Donde se mantienen las ansias
espirituales,
y es que hasta Dios
representado en Jesús,
nos da señales;
brazos abiertos,
en nubes de algodón;
desaparecen entonces,
a borrón,
comparsas de mañanas
y atabales,
ya no existen los cantares
en las puestas de banderas,
se fundió la vida entera
entre el teclado burlón;
¡Símbolos!,
entre iconos y juegos,
no subsanan el desvelo
ni reconfortan el alma;
es un castigo de allá
que siempre mi vida atormenta,
al no encontrar la alborada
con el beso de la amada
en la pantalla irredenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario