Es sòlo un recuerdo provinciano, cuando la vida me llevaba al ritmo de ese vehìculo, lento, y su mecànica se quedò impregnada en la necia memoria de un caro romanticismo: el comienzo.
´´Gracioso´´, era Miguel Suero, tercera generación de los primeros pobladores de Barahona, mi pueblo azul, cuando su abuelo, Luis Felipe Suero, llegado de La Maguana, hicieron trillos y construyeron los primeros bohìos en el lugar que hoy, y desde hace tiempo, se conoce como El sector de los Suero; pintoresca familia, ´´Gracioso´´ fue un hombre con decenas de hij@s, en franca competencia, quizás, con ´´Pirìn´´ Vàsquez y mi tìo abuelo Arcadio Nin, dueños ´´beneméritos´´ de un machismo ancestral.
El viaje, como de lento, era exquisito; apenas a quince kilómetros de mi hogar, me desmontaba en una casona de madera, galería y pilares que al través de un puente de tablas, la comunicaba con la carretera; por dicho puente, corrìa hacia mi abuela que hacìa algarabía con la felicidad de la inocencia; también hacia mi abuelo, quien con media sonrisa me daba la bienvenida, y, al mirar la carretera, parece haberme llevado a la máquina del tiempo, rápido, muy a prisa; luces, muchas luces, otoño, en un abrir y cerrar de ojos, tenue ensoñación, ausencia de asombro...