¡Espero y desespero!,
cuando la luz rosada despierta
y a su vez aturde el alerta,
la resignación, aún no llega el
varón, pues detrás de aquella
puerta, en cierne llegó esta flor
llenando mi corazón.
¡Mariana!, chiquita de mi alma,
me llenaste las mañanas de
ternuras inocentes y, eres tú, hoy,
así presente, como lo es tu hija
Ana, felicidad de tenerte...
Porque es tu vida mi vida,
tu sueño mi despertar, tu alegría
es mi sonrisa, mas, tu tristeza mi
llorar...
¡Vive, vive!, chiquita de mi jardín,
que si ha de llegar el fin, de este,
tu fiel jardinero, sea templado en
el granero sintiendo tu risa al viento,
tu felicidad que anhelo, mi amor por
ti, irredento...
¡Feliz cumpleaños!.
¡Te amo hasta el infinito!.
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