Muerto Jorgito Nin de manos de un compañero de la ``Lìnea Dura`` del Movimiento Popular Dominicano (MPD), quedò claro que la lucha encarnizada abandonò totalmente las corrientes ideològicas y comenzò a existir un interès marcado de protagonismo propio de las raìces religiosas del islam y otros grupos radicales que han medrado al modo de La Eta en Europa. Recuerdo los letreros puestos en las paredes de mi pueblo, cuando esos grupos se hacìan los abanderados por la muerte de un hijo de Berroa Astacio, antìguo funcionario de Balaguer, muerto a tiros cuando salìa del prostìbulo ``Mi Cunita Bar``, antes ``Rivadavia``.
En esos mismos dìas, una gran facciòn del MPD buscaba una cuota de poder en armas. Maximiliano Gòmez se uniò a las intentonas conspirativas del general Elìas Wessin y Wessin, màs, tenìa esa organizaciòn un interès de combatir de manera desigual a miembros del PACOREDO, cuando aquellos formaron filas en la ``Banda Colorà``, organizaciòn paramilitar con ayuda policial, que se encargò de sembrar el terror y desenmascarar a personeros ligados a la lucha revolucionaria con intenciones malsanas, entre ellos mismos. Miembros de la banda asesinaron en Gualey a Fabio Matos Fernàndez (Narcizo el Pechù), hijo de Bartola Fernàndez, de Cabral, y del jaquimeyero Cristobal Matos. Asimismo, Fabio era hermano de mi compadre Cornelio (El Flaco), quien hiciera pininos de combates por las lomas ``Santa Elena``, cuando operaciones especiales de la policìa, al mando del teniente Curulo Batista, recuperaron decenas de armas y conquistaron algunas bajas. Me tocò conversar brevemente con ``Tony el pelù``, un tìguere que le sirviò a la banda despuès de ser considerado un lìder pandillero en buena lid, pero que no era mas que un resentido social por razones familiares y de paternidad, que les hacìa la vida imposible a profesores y alumnos de los principales liceos secundarios de la capital, como forma de esgrimir su mal querencia. Lo conocì por recomendaciòn de Torres, un activista real comunista que era contacto de las guerrillas que sucedieron las de Francisco Alberto Caamaño, en 1973. Tony, ya no tan joven, conversò con nosotros de forma incoherente y burda cuando estaba de paciente en el hospital Dr. Dario Contreras, poco antes de ``burlar`` su custodia policial, dejar una nota en las sàbanas, y, escapar...
Como raìces ancestrales se tiene la costumbre del saqueo y la embriaguez, desde los confines de la historia y la vocaciòn guerrera y de conquista del hombre. Hombres como Màximo Gòmez, en cierta ocasiòn, tuvo que ceder a ello y permitir que las tropas, una vez conquistaban y sitiaban, pudieran comer del plato ajeno lo que ellos consideraban el mejor bocado, ya hastiados de comer jutìas, esa que tiene cuatro dientes, entre la montonera de Camagüey y otros cantones de guerra cubanos. ``La Chicha`` se hizo presente en La Gran Colombia para levantar la moral y el ànimo de la soldadesca de pueblos que como Santa Fe y la Nueva Granada, aùn no tenìan claro si optar por un americanismo que daba pintas de corrupto y burocràtico o de mantener el enraizado dominio español con los gajes propios de los tìtulos nobiliarios. Aquì, los primeros sìntomas de esa enfermedad que quema los cerebros y envenena las ideologìas, comencè a notarla cuando los jòvenes de mi tiempo abordàbamos los lugares de diversiòn. Comenzamos a extrañar esos bares tìpicos decorados con papel crepè y perfumados de la cerveza con tapa acorchada. El acordeòn dejò de manera precipitada de alegrar nuestros corazones, pues el saxofòn lo fue sustituyendo para entonar mambo y otras mùsicas disfrazadas de salòn, combinadas con la trompeta. Pero no se hizo esperar un norte americanismo en nuestra mùsica precedida de antemanos por el rock and rock y el destape de la ``Nueva Ola``, los Beatlles, etc., que tanto nos llenaron en esos primeros años de adolescencia.
Los EE.UU., dueños del mundo, fueron creando la base de un procedimiento màs contundente en su afàn de conquista. Zonas como Barahona, San Francisco de Macoris, La Romana (primer bastiòn de la lucha sindical en nuestro paìs), fueron los señuelos a enarbolar en ese afàn de destruir los sueños y las nostalgias que conforman la historia de los pueblos. La droga, como ùltimo mecanismo letal y maldito, se le fue saliendo de control a esa naciòn, la que convirtieron en el monstruo del monstruo, un flagelo que hoy nos arropa en su totalidad, que se ha convertido en el peor de los tiranos a lo largo de la historia de la humanidad, aventajado en muertes y cementerios, hospitales psiquiàtricos y destrucciòn de hogares, y, que a su vez, nos vuelve a invitar a un tipo de lucha diferente, cultural, sin imperio, con trabajo, con producciòn, sin vicios, sobre todo, un vicio, por el cual se libra, de parte de las autoridades, la nuestra y la de los Estados Unidos, la màs hipòcrita de todas las luchas.
