viernes, 3 de octubre de 2025

TRUJILLO COMO EXCUSA

 Matamos al monstruo el 30 de mayo de 1961, para despojarlo de un Estado y sus estamentos que hoy carecen a ultranza de institucionalidad.

Matamos al sátrapa, al megalómano, para multiplicar el ego y la ostentación de un poder que hoy no tiene valor intrínseco; por lo incierto de su economía, su moneda, el trabajo honrado y su permanencia; las seguridades, social y pública y mucho menos nacional.

Lo matamos para terminar de golpe y porrazo con el ´´Foro Público´´, con personeros como Jhonny Abbes García, Ciriaco De la Rosa, Alicinio Peña Rivera, Cesar Rodríguez Villeta, Cándido Torres, Tavito Balcácer, así como el temible teniente Ripley, entre otros, para cambiarlos con creces por sujetos sin perfil de oficiales; entelequias que son alcahuetes consumados y uniformados al servicio del microtráfico y negocios sucios en las cárceles del país y en los sectores marginales de la sociedad.

Los hemos cambiado de manera sorprendente por las infames y vulgares plataformas de ´´influencer´´, soeces y sembradores de subculturas malignas y perversas, con escasas honrosas excepciones.

Matamos al Cesar y con él un Servicio de Inteligencia Militar (SIM), que contó con la colaboración espontánea de hombres y mujeres denominados ´´calieses´´ o ´´chivatos´´, para cambiarlos por empresas privadas, asociadas o no a los organismos de inteligencia del Estado, para matar reputaciones, para el chantaje, y, por ende, el enriquecimiento ilícito; siguen el curso legal o ilegal al dinero del peculado y mueven desde lo alto los niveles más escandalosos de corrupción en contra de un pueblo sensato y ciego.

Matamos al Perínclito Barón de San Cristóbal y pusimos en vigencia una democracia sustentada por el narcotráfico internacional y los crímenes y asesinatos más aberrantes del bajo mundo.

Llegó la alta tecnología al país y los drones no ven la migración fronteriza como un círculo vicioso de corrupción letal, que le quita el pan de la boca y la salud a los pobres dominicanos, además del derecho a la soberanía nacional.

Matamos al hombre aquel, el del bicornio emplumado, y con su muerte crecen las escorias y bichos carnívoros que carcomen y permean cada rincón de servicio digno a la Patria y el futuro promisorio de nuestros hijos y nietos...

¡Que pena y asco!

EL ÚLTIMO NIDO FAMILIAR

 Esa casa de ciudad, donde después de tanto recorrido que emulaba la obra titulada: LA IRA DE LAS UVAS, de la autoría de John Steinbeck, cuando en la recesión económica de los EE.UU. en 1929, una familia iba de mudanza en mudanza, porque los productores fueron expulsados de sus tierras y obligados a nuevas condiciones de explotación, no borró jamás las huellas de casonas del pasado, entre caminos angostos y piedras calizas, transportados en esos camiones de terror de la Industria Azucarera Dominicana, cuando no, todavía muy pueril, en grasientas máquinas militares con su peculiar verde olivo; jamás se olvidó lo provinciano, ya en la pre adolescencia e inmerso en ella.

Cuatro hermanos, que entre amor y pleitos terminaban abrazados por la solidaridad ante un sol que quemaba de más; del olor a los libros, bien usados y rayados para que se quedaran en nuestro intelecto; de la mesa grande de cedro con seis sillas de guano para disfrutar de los mejores manjares; de los tiempos, de la felicidad que sin darnos cuenta agotábamos.

Esa última casa de ciudad también dejó sus huellas; comenzó la taza a cuartearse hasta que se rompió y cada uno para su casa, como reza la parodia; muerto años antes papá, mamá tomó la nave que nunca zozobró, pues comenzaron los últimos amores, la llegada de los hijos, ahora los nietos; logros académicos, los avatares propios de la adultez, mientras lento voy abandonando ese lugar final que una vez nos juntó abrazados en la escalera interna del hábitat, cuando las ráfagas inmisericordes de David azotaron la isla y el agua empujada por los fuertes vientos bajaba estrepitosa y sin compasión por los peldaños.

Aguardó entonces, esa, nuestra última casa, a la anciana anegada impregnando con su perfume de amor cada rincón...


jueves, 2 de octubre de 2025

¡SÓLO LEE EL QUE SABE Y QUIERE HACERLO!

 Ya en estas plataformas, con honrosas excepciones, escritos como el siguiente pueden herir, susceptibilidades que, al suscribiente, como en otras ocasiones, le ha costado una que otra sanción.

Cambiar mi estilo a través de las redes sociales es tarde; lo soez y el post modernismo de la inversión de valores ya no puede alcanzarme, pues la formación impuesta en aquella casa de recuerdos lejanos, a mis años, echaron y tienen ya raíces muy profundas.

