Caminaba por senderos de sueños inmerso en sus laberintos; era su vida un reciclaje visto con ojeriza y risas; pero él pensaba, que hacer repases obedecía a lo bueno que fue la primera vez, pues cómo anda un cuerpo adulto vacío de memorias?, parecería un alma que arrastra un cadáver y es monitoreada por una sociedad cada día más literal; ¡oh gavilán audaz!, que vives cruzando pantanos y tus alas manchadas enseñas; es ir y venir tu vida, es tu felicidad si sueñas; observa la mujer de tus años, hazlo, tu primer amor, quizás; también aquella que, aunque menos realidad, te dispensó dulces besos, placeres y desengaños; entonces te sientes bajo el cerezo y entre montes que, traviesos, te enseñan la libertad...
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