Y se romperá el cielo en aguas como queriendo Dios manifestar su omnipresencia; chorros que cantan y encantan en su serpentear, nos invitan al hogar, a soñar, a patentizar la vida, a amar; se entretienen los rigores del día, sí, aquellos que se convierten en semanas, en meses, en años, que entorpecen los amores con su daño; mas, la noche me dice que hoy me baño, con tus encantos, entre el frescor del cerezo y esas aguas cristalinas, oportunas, que adivinan, la eternidad de tus besos...
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