¡QUE LINDO DÍA!; ¡OH NATURALEZA!.

Y se marcharon las aguas, aunque amenazantes; quisieran volver siniestras a los patios saturados de almas abatidas, con su frialdad quimera que, más que refrescar, es un tormento de calor, de pequeño infierno entre los confines desafortunados de los desposeídos; de otro lado, vuelven en chorreras alocadas a tocar corazones, amor placentero, improvisadas canciones, besos calientes entre el frío, pedacitos de cielo...

INMERSOS EN LA TECNOLOGÍA ROMÁNTICA...

Donde se mantienen las ansias

espirituales,

y es que hasta Dios

representado en Jesús,

nos da señales;

brazos abiertos,

en nubes de algodón;

desaparecen entonces,

a borrón,

comparsas de mañanas

y atabales,

ya no existen los cantares

en las puestas de banderas,

se fundió la vida entera

entre el teclado burlón;

¡Símbolos!,

entre iconos y juegos,

no subsanan el desvelo

ni reconfortan el alma;

es un castigo de allá

que siempre mi vida atormenta,

al no encontrar la alborada

con el beso de la amada

en la pantalla irredenta...

DOMINGO AMARILLO...

Porque el sol se recargó con el brisote de la lluvia, mas, no pertinaz como para borrar de golpe y porrazo este calor absorto que nos quita el sopor, y la inspiración cae en ese amarillo solar que, de manos, en las calles en cierne de mi pueblo, hacía brillo con tus sonrientes ojos...

INSOMNIO DE LA SOCIEDAD...

¿Será que estoy solo en este insomnio inducido?, creo que no; se ha recuperado la capacidad de espanto, y el silencio de la noche, junto al tormentoso calor, hieren y lastiman la parte aún sana de la sociedad; se drena la hiel, pero inunda nuestros entornos, se recicla el mal que corre tras el bien con asechanza, se pierden las esperanzas del amor, las alboradas; ¡duérmete ya! o ¡despierta, caramba!, ¡oh terrible madrugada!...