sábado, 6 de septiembre de 2025

DE MIS MUSAS HIRIENTES

 Aquellas que son traídas por el otoño, siempre con el acicate de un verano que empuja otras brisas; aire caliente que domina el ambiente, sin que se sienta alegre el silbido de las flores, ni aquellos recuerdos de amores, mujer, junto a tus besos ardientes.

Pestilencias por demás, sí, esas que ortodoxas y de escritos milenarios, aún en su escapulario no se exhibe la bondad. Veo ánimas caminar, no almas, pues sigue tensa la calma en esas guerras siniestras; mueren ancianos, también inocentes niños, de un fanatismo tal Juan Calvino, siempre en nombre de Jehová ¡Por Dios!

Selva de cemento son mis calles; trizas de bagazos caminantes y consumidos de aquel vicio conocido y fatal; inequidad; negocios de estados políticos que llevan al sacrificio lo que es buena voluntad; inseguridad e insalubridad, muerte, que caminan; las conocen en cada esquina y les llaman libertad...

¡PROCESIÓN DE CANTOS Y PENAS!

 Hace un lustro ya, de aquella pandemia misteriosa... 😟

Pues se nota lo ficticio de las alegrías borrachas de engaño; no traen ni llevan ensueños las expectativas cotidianas, donde hasta la noción del tiempo se aleja danzante, burlesca, dando besos presos entre máscaras y manos que vuelan como palomas temerosas de contagio.

¡Rebeldía! Es lo que existe, por el afán de vivir en tiempos de guerra, valorando entonces la paz, la armonía.

¡Castigo! Mirar tus ojos hermosos, mi linda, detrás de cuan ominosa prenda que me oculta tu sonrojo, negándome así el abrigo...

jueves, 4 de septiembre de 2025

¡CÁLCULOS NECIOS, PERO... TAN REALES!

 Mis primeros años como estudiante fueron difíciles con los números; debe estar leyéndome Doménico Nin, mi maestro y pariente cercano; experto matemático en mi pueblo, como lo fue Orelbis Feliz, QEPD.

Estaba en plena adolescencia cuando adentrado en el bachillerato recibí la mano amiga de Alfredo Ferreras Pérez, quien me ayudó a cruzar el trillo del Álgebra de Baldor.

Todo este preámbulo para cuantificar la vida. Aún tengo las deficiencias numéricas de mis tiempos pueriles, por lo que autorizo toda corrección al distinguirme con su lectura:

Un minuto contiene 60 segundos, en tanto, 60 minutos completan una hora. Una hora, por consiguiente, contiene 3,600 segundos; un día trae 24 horas que al ser multiplicadas por 3,600 nos dan un resultado de 86,400 segundos, es decir, que un día contiene  86,400 segundos.

Estos 86,400 segundos al ser multiplicados por 365 días que trae el año, nos dan un resultado de 31, 536,000 (Treinta y Un Mil millones, más quinientos treinta y seis mil ) segundos equivalentes a un año. Si los misterios nos regalan 100 años de vida, al multiplicarlos por la suma anterior, existiríamos por 31, 153,600,000 (Treinta y Un Mil Ciento Cincuenta y Tres Millones, más seiscientos mil segundos).

Si bien real es lo necio que resulta el presente escrito, no menos lo fue Galileo Galilei, cuando aportando junto a otros grandes sabios de la antigüedad, desde los inicios del reloj de sol hasta el siglo XVII, introduce el péndulo y un tictac indetenible...

La vida se compone de segundos indetenibles. ¡Disfrútala!