´´Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá´´. (Miguel de Unamuno).
Y es que eran besos temerosos,
inseguros,
remilgosos;
les faltaba lo meloso,
esa cálida pasión;
besos entrelazados de conciencia
no salen del corazón...
¡Dejadlos ir...!,
pues la razón los abate,
mas, no tienen el dislate
del amor con devoción;
son agridulces,
entre guayabas y tomates
que purgan con salazón;
¡Vete!,
y bien lejos,
para siempre;
no dejes aquí en mi sangre
unos besos que son fiambres
y venenos de serpientes...
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