domingo, 23 de abril de 2017

¡LLEGÓ, LLEGÓ, LLEGÓ LA GUARDIA...!.

Esa expresión intimidaba en los tiempos de un Estado fuerte. ´´La guardia es la guardia´´, como cuando de los camiones ´´Catarey´´, la bocina impresionaba y las luces iluminaban las primeras horas de la mañana. ´´Llegó la guardia amarilla´´, decían los hombres de trabajo, ´´los mejores amigos de Trujillo´´, quienes en cuclillas, con sus manos callosas, entre el soleado y renegrido del tabaco y café, observaban correr entre montes, conucos y trillos a individuos ataviados de un crema encendido, cartucheras, cantimploras en sus cintura, y fusiles con bayonetas. Pasaban de soslayo, pues se sabía quiénes promovían los focos guerrilleros apadrinados por Venezuela y Cuba. 

Esta guardia de hoy no asusta a nadie, sólo a haitianitos y venezolanos irregulares que están bajo la responsabilidad de los incontrolables, sí, unos Estados Unidos que libra la lucha más hipócrita contra una delincuencia que tiene asidero en el narcotràfico, donde mueren los chiquitos; es necesario, pues asì se mantiene el valor y el precio de la mercancía debido al riesgo, y, por ende, la ilegalidad.

Si se quiere controlar la migración, que se cumpla con la ley; ayer vi con indignación cuando con ´´mucha autoridad´´, se sometía a la obediencia a un haitiano, y quien más se mostraba vehemente, era un soldado que lucía más haitiano que el arrestado mismo, porque a algunos de ellos los criamos aquí, y, además de mal agradecidos, se convierten en perros de presa de su propia sangre.

¡La fiebre no está en la sábana!, admitamos que tenemos nuevos incontrolables, los que manejan el negocio de los siglos y por los siglos, la droga, los Estados Unidos, y los que desde aquí, genuflexos y narigoneados, se comprometen social y políticamente con ese bajo mundo, ese que contribuyó a matar los ideales, el comunismo, las culturas, en fin, la autodeterminación de los pueblos.

Existió un tiempo en que un solo guardia, y hasta un solo alcalde, llevaba arrestados a grupos de delincuentes, sin miedo a escapes, muchas veces sin armas, porque en ellos, guardia y alcalde, se expresaba la autoridad del Estado. ´´A la sombra de un Estado débil sólo medran los osados, los atrevidos, delincuentes, y se ven desatendidos los hombres de buena voluntad´´, dijo Máximo Gòmez.

¡Libérate pueblo dominicano!, oh Estado de debilidad, y usa tus organismos de inteligencia para que junto a tus policías y guardias busquen la raíz del rábano; llènate de valor intrínseco y soberanía, y, como la mar, saca la basura que está dentro...


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