Y les expreso, luego del preámbulo:

¡Total! Los primeros notables de la antigüedad descubrieron el poder y acomodaron las leyes de manera que el Homo Sapiens predominase sobre la Antropofagia, los Coprófagos y las llamadas Ergástulas, término español del griego Ergasterion, que se refiere a las cárceles de esclavos en la antigua Roma, reflejando seres que aún muestran el lastre de su pasado, con perdón de Darwin y Cesar Lombroso.

Los herederos por antonomasia andan por todo el mundo como espectros misteriosos y repetitivos de esas amargas raíces anteriormente expuestas.

Colocaron a ´´Adan´´ y ´´Eva´´ en la posición de la primera familia, cuando ´´Caín´´ mostró su instinto esotérico y asesina a su hermano ´´Abel´´, al sentir envidia. El incesto no pudo estar ausente a la hora de ´´Creced y Multiplicaos´´ del que habló Dios y que la ortodoxia católica sigue bautizando hasta tiempos recientes con la supuesta legalidad de la ´´dispensa´´. Los demás, aberraciones y violaciones en todo el sentido de la palabra.

Derramar sangre en el templo en nombre de Jehová, haciendo ritos de expiación eran actos solemnes porque la iglesia que dominó el mundo, la del llamado ´´Viejo Testamento´´, los impuso. En cambio, si los imponen los huérfanos de solemnidad, es entonces brujería.

Si ´´Sara´´ da a luz de ´´Abraham´´ dos hijos ´´legítimos´´, quizás estarían unidos Israel y Palestina.

Como bien dijo Albert Einstein: ´´Creo en el Dios de Spinoza´´, refiriéndose a Baruch Spinoza, quien, como Martín Lutero, quisieron aferrarse a una lectura o retórica bíblica más comprensible. ´´La tierra prometida´´, ´´Israel el pueblo de Dios´´; ´´Dios sacó a su gente de Egippto´´, entre otras canalladas, porque entonces desdicen, que Dios creó el cielo y la tierra y todas las criaturas existentes, incluyendo a los egipcios, todos, hijos de su inspiración misteriosa.

Hoy día, la muerte de mujeres muestran pinceladas de un pasado siniestro que viene reflejado en el testamento aquel, donde ellas tenían la calidad del esclavo. ¡Ah, porque también se creó la esclavitud! ¡Abominable creación!

Violan niños y niñas, dentro de las casas, de las iglesias también, porque el incesto y la pedofilia se quedaron como herencia maldita de ese dogma imperecedero.

¡Guerras religiosas! Incluyendo la Segunda Guerra Mundial.
¡Armagedón! La guerra de Jehová, líbrame Dios, sí, el Dios de Spinoza y Lutero, muerto en la hoguera como antorcha humana, este último, por decisión irrevocable de la ´´Santa Inquisición Católica´´ y el Concilio de Trento.

¡Israel! El pueblo de Dios, hijo de Abraham, lucha contra Palestina, supuestamente representada por Ismael, su medio hermano, el malo, el que nació del vientre pobre, compartiendo a Jerusalén como capital de ambas naciones, donde nació Jesús, convertido en Cristo y ofrecido como cordero de Dios y es exhibido ensangrentado en la Cruz por el cetro de poder religioso que domina el mundo.

¡Sectarios! Que con sus rebeldías provocan y prenden la chispa del holocausto que, más que de un Dios de bondad, cobra con creces en las carnes de indefensos ancianos, mujeres y niños inocentes.

¡Perdóname, oh Dios, por si he blasfemado!

DIOS SÍ EXISTE

 ´´Si Dios no existiera sería necesario inventarlo´´ (Francois Marie Voltaire)

Aquí le llaman Jehová,
para occidente bendito,
siendo su hijo Jesús,
el Cristo,
un ser lleno de bondad.

Con la misma caridad
se rinde su culto a Alá,
allá, en los lugares de
oriente, y ¿Quién 
puede con la gente?
si está Ra en el 
mediterráneo,
Yahové en el judaísmo
y hasta Dionisio, un
Dios de Grecia muy sabio.

Yehoshuá o Josué,
si es hebreo, es el nombre
de Jesús,
lo mantienen en la cruz
de tal manera perenne
a ese ser de tantas luces,
clavado de manos y dedos,
el que luchó con denuedo
para salvar a la gente.

Muchos dioses en el vudú,
aunque alaban a Bondyé,
que entre cánticos y bongó
me hacen preguntar de nuevo:
¿Cómo es que bajo del cielo
matan al hijo de Dios?

Dios es la naturaleza;
ese gran sol que en su vuelta
nos da luz, sombra y calor;
aquel que cuida la siembra
y corteja con sus rayos
la sonrisa de la flor.

Dios son los mares bravíos,
la lluvia en tierra, 
la selva brava;
aquellos amores míos
que me da la madrugada;
las caricias, la hermosura
y la bondad de la hembra...