viernes, 21 de enero de 2022

¡HIJA MÍA, CUANDO LA MUSA ES QUEJUMBROSA!

 Si en tus labios no percibo esa sonrisa melosa,

es la vida quejumbrosa, va perdiendo lo armoniosa

cuando llegando a este mundo el corazón

 te lo di;

pues naciste, hija querida y sentí amor en 

mi pecho;

como es Ana Iram para ti,

por lo tanto, tú comprendes,

pues así lo comprendí,

que eres panacea que cura

las heridas, los entuertos...


¡Sé feliz, hija querida!,

que ello es vida para mi;

busca en la vida el sentir

de aguas frescas y buenas,

aprende, dichosa y plena,

que vivimos para ti...



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