En 1492
llegaron tres carabelas,
y al trote de cabo y vela
dicen que nos descubrieron,
pero llegaron,
se fueron,
con riqueza y libertad,
¡digan que nos conquistaron,
no nos descubrieron na...!.
Eramos ya sociedad
de un Estado en cacicazgos,
no debio el almirantazgo
pisotear nuestra familia,
de cultura bien taina,
de religiòn ya cristiana,
de quien se burlò el verdugo
e intrèpido ladròn,
mandado por la Corona
y adjudicarnos a España.
Encontraron oro aquì,
pieles, madera y demàs,
bellas y hermosas indìgenas
de pelos a la cintura,
un Caonabo,
cara dura,
y un lambòn, Guacanagarix...
Es a partir de ese entonces
que se inicia nuestra historia,
que nos inhiesta de gloria
y sentimientos en bruto,
cuando se apostò Enriquillo
por Sierra de Bahoruco.
Es raza inmortal viviente,
aunque considerada extinguida,
aùn quedan los vestigios
de sus mujeres ardientes,
la bravura,
los remilgos,
de nuestros hombres valientes;
blancos, trigueños, ``jabaos``
y de pómulos salientes;
mujeres de bellas trenzas
cortejando nuestras lomas,
lindas como Mencìa,
preciosas Anacaona.
Se instaura un modo de Estado
sujeto a leyes escritas,
y se aplasta y se marchita
las simientes de naciòn;
entra Inglatera, Holanda,
Parìs-Francia contra España
y se lanzan con cizaña
con la ayuda de la Iglesia,
masacraron,
perturbaron,
llevándose las riquezas...
Llegaron las anexiones
y personas visionarias,
que se adentraron al alma
de una tierra en el caribe
que necesitaba unirse
a un modo de identidad,
que nos impuso además
la Inquisición como Ley,
dependiésemos de un Rey
a cambio de distinciones,
de un gentilicio que acorde
al Convento Dominico
nos diera Universidad
y Primadas Catedrales,
ostentosos generales
y suntuosos obeliscos.
Se creò la Puerta ``El Conde``,
sìmbolo patrio pionero,
cuando en suelo aùn potrero
nos invade Francis Drake,
cerrando en ella la ira,
el saqueo,
la adversidad,
y abierta de par en par
a toda la hispanidad...
Don Bernardino Gutierrez Meneses
Bracamonte y Zapata,
fue el gran Conde de Peñalba
que enviò Felipe II,
quien nos transportò a un mundo
de un indigenismo olvidado,
ponièndonos los candados:
¡vendidos al nuevo mundo...!!!!.
¡Bueno... pues somos dominicanos!!!!,
que con encono y engaño
asumimos los tratados
que de Riswich, Aranjuez y Basilea,
celebran España y Francia,
donde vemos la desgracia
de compartir con Haitì,
la cultura,
su bandera,
el budù;
sus miserias:
¡la invasiòn del pueblo haitiano!.
El tratado de Basilea
impulsò a Sànchez Ramìrez
arengar sus oficiales
en actitud de pelea,
les ajustò la correa
con sus aprestos preclaros,
marchando la soldadesca
al triunfo de ``Palo Hincado``.
Y trajo la ``España Boba``
y con ella màs miseria,
de un Carlos Urrutia y Montoya
que haciendo conucos roba...
Entonces Nùñez de Càceres,
Teniente Gobernador,
procura hacerno (s) el favor
de adherirnos a Colombia,
era buena su intenciòn,
pero que efìmera asombra,
pues durò solo unos dìas
dàndole tiempo a Boyer
de avanzar con gran escarnio,
picotearnos cuan sandìas,
gobernar veintidos años...
Llegò Duarte intencionado,
de raìces españolas,
que con ideas,
banderolas,
ordenò La Trinitaria
y de forma legendaria
se codeò de las lumbreras;
trajo sentimiento estòico,
nos puso claro el camino,
se adentrò en nuestro destino
dàndonos la libertad,
la independencia,
el atino,
de este pueblo tan glorioso.
Lo demàs lo sabe usted,
y es que surgiò de revès
la polìtica por Patria,
trayendo como desgracia
de unos afrancesados,
que frente a españolizados
emprendieron la anarquìa,
llegaron guerras,
``noblezas``,
caudillos
y satrapìas.
Trajo Santana anexiòn
por un machete cansado,
en afàn de aquel Tratado
que enfrentan Francia y España,
por su plan indecoroso
de acogerse por sì sola,
los escantos,
la riqueza,
de esta isla, La Hispaniola.
Llega la Restauraciòn
triunfante en sus actitudes,
se tiñeron en azules
la gente de Luperòn,
peleàndose con los rojos
como una ofensiva a Bàez,
a quien por fin lo derrotan
en la guerra de seis años,
y nos chupamos a ``Lilìs``,
guerrero y diestro montòn...
Cuando a este lo mataron
allà en el pueblo de Moca,
se quiso callar la boca
a una barbarie sin fin...
cayeron grandes altares,
cayò Perico Pepìn.
Y continuò la repùblica
con remanentes caìdos,
surgiò Horacio,
Juan Isidro
y se perfilaba ``Mon``;
todos ellos fueron dones
con actitud de poder,
que encaminaron la Patria
segùn fue la coyuntura,
unos, algo displicentes,
otros, de mano muy dura...
Debemos ya concluir
y esto llama la atenciòn,
¡que en el año 16 llegan los americanos,
pisoteando con sus botas
al pueblo dominicano,
eso dice la canciòn...!.
Que Francisco Henrìquez y Carvajal
era un hombre muy decente,
poniendo solo de frente
la dignidad y el decoro,
pues no pudo honrar,
ni modo,
nuestra deuda eterna ya,
permitiendo que el ``Vacà``
que nos pasaba con hierro,
instalara aquì un gobierno
y una Guardia Nacional...
Eran tiempos de opresiòn
de patriotas ``gavilleros``,
de lìderes pandilleros
como un tal Ramòn ``Batì``,
``Cayo`` Bàez (Pecho quemao)
y un tal Domingo Peguero...
brillaron Ramòn Natera,
Fèliz Laureano
y Vicente Evangelista,
con Josè Piña,
Pedro ``Tolete``,
Luciano Reyes
y ``el toro`` Marcial Guerrero.
Dieron agua de beber
con sus filosos cuchillos,
conociendo en la refriega
a un teniente de amarillo;
usaba polaina y fieltro,
tenìa perfil dictador,
era apellido Trujillo
y surgiò con ``San Zenòn...``.
De manera posterior,
con pericia y acicate,
derrocò a Horacio Vàsquez
y se alzó con el poder,
impuso el fuego,
el terror,
con actitud de dislates.
El Estado se hizo fuerte,
de jurìdico contenido,
del paìs hizo su nido
con hegemonía romana,
y doblaron las campanas
por enemigos y dones,
unos cayeron mansos,
otros fueron cimarrones...
Echò el paìs hacia adelante,
era institucionalista,
no obstante ser progresista,
salpicò bien la desgracia...
su muerte creò temores,
todavìa estamos orando,
pues el Estado oscilando
entre leyes y decretos,
ensaya una democracia
que aùn vivimos esperando...
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