lunes, 7 de mayo de 2012

Amores: rosas y espinas...

En amores duran poco
esos momentos sublimes,
tiene el cariño que gime
la maldad tan subyacente,
de la flor nacen espinas
no importa que sea decente,
que bien duelen y germinan
cuando sus puntas esgrimen.

Mi corazòn se deprime,
pero no muere en el acto;
tampoco sufro de infarto
por improntas tan añejas,
mi alma sólo se aleja,
mi espíritu se redime,
quiero cultivar jardines,
antes que morir de espanto.

Allì conozco del encanto
de Rosa y de Margarita,
de Azucena que marchita
no deja de ser bien linda,
Orquìdea que es bella y rica,
¿y Miosotis?, ¡que bonita...!.

Mi vida corre y transita
como el colibrì cubano,
prefiero cruzar pantanos
tras del nèctar al picaflor,
quiero repartir amor
entre flores sin espinas,
mi simiente inspiradora
estampada en cada rama,
no importa cual sea el aroma
de aquella exótica gina,
o si es la flor de la auyama
la que atormente mi vida...

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