sábado, 30 de mayo de 2015

A MI MADRE ANITA NIN, HOY Y SIEMPRE...

En mi repertorio quiero,
darte esta vez algo nuevo,
mamá,
como el calor que me das
que para mi es el suspiro,
por ti vivo,
canto y respiro
y conservo la moral.

Cuando la madre se marcha
se nos parte el corazón,
despertamos con razón
juzgando nuestras improntas,
de acciones que nos soporta
camino hacia la deriva;
somos venales,
incomprensibles,
mientras la vemos con vida.

Mas,
la madre en el engendro
es la que aporta el latido,
los sentidos y sustancias
que dan propósito al ser;
no importa la circunstancia,
eres la esencia del nido,
rocío fresco,
querer vivo,
despierta en hermosa alba,
aurora de atardecer...

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