Desèale esto a tu peor enemigo, si sobre todo, estará inmerso entre personas que constituyen la mayoría y no alcanzan a comprender que la situación es estructural. El trabajo es arduo, pero no imposible, pues se trata de ir desmontando con sumo cuidado estructuras seculares en simientes de arena. Lo queremos llevar a un plano eminentemente emocional, a veces de colores, partidario político o deportivo que exacerban las pasiones humanas. Es mirar de manera retrospectiva, incluyéndonos en los avatares de sangre, dolor y explotación humana, desde los tiempos en que Juan Nùñez Blanco, asaltó la Fortaleza San Luis, allá por el 1821, enarbolando la bandera Pro-Unión con Haití, en oposición a una España verdaderamente boba y una independencia con la Gran Colombia, de la autorìa del teniente gobernador, Lic. Josè Nùñez De Càceres, que no rindieron los frutos deseados. Este atrevimiento de un dominicano le abriò las puertas a Jean Pierre Boyer en 1822 hasta nuestra separaciòn en 1844.
Hacer como en ocasiones ha hecho la ortodoxia católica, y pedir perdón por los errores de su cetro de poder. Plantear que dos naciones de diferentes culturas aún son victimas de las potencias que las sometieron al yugo colonizador.
Perdonar la hazaña, épica si se quiere, aunque asesina, de una nación que como la haitiana, es la que nos ha invadido y pasado a fuego a través de la historia; perdonar la retaliaciòn histórica o tiránica de Trujillo en 1937, entre otras tantas heridas, abiertas aún, que ambas naciones deben perdonarse.
Ese individuo que vino a conferenciar a nombre de Human Rights Watch, Josè Miguel Vivanco, quiso, pretendió humillarnos, enmendarnos la plana, porque las autoridades dominicanas no se lo impidieron; no debiò subir al púlpito, sobre todo, porque antes de pisar territorio de Duarte, Sànchez y Mella, ya nuestro presidente, que debe ser la persona mejor y mayormente informada, debiò tener de antemanos el prontuario sinuoso de este personaje, a travès del DNI y otros estamentos de seguridad nacionales.
La tarea no es fàcil y nuestro Estado y el gobierno que nos representa, tiene en sus manos un pandero de difícil bordado. No obstante, resulta tan fácil aplicar la ley, con sanciones drásticas para sus violadores, extranjeros y nacionales; reconocer hasta donde hemos fallado como instituciones a lo largo de nuestra historia y sus tratados fronterizos; castigar a los que pescan en río revuelto y viven de la desgracia ajena, extranjeros y dominicanos; reconocer, admitir, sancionar, y hasta indemnizar a aquellos que inocentemente han sido víctimas de debilidad de Estado. Con ello se podrìa renovar y fortalecer las condiciones soberanas de nuestra naciòn, y, borròn y cuenta nueva en la aplicaciòn de leyes viables; ¡NO NOS DEJEMOS MATAR, PERO TAMPOCO DERRAMEMOS SANGRE DE UN PUEBLO IGNORANTE, VÌCTIMA DE SUS COLONIZADORES Y DE SUS PROPIOS ´´LIBERTADORES´´, DESDE SU NACIMIENTO HASTA HOY DÌA...!!!. En el fondo esto es lo que buscan las potencias y sus atrevidas pretensiones de fusiòn, para invadirnos y someternos a sus innegables fuerzas.
¡Borròn y cuenta nueva y a cumplir las leyes inexorablemente...!!!.
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