La vida es un péndulo entre la alegrìa y la tristeza, un concepto metafísico sustentado por George Noel Byron, en mi afán y búsqueda de mis genios favoritos, y recordamos que el mismo Rubèn Darìo, poeta nicaragüense, expresa, ¡oh juventud divino tesoro, te vas para no volver!. Cuando quiero llorar no lloro... Y a veces lloro sin querer´´. Plural ha sido la celeste historia de mi corazón. Acota.
¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas. (Jean Tagore); mientras irónico, Epicuro de Samos, proclama, como posteriormente le emulò M. Gòmez en su diario guerrero, que ´´el hombre es rico desde que se ha familiarizado con la escasez´´, pues para Alejandro, El Magno, ´´una tumba es basta para aquel a quien no bastò el mundo´´, porque los avaros son comparables a las abejas; trabajan como si fueran a vivir eternamente´´, nos apoya Demòcrito.
¿Y tù?, ¿conoces de la espinita subrepticia de la màs hermosa de las flores?, es quizàs la que encanta los amores y despierta la pasiòn, el placer, la sin razòn; el navegar ignorando, pues de eso se trata la felicidad; ella retrata recorrer las aguas dulces e inocuas de un serpentear sin igual, camino hacia otras aguas saladas, perdidas en el azul encantado, mas, siniestro, de inmenso y profundo mar...
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