No me ufano de decirlo,
recuerdo que lo advertí,
que un raso estaría bien puesto
arengando este país;
es el degrado de Estado,
la debilidad sin fin,
pinceladas del pecado
de algunos que nos gobiernan;
son dueños del peculado,
que maltratan,
enajenan...
No es el rango que hace al hombre,
es el hombre en su bondad;
son sus botas que despiertan
la conciencia nacional;
Sargentos en rebelión,
se vivió cuando Trujillo,
caporal de horca y cuchillo
que no perdonó a Mesón.
Batista siendo sargento,
la ´´ñoña´´ se tercia en Cuba,
y aunque no hubo redención
en su mandato inaudito,
no se madura la uva
con palos ni maldición;
´´Cabo Millo´´ fue el soldado
de aquel general Cesàreo,
que en los cantones sureños,
fue su principal bastión...
Lo que no hace general,
coroneles o mayores,
se atrevió,
y sin temores,
este joven militar,
cuyo atavío sin igual
hoy nos llama la atención;
él no deshonra las leyes
ni nuestra Constitución;
¡despierta Estado,
despierta!,
todos a reflexionar...
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