Sí, ya llegó el tiempo...
¡Llegó ya!, el tiempo en que el Ser humano almacena en lugar no específico, mas, recóndito, una segunda hiel; esa que amarga con creces cuando observas de soslayo el mundo, la que permite el saludo no respondido, aunque satisfecha de haberlo ofrecido; la vergüenza ajena ante la inequidad, la atrevida ignorancia de la nueva generación pública ocupacional, individuos con despachos investidos de autoridad, para despacharse y servirse a sí mismos.
Siento el veneno de hiel y ya la garganta rancia, aquella mujer de ayer que con su recuerdo encanta; llegó la hora de saber que no está, se fue, quedando en el lado fiel con que te presiona el alma, labrando en tierra no fértil, entre el apuro, las ansias...
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