lunes, 25 de febrero de 2019

LA PASIÓN COLONIAL DE LOS TIEMPOS...

En la esquina entre las calles El Conde y la Meriño se conjuga la vida. Antes, la tertulia de cafetería, donde bastaba el café con leche y con esfuerzo un trago corto de licor. La intelectualidad de esos tiempos quedó plasmada en escasos retratos y fotos que se tornan imborrables con los años. Hoy, allí, y en el paso del Conde de Peñalba, don Belarminio Gutierrez Meneses Bracamonte y Zapata, enviado por el rey Felipe II de España ante los aprestos del pirata inglés Francis Drake, quien saqueó la ciudad de Santo Domingo, caminan partiendo de la tumba de Duarte, como carnavales de hechizos, hermosuras humanas, desde un turista enloquecido por no morir de espanto e ignorancia, en su mayoría octogenarios y nonagenarios, y la simbiosis racial causante de grandes males; parecen disfraces los gestos, lucen lindas, hermosas, los reflejos de bellezas europeas y sus finuras talantes cromadas, latinas que exacerban el morbo de las pasiones, afroantillanas que de muertos hacen engendros...

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