Precisamente mis recuerdos coinciden, en que hoy, adentrada la segunda década del siglo pasado, nace mi progenitor. Eran los tiempos en que la cotidianidad laboral imponía al hombre vestir de crema o caqui; los casos fortuitos no excluían la llamada ´´Peste´´, empecinada sobre todo con las gallinas y otras aves; el ´´Cacedó´´, y el ´´Dandí´´, la ´´Triquina´´, común en los cerdos; la ´´Brucelosis´´ o tuberculosis en el ganado, cuando aún la ciencia no había logrado esas ´´panaceas´´ de vacunas que envenenan al ser humano debido a la super producción y alto consumo;
Considerados casos fortuitos, aunque para el suscrito son de fuerza mayor, ya que todo es previsible y hay que estar preparados; al igual que los huracanes, los casos anteriores nos llenaban de miedo y expectativas de mal agüero. ´´POR AQUÍ PASÓ LA PESTE´´, se leían los letreros en casas solariegas, plasmados por incautos y bondadosos vecinos; todo ello aduciendo a la creencia popular de que el mal, al leerlos, seguiría su marcha a otros lares...
¡Llegó mi abuelo!, también mi padre y tíos mayores hacen presencia en el rancho; mi abrazo pueril, alcanzado de sus rodillas hacia abajo, llenaban de esperanzas nuestros sentimientos contritos; se percibía el almidón, olor a plancha a carbón y a cuaba; cierta sensación de cura mientras me correspondían con removerme el cabello con cariño; a una, observo a mi madre atizar el fogón para sellar un encuentro sutil de amor y buenos augurios;
¡Hace tiempo que no están!, mas, se cierne DIOS en mis pensamientos, a quien por su enorme altura tampoco observo su rostro, pero cuan agarrado estoy de sus pantalones...
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