

¿A QUIÈN INVOCAMOS HOY?.

En Areìto del Cimù o Lamento del Origen, J.M. Soto Jimènez nos habla que en el principio solo era selva, lujuria del sol en la  anatomía salvaje de la cordillera virgen. Sensualidad del agua sobre el inhabitado sexo de la tierra. Después la sangre llegó dando saltos por las islas, y fue de la tarde a la mañana el día primero, primer día del hombre, semilla de sangre en el seno del espacio inhabitado. Termina la cita.
Y fueron los extranjeros que salpicaron de sangre las islas, y hoy día seguimos siendo una selva atiborrada de mezcla, cemento extraído de la sangre de la tierra; ya no es el sol el lujurioso de una anatomía lacerada hace más de quinientos años; ahí están los mismos extranjeros como salidos de la máquina del tiempo; el agua perdió la sensualidad y el canto debajo de los frondosos flamboyanes y el arrastre de sus helechos; corre cansada ataviada del veneno y el calor del fuego de las cordilleras; se detiene la cotidianidad vernácula y la simiente familiar, ganó la tecnología, la ostentación, el oropel, la robotizaciòn, el accionar sin alma, el teclado inquisidor, mientras agoniza el campo con la tierra carmesí del cianuro, marchitándose la flor, muerto y olvidado el hombre de trabajo, la implosiòn nubla el camino, está muerta la esperanza...

viernes, 20 de noviembre de 2015

COMO VUELO DE GAVILANES...

Corrìan cabalgando por las polvorientas calles en las lejanas parrandas montunas, llenas aquellas de piedras filosas que dejaban sus ruidos de herraduras; en consonancia con risas de largos dientes, camino hacia la felicidad, pues llevaban del gavilàn tras la presa, la pasiòn; la hembra que en el rancho tiene ojos como soles, su pelo de caracoles y su primavera en flor; felices los gavilanes en sus caballos subiendo sierras mojadas tras conquistas de mujer, ellos ven en ese ser, cuerpo torneado y sensual sonrisa; barricadas con placer. Y regresa un gavilàn con su atuendo desgarrado, ya no se nota marcado de su encanto con sopor, fue atrapado con amor, de canto, lleva en su boca las plumas, el llanto; ya se le espantò el equino; sentimientos, sin razòn, otro camino, ya va lento y cabizbajo, està preso del veneno, de corazòn, no pasiòn...

miércoles, 18 de noviembre de 2015

´´CALIÈ, MUY PRONTO HABRÀ JUSTICIA PARA TI...´´. - Lìnea Dura -

Asì rezaba un escrito frente a nuestra casa. Estaba impreso con pintura a presión en la verja de bloques de la residencia de unos vecinos muy apreciados. Destinado a mi padre, como se lo dirigieron a otros antiguos soldados u oficiales de la Era de Trujillo; muchos de los cuales fueron muertos a tiros de manera furtiva, con asechanza, cobardemente; grupos de tipejos que se denominaban de Línea Dura robando bancos, asaltando bodegas y lo justificaban como ´´confiscación revolucionaria´´.
Mataron la revolución post Trujillo, echando por la borda lo que pudo constituir un Estado de derechos sobre una plataforma jurìdica de leyes debidamente elaboradas, tanto asì, que la democracia clàsica no ha podido derogar. Dejaron escapar la instauraciòn de una democracia real que rompa de una vez y para siempre con el espectro del dictador, añorado por muchos, debido a las veleidades del sistema. A tiempo se dio cuenta el sujeto, jefe de esa aceitada maquinaria delincuencial, que iba a herir mortalmente la mano que le ofreció de comer y lo liberó de las ergàstulas balagueristas por llevar un apellido accidental, benemérito de la casualidad, de esos que se tuercen con linajes equivocados.
Quizás no fue el fondo, sino la forma. Pues entre las diversas organizaciones de izquierda que enfrentaron la guerra fría combatiendo a Balaguer, hubieron connotados y valiosos hombres, eruditos e intelectuales entre ellos, y otros, adornados de prendas morales y honor como estandarte. Éstos no murieron enfrentados, ni de la mano incluso de Balaguer, un simple cómplice del silencio; los mató la Embajada Norteamericana en su afán de exterminio al comunismo y al nacimiento de una nueva Cuba.
Por suerte mi padre muere por obra de Dios, llevándose consigo su hombría de bien y su clase; los de la Lìnea Dura fueron cayendo uno por uno, enfrentados entre sí, y su baja estofa creó la base del país que hoy vivimos; sin ideales, ni memoria, indolente y servil...

martes, 17 de noviembre de 2015

¡EL MÀXIMO GÒMEZ QUE NO CONOCEN MUCHOS DOMINICANOS...!.

´´La mayorìa desconoce lo que realmente somos; mas, todos ven y aceptan lo que aparentamos...´´ (Nicolàs Maquiavelo).

