martes, 25 de julio de 2023

NOSTALGIA DE VOLVER EN EL DÍA DEL PADRE...

 Pensando en mis hijos, construí literalmente el árbol genealógico en base a estudios fehacientes; quise se sintiesen orgullosos de uno que otro linaje, cuya nobleza, sea de valor intrínseco; que con ellos se sientan identificados. Mas, se conjuga en este padre, ya en su clima otoñal, las pinceladas del alma. Nos hemos quedado con las ganas de estar allí, atrapado en sus inocencias, hijos amados; arrepentido a veces me siento, cuando pienso que mis intenciones de corregir y castigar podrían haber llegado lejos, pues cada llanto es surco en mi corazón que no se borra, como escorrentías entre zanjas a la deriva, cuando la copiosa lluvia de la vida no me permite retroceder a velar sus sueños, sus ansias y expectativas, por lo que espero no haberlos despertado con este tiempo inclemente.

¡Sólo sé, que los amo al infinito, hijos, nietos!.

viernes, 7 de julio de 2023

¡ESOS REMANSOS DE AYER, PARECE YA NO REGRESAN!

 Fueron absorbidos por la gracia mohosa del hombre de hoy; tiempos de lluvias sin llover, calor que no da tregua, a tientas, relámpagos sin luces de ensueño; ni las aves agoreras se asoman a los ríos y lagos, la calentura las lleva a los techos tostados de sol, entre ausencia de verdor, la esperanza, tu hermosura.

Y allá van mis memorias serpentinas repasando los caminos, me animo, recordando con cariño abrazos que hoy valoro, afectos que tanto añoro, pues lo prohibido es placer, cuando aquel atardecer tus labios gruesos besaba en el trasiego del rancho; se percibe la humareda, el tabaco, olor a cuava, también al bagazo de haber saboreado el dulce, la pasión, mas, adentro, huele a sábanas blancas, maletas y hule, rosa en la cama tendida, aroma de tu perfume...

martes, 4 de julio de 2023

¡PREAMBULOS DE MUERTE! (II)

Entonces recordé al que llaman ´´el hijo del hombre´´, que, más que esa denominación, demostró misterio y virtud, engendro milagroso, acrisolado, panacea, curador con sus propias manos, a quien clavaron en cruz; Jesús, llegado, empujado sideral de los misterios que ningún versado teológico puede descifrar, como si se tratara de una muestra o paradigma a seguir, de lo que debe existir, en la humanidad a encontrar.

No importó esa bonanza inusitada de curar, desde la ceguera, la lepra, la muerte misma,  la dignidad que en el suelo se llamaba mujer, vinagre le dieron de beber, de espinas fue su corona, y su muerte fue la broma de aquel Estado reinante, ortodoxo, denigrante, de la grandeza de Dios, el que luego arrepintió de haber creado al hombre, pues se asesinó en su nombre a millones de personas.

Entre cabalgatas templarias, legionarias y la ´´Santa´´ Inquisición, la burla puso atención, perenne, en su sangre derramada...


domingo, 2 de julio de 2023

¡PREAMBULOS DE MUERTE!

Después de un episodio adverso de salud, regreso a este hábitat de misterio inusitado, de soledad que arrastra los espectros del recuerdo.
Adelanto, que hasta para morir aspiro a ser libre, sin el protocolo ominoso de la sociedad. El instinto del elefante lo lleva al lugar de deceso, allí, donde precisamente encuentra el sustento que sus cansados dientes aún pueden triturar, pero es su alimento al fin.

Ese protocolo citadino indeseable desdice del rancho lúgubre donde, tendido en hamaca o en litera, el elegido para dejar la vida emite un inefable silencio con ruidos sepulcrales, cuando percibe los espíritus como en alabanzas de querubines, olfateando, husmeando un alma sublime; la paz antecede al escenario, mientras los samuros en su volar se expresan alegóricos, impertinentes, agoreros, y la paloma blanca se simboliza al precipitarse rauda del lugar perdiéndose en los confines celestes.

La partida citadina nos enseña la parafernalia de la ciencia. Médicos que caminan en su orgullo vano, como diría García Márquez, de creerse parecidos a Dios; enfermeras, que entre el chisme cotidiano y el refunfuño, hace gala de sus destrezas con jeringas, canalizaciones y extracción de sangre, tal si esperaran la visita del conde Drácula; camilleros, que como ambulancias bajo techo, llevan al paciente a todo dar por esos pasillos siniestros que conducen a un lugar privado de libertad.

La puerta cierra impetuosa; lloran los familiares afuera como el enfermo que adentro, comienza a conocer la vulnerabilidad humana, del malo y el bueno, y que, si aún no le toca, es el despertar consciente  que dice, de ahí, sólo nos libra Dios...

 consciente