martes, 11 de septiembre de 2012

EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001, VISTO POR UN HOMBRE COMÙN...

Podrían ser las premoniciones de Nostradamus de antecedentes seculares, el ataque de holocausto impuesto, de consecuencias fatales a las Torres Gemelas de EE.UU., que, sin lugar a duda, colocan al mundo y sus seres vivos en una estela de misterio inusitado. Y asì es, nuestros sabios milenarios, antes y despuès de Cristo, establecieron sus improntas sin los avances y la tecnologìa de hoy. ¡Lo hicieron con misterio...!. El mismo Jesùs, por su poder, considerado divino, fue acusado de brujo y usurpador de los que no quisieron aceptar que es el hijo de Dios, pero, sobre todo, por la ortodoxia ya existente; aquella que se desprendía de los entuertos y lados oscuros del viejo testamento, que no perdonaron la condiciòn de Mesías de un hombre que se manejaba con la humildad y con el aura carismática de los cielos.

Esa odiosa ortodoxia que heredò la nueva iglesia en manos de Pedro, Apòstol de alta estima del Maestro, a quien negò en dos ocasiones, cuando la verdad comenzò a ser destruida con sangre. ``Pedro, significas ``piedra``, y sobre ella serà cimentada tu iglesia``. Pero la iglesia creò un cetro de poder al que hizo sagrado, un bàculo maldito de riquezas, poder de satrapìa, de amor al dinero, de honrar la muerte a nombre del orden; de perseguir y quemar en la hoguera a nombre del cristianismo, como homenaje a un Jesùs olvidado y sólo recordado en su crucifixiòn.

La envidia, el egoismo que divide al hombre, junto al sectarismo ancestral, trajeron consigo la desgracia diabòlica que hoy se conmemora, responsabilidad del fanatismo religioso y polìtico con sede en las grandes naciones que sólo aspiran a sustentar su poder...

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