miércoles, 30 de septiembre de 2015

¡OCTUBRE...!.

Como un reciclar constante que va calmando las ansias del camino en la sinuosidad del tiempo; del año que trae primavera, pero también verano amenazante y ominoso, que exaspera, nos recuerda el virtual infierno, el esotérico destino aquel que nos señala la ignorancia. Un verano que nos trae el crujir de óxido y el estruendo de ventanas; gotas de lluvias que nos alegran tan breve, pues se secan en la atmósfera de la que no se manda, la naturaleza, que más fácil se deja destruir por el hombre; es dócil al mal, mas, no asì a las apetencias del alma, arrastrándonos por inicuos senderos, sin necesidad de estar soñando con un pasado de cenizas en los frentes, de hojas secas de almendros y mangos carcomidos por los murciélagos y las miserias que caminan; hasta que llegas, octubre, con promesas, por lo menos, con la esperanza de antaño de un otoño mojado, sin grises sueños de hábitats de tablas sueltas de bajadas y subidas inaccesibles; llegas con ojos claros, como soles,  y besos tiernos, con tus luces, tus noches, tu luna...

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