Todas las naciones en algùn momento de su historia tuvieron que combatir e independizarse de alguna potencia, que, de una u otra manera, forman parte de la misma etnia racial. Desde el imperio romano y el terror que representaron los gladiadores en su coliseo, las ramificaciones consanguìneas se hicieron presentes en lugares que posteriormente asumieron el habla anglosajona, pero que genealògicamente se diseminaron en Europa, sobre todo España e Inglaterra, lugar este último de donde se independizaron los norteamericanos. Por motivos de independencia y patriotismo, los seres humanos han tenido que volver la cara atrás y combatir su propia sangre.
Màximo Gòmez tuvo que pelear en Cuba en contra de su no lejana ascendencia. La comidilla de algunos intelectuales dominicanos es que debiò hacerlo aquì, en Repùblica Dominicana, pues el guerrero es banilejo de nacimiento. Pecamos quizás de reiterativos al afirmar que Gòmez tuvo que salir para proteger su familia del acoso racial de algunos restauradores en contra de los descendientes blancos, sobre todo españoles, en dos bastiones importantes: Peravia y Santiago de los Caballeros.
Sin embargo, el ilustre banilejo no regresó al país porque precisamente se encontró en Cuba con la invasión española y su primera hospitalidad fue en los caseríos de los negros mambises a quien le retribuyó la misma con afectos y solidaridad, los entrenó para la guerra y nunca se avergonzó de tenerlos como aliados; diferente aquí en la restauración dominicana, que su primer presidente de gobierno, el general de ascendencia española Pepillo Salcedo, fue mandado a matar por el medio haitiano Gaspar Polanco por aquel ser blanco, y la institución restauradora como tal, justificó la acción aduciendo que Salcedo era muy conciliador, no apto para la guerra.
Pero la historia y los que la contemplaron de cerca, son los más indicados para juzgar, no aquellos que leen buscando las inapetencias personales.
Me emociona interpretar al Fray Cipriano de Utrera, erudito español, en su interesante folleto de 1929, cuando habla de la genealogìa del caudillo, buscando todas las ramificaciones desprendidas por los Gòmez y los Bàez, y establece que entre sus abuelos se contaron sevillanos, malagueños, jerezanos; de Bilbao, Galicia, Francia; y muchos de  ellos tuvieron por noble oficio las armas; fueron capitanes del rey, tenientes, sargentos y soldados.
Josè Gòmez, bisabuelo, fundador del tronco de los Gòmez, tuvo por oficio la milicia, dice el fraile, allà por el año de 1700.
Los dos apellidos del cèlebre general revelan el origen del hombre: Gòmez y Bàez, y su fisonomìa, su porte, y su temperamento descubren la prosapia del conquistador audaz y temerario que acometiò la èpica hazaña de la exploraciòn y dominio de las Amèricas. La figura de Màximo Gòmez, su talante, sus maneras y el mismo color de su tez nos dicen claramente que sus antecesores pertenecieron a los tercios españoles de Extremadura y de Huelva. Y dice Utrera, y los generales de la guerra que examinaron su paso por la vida, que Gòmez naciò para la guerra, para dirigirla y para mandar a los demàs hombres, ya fueran soldados de fila, ya oficiales. La autoridad de Gòmez se imponìa a todos; siempre era el general, siempre era el director, siempre el jefe absoluto y dominante... Invoco por ùltimo al ilustre Eugenio Deschamps, cuando recibe a bordo del buque al guerrero en su ùltima visita a Santo Domingo: ¡Oh salve Màximo Gòmez, resurrección de la epopeya!!!!!.

sábado, 14 de noviembre de 2015

¡ASÍ QUISIERA MORIR...!.

Entre el olor de los tejidos secos del plátano hechos aparejos para burros y mulos, a resina de madera y al hule de la hamaca que sola se balancea; viendo el pámpano yacer en tierra destilando su agua azucarada para aportar abono; con dos caballos, que cuando ensille uno, descanse el otro; de la fajina diaria, de la calurosa pelliza, del freno que tiene mordido, no vaya a ser cosa que un pedazo de yerba verde lo entretenga; descansar a su vez, de lo que debemos descansar nosotros, del acicate, de ese freno en la boca que exaspera; del narigón para bueyes, sí, esos que sólo mal comen y beben para jalar.... Y quiero correr en mi caballo, montarlo al pelo quizás, como a la hembra del camino capaz de favorecer de encantos a un hombre otoñal; vigilar la siembra, doméstica, sin grandes extensiones que convierta el sudor en sangre, pisar hojas secas y maduras, pero atravesando limpios drenajes; ir por senderos donde no transiten motocicletas, jeppetas, aviones, helicópteros, ni policías o cuarteles en los caminos, ni la ortodoxia de iglesias católicas o protestantes, bancas de apuestas, partidos políticos; sólo escuchar retumbes lejanos, alegóricos de cuero y bongò con sabor a caña fermentada, cuyos espectros misteriosos premian la partida con libertad...

viernes, 13 de noviembre de 2015

ALUCINACIONES...

Caminaba a tientas por viejas y estrechas calles sintiendo la media luz que producían los flamboyanes florecidos; muchas flores, para después ver colgar decenas de vainas como problemas tiene la vida. Se siente ascender los peldaños de los escalones del duro roble de su casa bateyana, y a veces entre los confines de aquella ´´Villa Estela´´, de su pueblo azul, cuando los muros de tierra aún no daban paso a la relumbrante avenida con luces de mercurio, y caminaba, visitando ranchos de tejamanil o de tablas de palmas perennes, patios húmedos de pobreza, de florecitas tímidas que lo saludaban arrinconadas de los palos que cercaban el entorno; abrazando viejas con olor a cuaba y  plancha caliente de carbón; caminaba, hasta que las bocinas de la pseudo civilización le recordaron que soñaba, y, no obstante, camina, camina...