Si florecida es tu vida,
se parece al flamboyán;
pues ella, de perdurar,
te someterá a las vainas
que balanceadas cuelgan
por la gran brisa de otoño;
de no perdurar,
serías como la amapola
que brilla en el sentimiento
de las almas en retoño,
como el vaivén de las olas;
Para vivir, no miedo al miedo;
transgredir los enredos,
soportando con denuedo,
a veces, sólo existir;
vamos al ruedo a sufrir,
mas, en tus ojos que iluminan
y que pones frente a mí,
me siento alcanzar el cielo;
¡Romántico!, aquel bohemio,
en silencio, que ya siente en
su tormento el transitar de sus
días, porfía de un tiempo, si acaso,
ya no se siente irredento,
pues llevan su vida a rastros;
¡Teatro, puro teatro!,
de una musa que resiste;
sigue sujeta, insiste,
no importa llegue el ocaso...
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