miércoles, 8 de febrero de 2023

¡NOS QUEDAMOS ESPERANDO!

 Que el hombre, la mujer, convencidos de ser vulnerables ante Dios y la naturaleza, cambie de actitud.

Que no existíamos en época de la primera y segunda guerras mundiales, pero estamos seguros de que el ser humano convencional, es decir, aquel que no tuvo acceso a la religiosidad ortodoxa de los tiempos, cuando las grandes naciones se polarizaron a conveniencias ideológicas, hoy económicas, luego del cumplimiento de la premonición del marxismo, vivió la cotidianidad con el sentido común de la solidaridad.

Que la guerra ya es vista como un deporte, estadísticas de muertes y oropel, el armamentismo como capital, no importa la sangre derramada por niños y ancianos en Ucrania. Aquí, Trujillo sigue siendo el  guardia campestre que llenó de envidia y celos de poder a los eruditos, mientras Putin, es el predestinado de la ideología legendaria de una izquierda que reniega de ser rancia.

Los grandes temblores de una tierra también renegada ante tantos desaciertos, no nos hacen levantar con dignidad la cabeza.

Llegó la Covíd y trajo variantes peligrosas, como la influenza y otras tantas mutaciones; hoy, debido a la suciedad y hacinamiento de una nación subculturizada, tenemos diarrea por un tubo y siete llaves, a la que denominan cólera, seguida de dengue, difteria, la viruela del mono, cieno cloacal hasta las pestañas y un gran etcétera...

Junto a la basura, pestilencias como riquezas y argumentos proselitistas, crímenes y asesinatos también mutantes, según los nuevos códigos del narcotráfico, en fin, un ser humano para la maldad, pues no pudo ser la obra de Dios como la más perversa de las creaciones.

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