¡Maldit@ el(a) hij@ que observa de soslayo el ocaso de una madre!; tropezará entre tinieblas cuando su propio reloj le avise, porque la vida es un tren que sólo se detiene en su destino, tormento entre paradas intempestivas, tiemposo eterno en su camino.
¡Madre querida; me ves con ojos de niña, sorprendida por la rapidez de tu tren!; ¡Que veloz corre la vida, entre mal querencias, heridas, de l@s que viste y ayudaste a crecer... De ti sólo espero, mujer, que tu partida sea un sueño; nubes azules, luceros, espíritu y mansedumbre, recuerdos con renacer...!.
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