Estar en vilo, un alerta que nos enseña a estar vivos; es, a veces, el soñar despierto más allá de los propósitos, una treta sin sentidos; y es que se siente frío el nido, álgido sin compasión, se impacienta el corazón al no sentir tus gemidos;
¡Anda mango!, aún verde, consentido, de un latir apresurado, procura estar a su lado no importa caigas en la fosa, que no marchite, no dejes de oler la rosa, acércate a sus latidos...