Porque naciste en una primavera que huía veloz, empujada por la brisa sureña que azotaba un invierno desproporcionado, sí, ese que ocultó la luz del alba donde echaste tu último suspiro. Madre, te felicito desde aquí, este valle de lágrimas, hacia lo sideral, que hasta allá hayas llegado y estés al lado de Jesús, nuestro Dios, junto a los notables del bien, junto a mi padre; hoy, como en cada ciclo de tu fructífera vida, cuando te abrazaba, me pedías te interpretara esa canción donde Barbarito Diez, con su voz de poesía, hiere a ese ser maravilloso y sublime, la mujer: ´´oh mujeres, infames seres, que marchitaron mi vida, menos tù, que tù no eres, como las demás mujeres madre del alma querida; madre del alma querida´´...
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