Llovìa a càntaros cuando nacio Jocelys Fiordaliza Gòmez Nùñez (Shelly), la segunda hija de mi matrimonio con Fiordaliza Nùñez Hidalgo. Era un tiempo romàntico, en que las aguas hacían estragos en una ciudad de calles estrechas; aun para ellas no llegaban los cauces infraestructurales modernos, aunque ya estaba el ``Huacal``, y allì trabajaba arduamente, cuando las corbatitas y el teclado mecànico les daban prestigio al diligente padre de familia. Naciò mi hija, rosadita, engalanando el mes de las flores, allà, en la clìnica San Rafael de la av. Bolivar, y este padre orgulloso se cargaba de leche y pañales, entre la algarabía, el canto y la felicidad:
Ella fue el regalo a ultranza,
se celebraba en corrillos,
¡allà va ese jovencillo!,
y va lleno de esperanzas.
Decìa el mundillo entre tandas,
se habilitaban locales,
y crecìan las alabanzas
cuando ese mundo era bueno,
pues no existìa ese veneno
que hoy marchita la bonanza,
¡ya naciò mi floresita
entre cantos y atabales!;
Mas,
no existìan esos rituales
de este mercado de hoy,
aquì me encuentro y estoy
en situaciones postreras,
extraño aquellas lumbreras
de un trabajo tan honesto,
cuando el servicio era inhiesto
y la honradez era un templo...
Sigue lloviendo a raudales
en canales màs modernos,
y aunque aun sienta tan tierno
aquel, cuan mi dulce halago,
Dios me tendrà cada año
esa hija que yo quiero;
no importa ser ya postrero,
pues lloverà cada mayo...
Ella fue el regalo a ultranza,
se celebraba en corrillos,
¡allà va ese jovencillo!,
y va lleno de esperanzas.
Decìa el mundillo entre tandas,
se habilitaban locales,
y crecìan las alabanzas
cuando ese mundo era bueno,
pues no existìa ese veneno
que hoy marchita la bonanza,
¡ya naciò mi floresita
entre cantos y atabales!;
Mas,
no existìan esos rituales
de este mercado de hoy,
aquì me encuentro y estoy
en situaciones postreras,
extraño aquellas lumbreras
de un trabajo tan honesto,
cuando el servicio era inhiesto
y la honradez era un templo...
Sigue lloviendo a raudales
en canales màs modernos,
y aunque aun sienta tan tierno
aquel, cuan mi dulce halago,
Dios me tendrà cada año
esa hija que yo quiero;
no importa ser ya postrero,
pues lloverà cada mayo...
Wao!!
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