Érase una vez, llegó Emmanuel,
Dios con nosotros;
vino con todo alborozo
a sanar nuestros pecados,
sus lauros echaron de lado
y nos dejaron sin Él;
Sabemos, pues simplemente
es así, que hoy, nuevamente
llegas y alimentas la esperanza,
mas, no es creer porque te vi,
lágrimas limpian el alma,
la fe es como el frenesí,
la ciencia te acoge a ultranza...
Más que Cristo, eres Jesús,
ese Dios no religioso,
esa no fue tu aptitud;
eres misterio y virtud,
un engendro milagroso...
¡JESÚS VIVE!, ¡JESÚS VIVE!
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