Madre querida,
hoy vuelve la celebración,
es lo que llaman tu día,
que se convierte en porfía
de lágrimas que,
ya limpias,
marchitan el corazón;
Me abate la sinrazón,
amada prenda fugaz,
dejando luz en tu estela
de mimos tiernos, bondad;
Mas, tu presencia reverdece
en cada lecho de rosa,
trigales que me enternecen
con el amor de mis hijas,
bajo tu sol se cobijan
llevando tu risa hermosa...
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