Ya quisiera cambiar tu curso,
desapercibido sentirnos en tu
estadía, más que calor,
una porfía, de amarguras y
disgustos;
Me abates el alma, la sin razón,
sintiendo la sensación de más
ardor dentro del fuego;
me reclama el horizonte,
a ruegos,
no llevar leña del monte que
encienda más la pasión;
Por allá se acerca el sol
en las costas de mi pueblo;
más se vislumbra el naranja
de tus lindos ojos, quedos...
Y se derrama el agua en arena
sin poderse recoger,
¿por qué?, mi Dios,
le pregunto a esa mujer,
cómo peregrinos gavilanes,
tras primores de águilas y gaviotas,
amamos sólo una vez?...
desapercibido sentirnos en tu
estadía, más que calor,
una porfía, de amarguras y
disgustos;
Me abates el alma, la sin razón,
sintiendo la sensación de más
ardor dentro del fuego;
me reclama el horizonte,
a ruegos,
no llevar leña del monte que
encienda más la pasión;
Por allá se acerca el sol
en las costas de mi pueblo;
más se vislumbra el naranja
de tus lindos ojos, quedos...
Y se derrama el agua en arena
sin poderse recoger,
¿por qué?, mi Dios,
le pregunto a esa mujer,
cómo peregrinos gavilanes,
tras primores de águilas y gaviotas,
amamos sólo una vez?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario