martes, 29 de mayo de 2012

30 DE MAYO DE 1961. ¿DÌA DE LA LIBERTAD...?

``La disciplina sin libertad es tiranìa. La libertad sin disciplina es caos...`` (Cullen Hightower).

Con la intervenciòn militar norteamericana de 1916, se forma la academia militar en Nigua, jurisdicciòn de Haina, como intenciòn de los gringos de dejar un paìs institucionalizado, por lo menos, en cuanto al poder militar se refiere. Con la creaciòn de la Guardia Nacional Dominicana para 1918, convertida luego en Policìa Nacional Dominicana, se van borrando de golpe y porrazo las simientes de un caudillismo y generalato de montonera en tiempos de ``concho primo``. Època en que brillaron por su valor, Desiderio Àrias, anarquista por demàs, adentrado ya en las luchas del jimenismo y horacismo (Bolos y Coludos), Demetrio Rodrìguez, Cipriano Bencosme; sin contar con los remanentes de los restauradores que, luego de la refriega patriòtica, se fueron a la manigua, Rojos y Azules, a luchar por el poder polìtico.

Para ese entonces, y montado a caballo, recorrìa los campos cañeros el capataz de las fincas de los Bernardino, allà, en el Este, eficiente y ducho hombre ecuestre que tambièn tuvo el perfil del jefe de seguridad y telegrafista del ingenio Boca Chica, cuando el azùcar de caña era de los norteamericanos y de los perennes Vicini, quienes la industrializaron y modernizaron, mandando a los trapiches a dormir su sueño eterno.

El cabalgador no era, empero, el tìpico patàn que demanda el trajinar del que tiene que defender poderosos intereses de grandes emporios, contra hombres que sudan azùcar con sangre por los poros. Se denotaba su clase, por los genes quizàs, de gran caporal, de hombre de fusta y tolete, con caràcter y capacidad de poner orden donde no habìa. Su ingreso como teniente de la Guardia Nacional Dominicana lo catapulta al poder apenas en doce años de su ingreso, pues su oficialidad acentuaba su don de mando y el potencial que los Estados Unidos, como naciòn imperialista, buscaba, en su propòsito de crear la base de un Estado fuerte, que por lo menos respondiera con los compromisos, de los cuales ellos fueron y son acreedores.

No debemos ahondar demasiado, pues en treinta y un años es mucha el agua y la sangre que corriò debajo de los puentes, pero a Trujillo debemos analizarlo en todo su contexto. A su muerte, sus adversarios, y luego gran parte del pueblo dominicano, entendieron que habìan eliminado a un monstruo. Y es cierto, todas las acciones del Estado-Trujillo, que, sin lugar a duda contribuyeron con el desarrollo y el crecimiento dominicanos, fueron logrados con horca y cuchillo, con el servicio militar obligatorio para disciplinar y evitar la delincuencia comùn y con las condenas de trabajo pùblico forzadas en los presidios, donde se destinaban los presos a las difìciles tareas de la agricultura y la ganaderìa, mineria, el trabajo pluvial y bacheo, entre otros; no obstante, este hombre, aparentemente primitivo y cavernario, se codeara bajo su mandato con los màs reputados profesionales, hombres probos y de bien, salidos de las mejores familias y clases, paradòjicamente contrapuesto con eruditos que gobernaron y se hicieron acompañar de elementos de baja estofa, unos, y de dudosa reputaciòn, otros.

El Estado-Trujillo, antes de liberarnos de la deuda externa y de darle el valor intrìnseco a nuestra moneda, la que estaba en exclusividad por encima de las demàs monedas internacionales, 1947-1948, creò las instituciones en sentido general, crecieron las ciencias y las artes, y se formò un Estado eminentemente jurìdico, con sus leyes aùn vigentes y con las condiciones de que en el futuro se pueda regir una democracia real.

Vamos a suponer y aceptar como lògico, para ir en consonancia con los tiempos y que las reglas de juego no me sigan convirtiendo en fòsil andante, que el dìa del magnicidio haya sido declarado ``Dìa de la Libertad``: libertad de delinquir de manera pùblica y privada. Libertad de comprar impunidad para robar y matar. Libertad de prensa para injuriar, ocultar otras veces para cobrar, para manchar honras y herir susceptibilidades, o, para ``crecer``, dentro de un àmbito de sensacionalismo. Libertad de falsificar, de expropiar por poder la propiedad privada, de matar, de comprar la justicia, la conciencia, de hacer lo que hizo Trujillo, pero en su condiciòn màs oscura como ser humano; de comprometer el Estado por ``capacidad de endeudamiento``, de ser indulgente por polìtica o proselitismo, de evadir impuestos, de traficar con drogas, con mujeres y con niños, de violar en todos los sentidos. Es en fin, la libertad del que màs puede, que desplaza al verdadero profesional, al serio, al diligente padre de familia, al que, por naturaleza, està fuera de las reglas de juego de una democracia mìtica y onerosa, una democracia que no se endereza y, por cuya sinuosidad, se mantiene presente el nombre del dictador.  ¡Tremenda libertad...!.



domingo, 27 de mayo de 2012

PARODIANDO POR LAS MADRES...

Madre,
un ser que nace mujer
hecha para concebir,
tiene por gracia parir,
arrullar y proteger,
ella da felicidad 
y no para de sufrir.


Tiene en su encanto tejer
la lana que arropa el fruto,
con dulzura y sano gusto
no deja de enternecer.


De joven lleva en su piel
el olor que adhiere al hijo,
es fortaleza,
cobijo,
no importa pasen los años,
si en su vejez va el rebaño
de nietos en regocijo,
las improntas y alegrìas
que imprimen sus acertijos.


¿Por què tengo que entender,
que un dìa no estaràs conmigo?,
que te llevaràs mi abrigo
y tu noble comprender;
te catapultas mujer
como todo un ser perfecto,
para ti no hay hijo necio,
pues madre,
màs que un inicio,
es todo amor y querer...

lunes, 7 de mayo de 2012

Amores: rosas y espinas...

En amores duran poco
esos momentos sublimes,
tiene el cariño que gime
la maldad tan subyacente,
de la flor nacen espinas
no importa que sea decente,
que bien duelen y germinan
cuando sus puntas esgrimen.

Mi corazòn se deprime,
pero no muere en el acto;
tampoco sufro de infarto
por improntas tan añejas,
mi alma sólo se aleja,
mi espíritu se redime,
quiero cultivar jardines,
antes que morir de espanto.

Allì conozco del encanto
de Rosa y de Margarita,
de Azucena que marchita
no deja de ser bien linda,
Orquìdea que es bella y rica,
¿y Miosotis?, ¡que bonita...!.

Mi vida corre y transita
como el colibrì cubano,
prefiero cruzar pantanos
tras del nèctar al picaflor,
quiero repartir amor
entre flores sin espinas,
mi simiente inspiradora
estampada en cada rama,
no importa cual sea el aroma
de aquella exótica gina,
o si es la flor de la auyama
la que atormente mi vida...

viernes, 4 de mayo de 2012

EL ROL SOCIAL COMO CONCEPTO DE FAMILIA, RAÌCES Y PRINCIPIOS.

Si consultamos la obra ``Composiciòn Social Dominicana``, del ilustre escritor Juan Bosch y Gaviño, se distingue entre posiciòn econòmica social y clase social. La primera està asociada màs a lo polìtico que a los conceptos de institucionalidad misma. Y podrìa desprenderse, podemos decir, de manifestaciones maquiavelistas relacionadas con el poder, no importa como se emprende el camino, lo importante es llegar: ``El fin justifica los medios...``. Carlos Marx asocia lo econòmico con el poder polìtico, en su concepciòn del ``determinismo econòmico``, cuando expresa que, la polìtica, es el motor de la historia, en la medida en que su producto (econòmico) constituye la transformaciòn de una unidad o conglomerado social en sus estudios y fases.


La segunda, es decir, la clase social, llegò con los principios ancestrales del abolengo, de aquellos que corrieron como buenos y de alto valor intrìnseco en cada cordillera, lomas y llanos, en tiempos de los nòmadas y mutaciones obligadas de familias honorables, no importa la carencia de dinero, en busca de paz y mejores tierras, cuando los tiempos eran convulsos. La inteligencia y la categorìa no estaban medidas por los tìtulos acadèmicos, mucho menos nobiliarios, pues eramos tierras conquistadas y subyugadas por un gran tiempo por los personajes y personeros que sì los poseían.


No obstante la clase se antepone en la mayorìa de los hogares que fueron dando forma a la dominicanidad. Si bien es cierto que comenzaron a llegar las primeras familias de profesionales procedentes de Europa, sobre todo, cuando el paìs inicia obras como los ferrocarriles del cibao y ya se requerìa de puentes y habilitaciòn de puertos marìtimos para la exportaciòn parcializada que nos dominaba, asì como la demanda de ingenieros, tanto para la construcciòn como para la industria azucarera que inician los Estados Unidos en su intervenciòn militar de 1916, no menos cierto es que nuestros patriotas, muchos de los cuales se forjaron con la educaciòn de hogar por su clase, eran autènticos autodidactas, como Gregorio Luperòn, escritor dentro de lo que cabe, Ulises Hilariòn Hereaux Lebert (Lilìs), algo literato, de letra caligràfica, polìglota; Màximo Gòmez Bàez, filòsofo de corte humanista, sobrio y pulcro, con apenas el brillo de las primeras enseñanzas de parte de un pàrroco provinciano. En tiempos de paz, dedicaba el machete y la haza en su finca ``La Reforma``, entre Montecristy y Las Lagunas, Santiago.


Nuestros primeros gobernantes, unos ricos, otros no, se debatieron entre la intelectualidad y el hato, como Buenaventura Bàez Mèndez, educado en Francia, pero que no supera los niveles de institucionalidad y progreso que pudo sostener escasamente el vaquero Pedro Santana y Familia. Los màs avesados en la ciencia, de un lado, no tuvieron quizás las oportunidades de alcanzar el poder en un momento dado, o por el contrario estaban carentes del arrojo que demanda una naciòn cuando requiere de un Estado que señale el orden y las jerarquìas. La historia reseña como el general liniero Demetrio Rodrìguez, a quien su padre don Bernardo le ofreciò pagarle en oro lo que pesase en libras con el fin de que deje la guerra, hiciera caso omiso a su progenitor, un hombre muy rico de la lìnea noroeste. En tiempos de calma, tanto Rodrìguez, como Horacio Vàsquez, Juan Isidro Jimènez Pereyra, volvìan a la labranza, en persona, junto con los labradores, calificativo general del dominicano de antaño, no importa el abolengo, club de alta sociedad y estirpe o supuestos tìtulos heredados.


Una mìnima parte de la clase pensante dominicana, decapitada la dictadura de Trujillo, pudo lograr un tìtulo universitario. Pues se pensaba en el profesionalismo como un producto importado, y en el machete envainado y llevado en la cintura como el afàn hecho costumbre de hacer trillos y seguir forjando una repùblica que aùn estaba incipiente. No era por pobreza o riqueza. Muchos pobres en nuestros campos se levantaron al profesionalismo, como nueva forma de vida, muy buenos y excelentes profesionales, sin dejar sus raìces y su buena formaciòn de hogar. Otros, considerados ricos o acomodados, dentro de este contexto, se quedaron rezagados. Màs, debemos destacar que, en ambos casos, se toma en cuenta la vocaciòn. No todos debemos ser ingenieros, abogados, mèdicos, sacerdotes, asumir el tenientìsmo y el coronelismo que esboza Jacques Lambert, en su obra ``Amèrica Latina``, sino que necesitamos soldados y buenos caporales, sacerdotes del alma y no inquisidores, el apostolado y el servicio a la Patria y a la sociedad como ética ciudadana, a la mujer como estandarte, tanto la que supera la rutina hogareña como aquella que florece con su presencia el confort de la humilde casa, del campesino, agricultor o labrador, del criador que, con la protecciòn de un Estado fuerte vea protegido su sudor y su esfuerzo en aras del cumplimiento del rol que debe jugar cada ciudadano en sentido general.


Dentro de ese mismo tenor, influyen las raìces familiares, henchidas de buenas costumbres y leyes consuetudinarias de valor intrìnseco a las que ningùn Estado ha podido soslayar.