¡Tregua política, por favor!.
El mundo ha dado un giro incalculable, en grados inimaginables; hacemos de un proceso electoral un carnaval desenfrenado, como sin control es la cibernética, todo lo literal y superficial que supone una modernidad que prende luces donde el amor debe cantar arrullo, hablar al oído, murmullo; visiones borrosas de siluetas y bocas lindas, hermosas, capullos...
¡Vamos ya, tranquilos!, al currú, canciones de poesías, ¡oh, América!, ¡Amada Mía!, de un Perales, Barbarito, a la orilla del Camú, escaparme con la mora bajo este cielo bendito; vino que embriaga mi ser, mas, me reconforta el alma, quisiera, ya, encontrar la calma, sentir tus besos, mujer...
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