Terminó el año sin volverte a ver, al escaparte como agua entre los dedos, no importa si son mares o el gran río, todo fue mi desvarío de denuedos y de afanes, sólo te encuentro en los sueños y el azul de los cantares;
¡Promesas!, ya, no más, quiero contigo contar las ovejas en rebaño, que exasperar otro año de utopías con vilezas...
Y, ustedes, amigos, hijos del alma, hermanos; caminemos y de las manos sigamos en el amor, sinceros, no creernos ser los dueños de este mundo a la deriva, pues sigo aquí, con mi vida, reviviendo entre los sueños...