Sòlo recordarlos constituyen
una afrenta,
su amargo hiel de quimera,
mas, su miel que alivia,
te alienta;
oxigeno de tu vida,
te levanta, y,
aunque no mueras,
te espantas;
Lago de fuego al que huyes,
te sumerges,
te escabulles,
sábanas transparentes,
sábanas transparentes,
¡oh placer!,
encanto de mujer ardiente
de danzante caminar;
¡tranquilo corazón!,
desleal,
no insistas en llamar al diablo,
¡terrible verle llegar!...
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