martes, 4 de junio de 2013

FRAGMENTO FINAL Y NOSTÀLGICO DE MIS ESCRITOS SOBRE ``EL VIAJE A SANTIAGO DE LOS CABALLEROS...``.

Ahì està el cibao, con màs altas que bajas, con màs honras que deshonras. Interpreto a don Tomàs Morel: ¡``Que interesante este cibao, donde los pies del hombre recièn llegado, ahondan raìces, para aquietar sus pasos``!. Y continùa: ``En el se encuentran todos los tipos humanos... desde el viejo socarrón  amigo de las pulperìas y contador de cuentos, hasta el muchacho engreìdo, a quien la vida se le entrò por los ojos antes de que terminara la mañanita fresca de su inocencia...``. ``La llanura, la sierra, el ``pueblito``, arrebujado entre lomas; el rumor del viento; el camino alocado; la ``campuna`` maliciosa; las tonadas conuqueras, endechas de ternuras que despiertan sensibilidades insospechadas, hicieron en mi el milagro casi bìblico, de volverme otro hombre.... ¡Y què serà de ti, hombre de ciudad que ignoras estas cosas...?!. Termina la cita.

Y yo, que vuelvo, despuès de tantos años de un viaje soñador, me detengo allà, en el camino real, frente a frente al pico Diego de Ocampo, el que amenazante me saluda con el frío y la pertinaz llovizna de una tarde de invierno. Observo la casita del pasillo empedrado, con la sombra de los àrboles y un tamarindo centenario; me inquieta la sentida ausencia de las aves y la presencia de un horno ya vetusto que hacen nostàlgico el encuentro de un lugar abandonado, donde los que habitan taciturnos, màs el cantar del viento entre las palmeras, grimoso y desafiante, nos comunican que existiò allì una familia: los Gòmez.

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