En esos mismos dìas, una gran facciòn del MPD buscaba una cuota de poder en armas. Maximiliano Gòmez se uniò a las intentonas conspirativas del general Elìas Wessin y Wessin, màs, tenìa esa organizaciòn un interès de combatir de manera desigual a miembros del PACOREDO, cuando aquellos formaron filas en la ``Banda Colorà``, organizaciòn paramilitar con ayuda policial, que se encargò de sembrar el terror y desenmascarar a personeros ligados a la lucha revolucionaria con intenciones malsanas, entre ellos mismos. Miembros de la banda asesinaron en Gualey a Fabio Matos Fernàndez (Narcizo el Pechù), hijo de Bartola Fernàndez, de Cabral, y del jaquimeyero Cristobal Matos. Asimismo, Fabio era hermano de mi compadre Cornelio (El Flaco), quien hiciera pininos de combates por las lomas ``Santa Elena``, cuando operaciones especiales de la policìa, al mando del teniente Curulo Batista, recuperaron decenas de armas y conquistaron algunas bajas. Me tocò conversar brevemente con ``Tony el pelù``, un tìguere que le sirviò a la banda despuès de ser considerado un lìder pandillero en buena lid, pero que no era mas que un resentido social por razones familiares y de paternidad, que les hacìa la vida imposible a profesores y alumnos de los principales liceos secundarios de la capital, como forma de esgrimir su mal querencia. Lo conocì por recomendaciòn de Torres, un activista real comunista que era contacto de las guerrillas que sucedieron las de Francisco Alberto Caamaño, en 1973. Tony, ya no tan joven, conversò con nosotros de forma incoherente y burda cuando estaba de paciente en el hospital Dr. Dario Contreras, poco antes de ``burlar`` su custodia policial, dejar una nota en las sàbanas, y, escapar...
Como raìces ancestrales se tiene la costumbre del saqueo y la embriaguez, desde los confines de la historia y la vocaciòn guerrera y de conquista del hombre. Hombres como Màximo Gòmez, en cierta ocasiòn, tuvo que ceder a ello y permitir que las tropas, una vez conquistaban y sitiaban, pudieran comer del plato ajeno lo que ellos consideraban el mejor bocado, ya hastiados de comer jutìas, esa que tiene cuatro dientes, entre la montonera de Camagüey y otros cantones de guerra cubanos. ``La Chicha`` se hizo presente en La Gran Colombia para levantar la moral y el ànimo de la soldadesca de pueblos que como Santa Fe y la Nueva Granada, aùn no tenìan claro si optar por un americanismo que daba pintas de corrupto y burocràtico o de mantener el enraizado dominio español con los gajes propios de los tìtulos nobiliarios. Aquì, los primeros sìntomas de esa enfermedad que quema los cerebros y envenena las ideologìas, comencè a notarla cuando los jòvenes de mi tiempo abordàbamos los lugares de diversiòn. Comenzamos a extrañar esos bares tìpicos decorados con papel crepè y perfumados de la cerveza con tapa acorchada. El acordeòn dejò de manera precipitada de alegrar nuestros corazones, pues el saxofòn lo fue sustituyendo para entonar mambo y otras mùsicas disfrazadas de salòn, combinadas con la trompeta. Pero no se hizo esperar un norte americanismo en nuestra mùsica precedida de antemanos por el rock and rock y el destape de la ``Nueva Ola``, los Beatlles, etc., que tanto nos llenaron en esos primeros años de adolescencia.
Los EE.UU., dueños del mundo, fueron creando la base de un procedimiento màs contundente en su afàn de conquista. Zonas como Barahona, San Francisco de Macoris, La Romana (primer bastiòn de la lucha sindical en nuestro paìs), fueron los señuelos a enarbolar en ese afàn de destruir los sueños y las nostalgias que conforman la historia de los pueblos. La droga, como ùltimo mecanismo letal y maldito, se le fue saliendo de control a esa naciòn, la que convirtieron en el monstruo del monstruo, un flagelo que hoy nos arropa en su totalidad, que se ha convertido en el peor de los tiranos a lo largo de la historia de la humanidad, aventajado en muertes y cementerios, hospitales psiquiàtricos y destrucciòn de hogares, y, que a su vez, nos vuelve a invitar a un tipo de lucha diferente, cultural, sin imperio, con trabajo, con producciòn, sin vicios, sobre todo, un vicio, por el cual se libra, de parte de las autoridades, la nuestra y la de los Estados Unidos, la màs hipòcrita de todas las luchas.
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