Allá, en mi pequeña ciudad,
dibujada en poses reales,
barcos en azules aguas
y sirenas de ultramar;
¿Es que con ella puedo soñar?,
sí, sus bohíos originales
reflejan retratos bellos,
de aquellos que pintó Oviedo,
hijo propio que parió
sin cruzar frontera alguna,
pues es toda llena la luna
mientras sus sirenas suenan,
las que anuncian la faena,
sean las siete,
el medio día,
y ya se acercan las dos...
Ya son las seis de la tarde
en ese arrinconado pueblo,
prístina hechura de Dios;
En mis adentros,
percibo aún tus caciques,
hombres de raza inmortal
de tus guerreros ancestros;
¡oh tierra de azúcar y sal!,
de mujer encantadora,
que el domingo,
con mi novia,
de aquel parque con su flora
al compás llevo en mis manos,
como cuan bella Isadora,
las marchas de tus conciertos...
dibujada en poses reales,
barcos en azules aguas
y sirenas de ultramar;
¿Es que con ella puedo soñar?,
sí, sus bohíos originales
reflejan retratos bellos,
de aquellos que pintó Oviedo,
hijo propio que parió
sin cruzar frontera alguna,
pues es toda llena la luna
mientras sus sirenas suenan,
las que anuncian la faena,
sean las siete,
el medio día,
y ya se acercan las dos...
Ya son las seis de la tarde
en ese arrinconado pueblo,
prístina hechura de Dios;
En mis adentros,
percibo aún tus caciques,
hombres de raza inmortal
de tus guerreros ancestros;
¡oh tierra de azúcar y sal!,
de mujer encantadora,
que el domingo,
con mi novia,
de aquel parque con su flora
al compás llevo en mis manos,
como cuan bella Isadora,
las marchas de tus conciertos...